Opinión

2021: Año Internacional de la Paz y la Confianza

Por: Luis Eduardo Forero Medina
Acerca de lo que es la paz, el derecho a la paz y la confianza los conceptos difieren; ni siquiera la Declaración Universal incluye un artículo independiente sobre el derecho a la paz, que “ no solo es la ausencia de conflictos, sino que también requiere un proceso positivo, dinámico y participativo en que se promueva el diálogo y se solucionen los conflictos en un espíritu de entendimiento y cooperación mutuos”; por ello la Asamblea General de la ONU declaró el Año Internacional de la Paz y la Confianza, 2021, en miras al compromiso de esa organización de resolver las diferencias por medios pacíficos (arbitraje y solución judicial.) Conforme a la definición de la Rae, paz es la situación en la que no existe lucha armada en un país o entre paìses; relación de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos.

“La Justicia y la Paz se abrazarán”. (Salmo 85,11) Las Naciones Unidas, que en el mundo es admirada como un verdadero vehículo para lograr la paz y la seguridad; entre otras tareas, tiene el empeño de preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra. Guerras y conflictos hay por doquier, en África, Oriente Medio, Europa, Asia Central y en América. La paz ha sido arrinconada desde siempre, perturbada por batallas que se libran desde los años 70 del siglo XX que no se han podido solucionar definitivamente, como la de Afganistán, en el corazón de Asia, que, entre refugiados, desplazados internos y solicitantes de asilo, suman más de 5 millones. Desde los 90, Somalia en África no ha podido sellar ni los estragos de la guerra interna ni de la naturaleza. En este caso son más de 2 millones de desplazados por una y otra causa. La guerra de Siria, en el Oriente Próximo, la más larga y brutal de la región, según ACNUR, (La Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados), nueve años después del inicio de los combates, más de 6,1 millones de personas están desplazadas internamente y más de 5,6 millones huyeron a otros países de la región, como Turquía. Una de las peores crisis humanitarias del planeta la vive Yemen, un país bicontinental situado en Oriente Próximo y en África, donde después de cinco años, el 80% de la población necesita ayuda humanitaria para sobrevivir; no tienen qué comer. Los desplazados internos en Irak, Medio Oriente, como consecuencia de los conflictos entre gobierno y grupos armados, en 2018 dejaron 1,8 millones de desplazados internos, la mayoría niños. Hay países como Sudán del Sur, África, que desde su independencia (2011) ha vivido más años en guerra que en paz, dejando como secuela 4,2 millones de desplazados forzosos dentro y fuera de sus fronteras.
Los anteriores y la mayoría de confrontaciones que ponen en peligro la paz y minan la confianza entre las naciones son debidas a no aceptar las diferencias, no ser capaces de escuchar, no reconocer, respetar y apreciar a los demás, pues están acostumbrados a vivir en continua pelea. Cuando se presenta una controversia inter naciones o interiormente que resquebraje la paz y la confianza, la primera medida del Consejo de Seguridad de 15 miembros de la ONU, que tiene la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales, es recomendar a las partes que lleguen a un acuerdo por medios pacíficos sobre la base del diálogo político, el entendimiento mutuo y la cooperación, a través de la llamada diplomacia preventiva. La Asamblea General y el Consejo de Seguridad de la ONU son de los organismos de los que espera más la ciudadanía de cada país en conflicto para que reine en sus territorios la paz. En el Hemisferio rige la Declaración de Santiago sobre Medidas de Fomento de la Confianza y de la Seguridad 1985 que contempla que “Las medidas de fomento de la confianza y de la seguridad deben adaptarse a las condiciones geográficas, políticas, sociales, culturales y económicas de cada región y tienen su propio ámbito de aplicación, como lo demuestra la amplia experiencia alcanzada en el Hemisferio”.
Antes de un mes los gobiernos, sociedad civil, y ONG, promoverán actividades educativas y de concienciación para la celebración del Año Internacional de la Paz y la Confianza, a fin que se valore mejor las ventajas de la paz y la confianza, virtud que “está a punto de quebrantarse. La confianza en las instituciones nacionales. La confianza entre los Estados. Las personas están preocupadas y se sienten inseguras, debemos recomponer la confianza perdida. La corrupción es criminal e inmoral, y representa la máxima traición a la confianza pública”, dijo António Guterres. El jefe de la Iglesia Católica en mensaje de Navidad conjunto con el secretario de La ONU, el año pasado aseveró que “La confianza en el diálogo entre las personas y entre las naciones, en el multilateralismo, en el papel de las organizaciones internacionales, en la diplomacia como instrumento para la comprensión y el entendimiento, es indispensable para construir un mundo pacífico”. Una de las consecuencias actuales más peligrosas de la falta de confianza en las instituciones y gobiernos, es que mucha gente desinformada no cree en la COVID-19, indicó Noticias ONU.
@luforero4

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