Construyamos Familia Opinión

EL ARTE DE ELEGIR PAREJA (I)

Carlos Fradique Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia

El matrimonio es un contrato por el que un hombre y una mujer se unen con el fin de vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente. El matrimonio genera obligaciones de fidelidad, socorro y ayuda mutua en todas las circunstancias de la vida. La experiencia me ha enseñado que el socorro y la ayuda son más necesarias en la adversidad que en la prosperidad.

Las relaciones entre los casados son de dos clases, a saber: personales y patrimoniales.

El matrimonio, en sentido amplio, se puede perfeccionar en forma solemne o en forma consensual. En ambos casos, ha de tenerse en cuenta que el matrimonio lo celebran hombre y mujer. El juez, notario o religioso que presiden la ceremonia, son tan solo testigos de la celebración del contrato en nombre del Estado.

Para celebrar un buen contrato de matrimonio es obligatorio que las partes se hayan preparado para tal fin y que elijan con tino y con prudencia a la persona con quien se van a casar.

Las orientaciones para celebrar un buen contrato de matrimonio son de distinto orden y un buen equipo asesor debe estar integrado por lo menos con profesionales de las siguientes disciplinas: economía, psicología, derecho, pedagogía y medicina. No se puede descartar la formación que con su ejemplo deben dar los padres en el hogar y los maestros en la escuela.

El matrimonio es un contrato de ejecución permanente, o lo que es lo mismo, un contrato en el que segundo a segundo, ha de estarse a disposición de la pareja y llegado el caso a disposición de los hijos. Es un contrato que se renueva día a día porque todos los días al despertarnos somos personas diferentes a lo que éramos ayer. El secreto para que un matrimonio permanezca está en acoplarse, adaptarse a la pareja en cada amanecer, en cada nuevo día.

Antes de casarse o de unirse en pareja y más si hay decisión de procrear, la persona debe “investigar” integralmente a su futuro compañero o compañera. Hay que conocer su historia familiar, sus antecedentes de salud física y mental, su temperamento, sus adicciones, su formación académica, sus creencias religiosas y políticas y si es o no fundamentalista o radical en su forma de pensar, su estabilidad económica, sus costumbres sociales, su estado financiero, su formación en relaciones humanas, sus proyectos de vida frente a la construcción de una familia y sus planes frente a los hijos.

Si el matrimonio es un contrato, el contratante debe comportarse de manera semejante a como lo hace al celebrar otros contratos. Para comprar una casa para fijar la vivienda, los compradores visitan la construcción, confirman la solidez de los materiales, fijan el potencial de valorización y de ampliación, conocen el valor de su sostenimiento tales como cuotas de administración, impuestos, mantenimiento, servicios, proyectan la forma de pago y las eventuales formas de financiación, estudian los títulos de propiedad y todo lo demás que sea útil para hacer el mejor negocio.

Las variables que deben tenerse en cuenta son de diferente índole o sobre ellas me referiré en la columna de la semana entrante.