Opinión

IDIOMA PEDAGOGICO

Carlos Fradique Por:Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA
El idioma sirve para que las personas nos comuniquemos entre sí. Esta comunicación puede ser de diferentes formas: palabras, signos, gestos, escritos. Y estos pueden ser amables, respetuosos, positivos, negativos, alentadores, descalificadores, desafiantes, pacíficos, sinceros, beligerantes, etc.

Al decir pedagógico nos referimos en sentido amplio al cómo enseñar, transmitir conocimientos, formar con el ejemplo, de tal manera que los destinatarios de la enseñanza reciban mensajes positivos, que les sirvan para tener éxito y felicidad en su vida personal, familiar y social.

Entonces, por idioma pedagógico debe entenderse la comunicación positiva con la que los padres como primeros maestros y los docentes o maestros como segundos padres, logran que sus hijos y estudiantes formen hábitos y carácter que les permitan ser reconocidos como buenos hijos y buenos ciudadanos. Hijos y ciudadanos cumplidores de sus deberes, respetuosos de los derechos de los demás, honestos, honrados, cuidadores de sus vidas y de las vidas de los demás, progenitores responsables en el más amplio sentido de la frase.

Idioma pedagógico, idioma decente, idioma amoroso, idioma afectuoso, idioma respetuoso, idioma positivo para sembrar la convivencia sana.

En el mes de abril celebramos dos festividades muy importantes relacionadas con este tema, a saber: 1) El 23 de abril será el día del idioma cuya finalidad es recordar todos los aspectos cultos de la lengua castellana, términos decentes y expresiones decentes. En Colombia lo podemos extender a las demás lenguas y en especial a las nativas. 2) El último sábado del mes de abril se celebrará el Día Nacional de la Niñez y la Recreación, el que tiene por objeto realizar un homenaje a la niñez colombiana, con el propósito de avanzar en la sensibilización de la familia, la sociedad y el Estado sobre su obligación de asistir y proteger a los niños y niñas para garantizarles su desarrollo armónico e integral.

Entonces el IDIOMA PEDAGÓGICO debe orientarse de tal manera que padres y maestros, al unísono, con propósitos comunes, logremos que la familia, la sociedad y el Estado garanticen a los niños, niñas y adolescentes su desarrollo armónico e integral y hagan realidad los derechos fundamentales básicos como lo ordena la Constitución Nacional.

Y a este proyecto deben unirse todos los actores que tienen bajo su responsabilidad la tarea de educar, así sea informalmente, para la sana convivencia y el progreso de la Nación. Por ejemplo los medios hablados, escritos, visuales, en sentido amplio y de los organizadores de eventos públicos como festivales, reinados, desfiles, etc.

Es importante recordar todos los días los derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud, la seguridad social, la alimentación equilibrada, el tener un nombre y nacionalidad, el tener una familia y no ser separados de ella, el cuidado, el amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión; el ser protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos.

El idioma pedagógico en el hogar debe ser amoroso, sin gritos, sin amenazas, sin fuete, sin golpes, sin retaliaciones, sin ninguna clase de violencia. Que no haya más noticias sobre hijos lesionados por sus padres y mucho menos asesinados por sus progenitores.

El idioma pedagógico en la escuela, debe estar lleno de pasión bondadosa por la enseñanza, con honradez para comprobar el aprendizaje, con visión para descubrir las virtudes y el potencial de cada estudiante. El maestro debe ser un artista que moldee un ser exitoso en el campo del saber humano según las aptitudes del estudiante.

El idioma pedagógico en la sociedad y los medios debe ayudar a garantizar la autoestima de las personas, para evitar que caigan en las redes del comercio inescrupuloso, para evitar la progenitura infantil, para fortalecer valores y conductas que ayuden a la paz del individuo, de la familia, de la sociedad, de la nación.
Todos, Ud., yo y nosotros debemos comprometernos desde ya para que nuestras formas de comunicación con los niños, niñas y adolescentes, sean pedagógicas, formadoras, educativas, todo por el bien de nuestra Colombia y por el buen futuro de la paz que todos anhelamos.

Bogotá, 6 de abril de 2015.

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