Opinión

El despelote del día sin carro y sin moto: un día para no olvidar

JoseLuis2 Por José Luis Ramírez Morales
Rendirle homenaje al Día de la Tierra es un bonito eslogan para imponerle a la ciudad un día sin carro y sin moto. Nadie niega que dejar de descargarle al aire de la ciudad unas cuantas toneladas de contaminantes, gracias a dejar guardados los carros y las motos, sea una buena acción para el medio ambiente.

Pero la verdad es que al Día sin carro y sin moto que se inventó el alcalde Gustavo Petro le faltaron argumentos de fondo, porque no hay derecho a que a la gente se le quite su carro para ofrecerle a cambio un transporte indigno, como quedó demostrado, cuando las demoras en los paraderos y estaciones de TransMilenio y del Servicio Integrado de Transporte Público (SITP) se intensificaron para los usuarios.

Que sepa el Alcalde que esta reflexión no es contra su gobierno, no es contra él, es por la improvisación y el desagrado que causa ver a la gente haciendo sacrificios, tanto de salida como de llegada a sus hogares. Que se entienda que no es política, ni menos persecución, sino un acto de impotencia en las calles y avenidas de esta ciudad, ante la aglomeración y largas filas, llenas de críticas y sufrimientos de los usuarios.

Había que ver los tumultos de gente peleándose en los paraderos para tratar de llegar primero al bus. Las quejas de que los buses no son suficientes y los que hay en servicio se demoran y pasan llenos, que ya son habituales en la ciudad, se intensificaron.

Trato inhumano fueron las escenas principales del día sin carro y sin moto, que quedarán en la memoria colectiva, alcalde Petro. Empujones, rasguños, codazos y largas esperas fueron la constante que los usuarios de los buses de TransMilenio y del Sistema Integrado de Transporte vivieron.

La jornada del Día sin carro y sin moto debe llevar a reflexionar a la administración en torno a lo que les espera a los bogotanos cuando terminen de salir de las calles, antes de terminar este año, los buses tradicionales.

¿Alcanzarán los buses azules y rojos con el colapso actual que tienen a garantizar el servicio? Con el despelote que existe, por no conocer las rutas ni los paraderos donde se deben tomar, y lo que es peor, a estas alturas, todavía es una odisea recargar las tarjetas de Tullave, o si no, dígame en su barrio cuántos puntos de recarga hay.

Una jornada como la del día sin carro y sin moto que impuso el Alcalde debería servir para evaluar las múltiples fallas que tiene el SITP, empezando por la comunicación a los usuarios.

El cansancio de los bogotanos, el malestar, la ira y la intolerancia son el reflejo de una ciudad que está mamada del espectáculo de sangre, de atracos, robos y muertes en el transporte público de la ciudad. Nadie ha medido el pavor que les produce a los usuarios utilizar este servicio.