Construyamos Familia Opinión

DEBERES DE LOS HIJOS.

-Lea también: Deberes legales de los hijos con sus padres en Colombia (Clic aquí)

Carlos Fradique Por:Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (34)
«Si alguien está violando un derecho, es porque está incum­pliendo uno de sus deberes.» «Si todos cumplimos con nuestros deberes, na­die violará nuestros derechos.» “Cada oveja con su pareja y cada derecho con su deber satisfecho.”

Así como los hijos tienen derechos, así mismo tienen deberes. Y es porque no hay derechos sin deberes. En la cultura colombiana se quieren imponer primero los derechos, pero para el bien de la familia, la sociedad y el País, considero que primero deben ser los deberes, para tener autoridad moral para reclamar los derechos.

En principio es importante tener plena claridad sobre los deberes de los hijos frente a sus padres. Dispone la ley que los hijos deben respeto y obediencia a sus padres, deben cuidarlos y de manera especial en su ancianidad, en el estado de demencia y condiciones semejantes y en todas las circunstancias de la vida en la que los padres necesitaren del auxilio de sus hijos.

La obligación de socorro se extiende a los abuelos, en cuanto ellos la necesiten.

Y frente a cada deber de los padres corresponde un deber de los hijos. Ensayemos un listado de esta corresponsabilidad.

Los hijos deben tratar a sus padres con respeto, considerarlos sus amigos, sus consejeros, sus guías. Conviene que los hijos escuchen las advertencias de riesgo que les hagan sus padres. Puede que los hijos tengan mejor dominio sobre la tecnología, pero los padres tienen, la mayoría de las veces, más experiencias y más olfato para detectar el peligro.

La sabiduría de los padres no se mide por los diplomas o títulos que tengan. Debemos estar seguros de que los conocimientos adquiridos en la Universidad de la Vida son tan valiosos y útiles como los que dan las aulas de clase de las instituciones educativas. Se recomienda que los hijos no vean un sus padres a personas anticuadas o arcaicas e incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos.

Unido al respeto, los padres merecen el amor, el afecto y la tierna caricia de sus hijos, La palabra amable, el saludo fraterno, la llamada que alienta y el recibir las gracias por la vida y la atención que han prestado a sus hijos. Es probable que haya padres y madres que no hayan sido afortunados en la crianza de sus hijos y los hayan maltratado y hasta abandonado. Los hijos pueden superar estas falencias con la ayuda de sus maestros y de un orientador familiar. Padres, madres e hijos somos de la especie humana, esencialmente imperfecta y propensa a cometer errores y desaciertos. Por esto los padres merecen toda consideración y hasta el perdón y con esta actitud se reconforta el alma y se libera el espíritu.

Como todo derecho conlleva un deber los hijos tienen la obligación de aceptar las enseñanzas de sus padres y de la escuela. Deben procurar ser los mejores estudiantes en el campo de sus habilidades y condiciones. No está bien exigir a un hijo dotado de mal oído que sea buen músico o a uno de baja estatura que sea excelente basquetbolista. Para cada hijo, éxitos según sus capacidades. Los hijos deben profesionalizarse, pero sin entender que ser profesional es ser doctor y menos en Colombia en donde se irrespeta este título académico. Ser profesional es aprender a hacer las cosas bien, hacerlas excelentes para ser los mejores entre los del mismo oficio. La buena educación y la excelente información y capacitación son la mejor herencia que podemos recibir de nuestros padres y de la familia.

Los hijos deben respetar la vida y la liber­tad de sus padres y de los demás miembros de la familia. No deben tratar a sus padres como sus vasallos o súbditos, ni darles órdenes como si fueran sus esclavos.

Los hijos deben dar a sus padres las explicaciones que les pidan respecto de sus acciones. Sin mentiras, sin engaños, sin embustes. Sinceridad ante todo y respeto recíproco para que haya una buena comunicación de doble vía.

Por último es importante recordar que si un hijo injuria grave o atrozmente a sus padres, puede perder el derecho a los alimentos y ser desheredado o declarado indigno de heredar.

El mes de junio lo dedicaré a reflexionar sobre la necesidad de que vivamos sin celos, sin despecho, como cultura para minimizar la violencia en la familia.

Bogotá, 25 de mayo de 2015.

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