Por Mauricio Botero Caicedo
En reciente artículo en el diario El Colombiano (Julio 6/15), el columnista Juan David Escobar Valencia afirma: “Luego del envenenamiento colectivo perpetrado por el narcocártel Farc, a los habitantes de Tumaco y de las riveras del Río Mira, uno de los terroristas ahora convertido en actor político por este gobierno encubridor, dijo sin sonrojarse: «…Cuando dinamitamos un oleoducto y el petróleo se derrama sobre un río, o un humedal, no estamos destruyendo el ecosistema, lo estamos liberando del imperialismo yankee.

Si no derramáramos el crudo, este se iría fuera del país y enriquecería al gran capital mundial. Por eso preferimos derramarlo sobre nuestros ríos, quebradas, humedales y selvas. De esta forma dejamos el petróleo dentro del país y no dejamos que los gringos se aprovechen de nuestra biodiversidad al mismo tiempo…»”

¿Quién le podrá explicar al narcoterrorista de las Farc que los pocos barriles de petróleo que exporta Colombia a los Estados Unidos son insignificantes en el contexto mundial, y en cuestión de minutos los estadounidenses pueden reemplazar este petróleo con crudo del Oriente Medio?

¿Quién le puede aclarar a este idiota fariano que de la misma manera en que exportamos petróleo a EE.UU, importamos cantidades masivas de gasolina de este país?

¿Quién le puede contar a ese analfabeta de las Farc que los Estados Unidos están muy próximos a convertirse en autosuficientes en materia de hidrocarburos y de ahí a exportar petróleo al resto del mundo sólo hay un paso?

¿Quién le pude hacer entender a ese cretino narcoterrorista que al derramar crudo sobre nuestros ríos, quebradas, humedales, y selvas a los únicos que está afectando es a nosotros los colombianos?

¿Quién le puede recalcar a este troglodita armado que los derrames afectan principalmente a los sectores más vulnerables de la población, sectores que ellos mismos afirman defender?

Tristemente todo esfuerzo en aclararle algo a las Farc va a ser en vano. Estos salvajes no pasan de ser una caterva de asesinos, de fanáticos, y de matones ignorantes.