Por: Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (41)
El artículo 42 de la Constitución es enfático al disponer que la familia es el núcleo fundamental de la sociedad y que se constituye, entre otras formas, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio ceremonia o por la voluntad responsable de un hombre y una mujer de conformarla o, lo que es lo mismo, de celebrar matrimonio consensual.

Y agrega que la pareja tiene derecho, al mismo tiempo el deber, a decidir responsable y libremente el número de sus hijos, y deberá sostenerlos y educarlos mientras sean menores o impedidos y ordena que la ley reglamente la progenitura responsable. En verdad lo que se debe hacer es ordenar y coordinar las diferentes normas que reglamentan la progenitura y crear conciencia social y familiar para que hombres y mujeres, antes de tomar la decisión de tener un hijo cuenten con por lo menos con lo mínimo necesario para garantizarle dignamente los derechos fundamentales del nuevo ser.

Y por último dispone que las formas del matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo, los deberes y derechos de los cónyuges, su separación y la disolución del vínculo, se rijan por la ley civil. Esto significa que las ceremonias religiosas solo se pueden celebrar si hombre y mujer cumplen con los requisitos que establece el código civil.

En cuanto a la edad para celebrar la ceremonia se refiere se consideró que era la hábil para permitir la procreación de tal manera que el matrimonio era la institución que permitiría garantizar la subsistencia de la especie humana y se recomendó de manera ligera e irresponsable que se debían tener tantos hijos como fuera posible. Y se rindió culto a las familias numerosas. Mujeres que solo vivieron para ser objeto sexual de sus maridos y para criar hijos. Mujeres sin adolescencia para las que se inventaron la llamado PROFESIÓN HOGAR.

Los tiempos cambian y las necesidades se modifican. Hoy la mujer tiene el mismo derecho y hasta el deber de ser protagonista del manejo de la familia, de la sociedad y del gobierno. Los hijos vienen pero deben venir planeados, deseados y sus derechos garantizados.

Antes se permitía el matrimonio ceremonia a partir de los 12 años para la mujer y de los 14 para el hombre. Papás adolescentes y sin ninguna preparación. La Corte Constitucional igualó la edad a los 14 años. Este cambio en nada remedia la progenitura irresponsable.

Ahora se informa que se presentó un proyecto de ley para modificar la edad para celebrar nupcias.
El matrimonio está ligado por naturaleza a la maternidad. El matrimonio no es la ceremonia, sino la renovación diaria de la voluntad de convivir y de vivir como empresa familiar.

Hay dos formas de matrimonio, a saber: 1) El solemne que se perfecciona con la ceremonia y, 2) el consensual que se perfecciona con el mero consentimiento del hombre y la mujer. El código civil regula la ceremonia y ahora se propone que se pueda celebrar a partir de los 18 años. ¿Y cómo evitar los matrimonios consensuales y la progenitura antes de los18 años? Es legalmente imposible. La ley no podría castigar a una pareja de adolescentes que se unan para vivir juntos o para tener sexo y que de esa relación se engendré un hijo.

En las instituciones educativas se enseñan desde el kínder los derechos a la sexualidad y a la reproducción. ¿Cómo se le puede exigir a un adolescente que no tenga sexo, si las llamadas clases de educación sexual, son verdaderas clases de excitación sexual? Somos un país contradictorio y a veces incomprensible.

Lo que Colombia urge es la reglamentación integral del matrimonio, incluido el consensual y la formación de una sólida conciencia social para que la progenitura sea responsable y ojalá entre los 25 y 45 años. Tan irresponsable es que adolescentes de 14 años sean padres como hombres de más de 50 se enreden con jovencitas para sentirse machos al procrear hijos que en su infancia no compartirán con un padre sino con un abuelo si es que esa relación asimétrica llegare a permanecer.

Y debemos recordar que dos hijos pueden ser suficientes, tres pueden ser demasiados y que la ley no tiene poder para regular el amor ni la atracción sexual y menos es un país que venera el erotismo.

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