Opinión

A 100 años de la primera “Danza de las Horas” de Calibán.

Luis Eduardo Forero Por: Luis Eduardo Forero Medina
Enrique Santos Montejo (1886 – 1971) inició su carrera periodística en Tunja, estando vinculado al periodismo durante más de medio siglo.

“Danza de las horas”, su columna ubicada en la página editorial del periódico EL TIEMPO, era separada con asteriscos los cinco o más temas que trataba. La primera Danza fue escrita por Calibán , el 20 de agosto 1915, la última el 24 de septiembre de 1971, cuatro días antes de su partida. ¿Cómo era el estilo de la pluma irremplazable ? Para “Ayax”, era “directo, pungente, sencillo, transparente…huia de todos los vicios del idioma… decia las cosas como las sentía” Sin embargo, .. “nadie puede quejarse de una injuria proferida por Caliban”, agrega García-Peña.” Calibán siempre modesto y muy generoso, reconoce que se equivocaba “ con demasiada frecuencia, se me escapan numerosas barrabasadas, me contradigo, y todo lo que se quiera. Pero siempre honradamente.” Calibán que trabajaba hasta la madrugada como Klim (Lucas Caballero Calderón), se quitaba el pan de la boca para dárselo a un necesitado, solucionar los problemas de los demás era lo que prefería en su trato con las personas. “Dios proveerá”, solía decir. Roberto García-Peña dice que “tolo lo entregaba a manos llenas sin importarle nunca su situación personal”. En su Danza de las Horas se ocupaba desde “ los hechos universales”, como del pensar del ciudadano a pie. En la célebre huelga de los choferes bogotanos de 1937, ante la reacción desmedida de Gaitán, Calibán los defendió reconociendo que “los choferes habían cometido un error.”
Después del incendio de EL TIEMPO, (6 de septiembre de 1952), y de su clausura el 3 de agosto de 1955, Calibán, abuelo del presidente Juan Manual Santos, surgió con su Danza como el ave fénix, y continuó escribiendo en su Remington, “Si poseía facilidad para escribir, para hablar era todo lo contrario”, anota su hijo Hernando Santos Castillo. Los 44 años de hegemonía conservadora que Calibán criticó crudamente, son los mismos 44 que partió el ícono del periodismo americano. Al releer sus columnas parecen escritas ayer, la situación nacional e internacional ha cambiado poco en cuento a igualdad, justicia y derechos humanos. La inercia oficial, componendas y descuido de las Regiones que tanto censuró siguen al orden del día.

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