Construyamos Familia Opinión

RELACIONES HUMANAS EN LA FAMILIA.

Carlos Fradique Por: Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (49)
Entre las causas de divorcio están los ultrajes, el trato cruel, los maltratamientos de obra y la embriaguez habitual de uno de los cónyuges.

No se entiende bien que la pareja en la etapa de conquista, durante el noviazgo cuando se vive esta experiencia o en los primeros meses de convivencia se comporte decentemente, sea detallista, tolerante y que luego cambie radicalmente su forma de ser de tal manera que olvide las buenas relaciones, la comunicación decente, la solidaridad, la ayuda mutua, el cultivo de la amistad, la voluntad de diálogo proactivo y cordial, el respeto por la diferencia y los derechos humanos de los integrantes de su familia.

Los ultrajes, agravios, insultos, injurias, la indiferencia, el lenguaje vulgar, las miradas de desprecio, los celos enfermizos, los golpes, las bofetadas, las agresiones físicas, las lesiones físicas, la violencia psicológica, los retos a pelear, el desafío por conductas que a la otra persona no le agrada, el bloqueo económico, el maltrato sexual, el irrespeto sexual, la calificación de conductas como defectos, el acceso a las máquinas de comunicación tecnológica, el bloqueo laboral, la desautorización frente a los hijos, el chisme, el espionaje, el desprecio por las ideas, la calificación de ser tonto, tonta, estúpido, estúpida son faltas graves de respeto que atentan contra la armonía y sana convivencia en la familia.
Y estas conductas se pueden presentar con mayor frecuencia cuando la persona se encuentra bajo el estado de embriaguez o de excitación por consumo de sustancias que generan dependencia.

En Colombia NO HAY PREPARACIÓN ACADÉMICA PARA ASUMIR LAS OBLIGACIONES QUE GENERA EL CONTRATO DE MATRIMONIO y mucho menos para el matrimonio consensual al que las personas no le dan la seriedad que merece. Para suplir esta falencia diseñé el Diplomado en Educación para la vida en Familia.
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Las personas se unen con la idea de que todo lo aprenderán en el camino, se comportan como cuando alguien decide hacer un viaje de aventura, sin destino cierto y sin prever lo que pueda pasar en su experiencia viajera. En el matrimonio no se pueden tomar esos riesgos. Hay que prepararse con el debido tiempo de tal manera que la decisión de formar una familia, sea fruto de madurez y de responsabilidad.

La familia es el más importante núcleo de la sociedad y el trato entre las personas que la integran debe estar claro desde el comienzo mismo de la negociación para que el contrato deje ganancias, los socios actúen de manera responsable y libre y cultiven la sinceridad de manera que la convivencia dure ojalá toda la vida.

La pareja debe aprender a comunicarse, a dialogar de manera decente, oportuna, clara y tranquila. Sin censuras permanentes, sin gritos, sin ofensas, para mantener viva la llama del amor que necesariamente cambia con el tiempo. Cada nuevo amanecer es una oportunidad maravillosa para renovar la voluntad de fortalecer el matrimonio.

La tolerancia, la comprensión de las situaciones difíciles de la pareja son parte de una buena relación entre seres humanos. Cada persona es un ser único e irrepetible. Somos por esencia diferentes, tenemos gustos desiguales, olemos con olor disímil los distintos momentos de la vida. El mismo color de una flor es visto de diferente tonalidad por cada uno de los integrantes de la pareja. Compartir esa diferencia es parte de las buenas relaciones humanas.

Los primeros maestros en relaciones humanas son los padres y su entorno familiar. Si los padres saludan y dan las gracias los hijos aprenden a saludar y a dar las gracias. Si los padres se tratan con vulgaridades los hijos aprenden a ser vulgares. Si los padres o su entorno se retan a golpes los hijos aprenden a golpear. Los hijos imitan las relaciones humanas de sus padres y de su entorno familiar.

La decencia, la cortesía, los buenos hábitos de vida, las normas de educación, el amor al estudio, el respeto a los valores humanos los aprenden los hijos en su familia y en su entorno familiar, integrado por abuelos, primos, tíos y tías.

Todavía es tiempo para formar buenos hábitos de sana convivencia y excelentes relaciones humanas.

Bogotá, 28 de septiembre de 2015.

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