Opinión

PUEBLOS: PASEO FIN DE SEMANA.

Diego Calle Pérez Por: Diego Calle Pérez.
CORTO Y PUNTUAL
Algunos de los programas del canal regional Teleantioquia nos muestran imágenes de cómo es la vida cotidiana de varios pueblos de la rica variada geografía del Departamento entre montañas.

El escenario es el mismo al llegar a cualquiera de los municipios. Una plaza con un Kiosco, una fuente de agua donde se bañan las palomas y juegan algunos niños, las cafeterías y las cantinas tradicionales, los supermercados y una que otra sucursal del banco agrario. Los números de las calles y carreras tienen su nomenclatura, pero se reconocen por los nombres de las familias que las habitan. Hay casas que se caracterizan por sus tradicionales corredores, puertas y ventanas.
En algunos pueblos las casas permanecen cerradas en semana y solo se abren los días de vacaciones que sus dueños las habitan con los familiares que invitan los sábados y domingos de puente festivo. Los inquilinos de fin de semana llegan con el ánimo citadino del vallenato y las baladas de música parrandera. ¿Qué vecinos encuentran para animar la fiesta? Los pueblos recuperan su actividad los fines de semana, cuando se sienten las cabalgatas, los carros en las calles y el entusiasmo en las reuniones de amigos para el sancocho y el disfrute de las fotos para el nuevo embeleco: “whatsapp”.
La vida cotidiana de los pueblos de la zona de Urabá es muy distinta y distante a la de Montebello, Abriaqui, Giraldo, Carolina del Príncipe, Angostura, Anori, Anza por nombrar algunos, a diferencia nos muestran en Caucasia, Puerto Berrio, La Ceja, Rionegro. La vida cotidiana de los municipios del Norte Antioqueño y que denominan los de la vía láctea es muy diferente a la del bajo Cauca. Un fin de semana en el suroeste antioqueño en especial en Jardín, Jericó y en Andes, es muy distinto a un fin de semana en Sabaneta o en Girardota. Manuel Mejía Vallejo nos enseño a interpretar las subregiones de Antioquia. En que pensaran los nuevos escritores que relatan un viaje fin de semana, a un pueblo donde se ven sus habitantes llegar de la vereda en la escalera y en motos que perturban la marcha de las mulas de carga. Ya no se enjalma, los caminos se ensanchan con cemento en las cunetas. Todo es recuerdo en una foto y en las imágenes de almanaques de diciembre. Las fiestas tradicionales se transforman con natillas en cajas y buñuelos de panadería. Los bafles de los carros son los parlantes de la rumba domingo de madrugada en el parque o en la calle que se cierra con la olla de la cuadra. Todo se muda, todo se transforma, los pueblos tienen más habitantes los fines de semana, son pocos los que buscan un sitio de tertulia, los que llegan traen sus bolsas de víveres y poco se consume de los estantes de los graneros de tradición como ocurre en Titiribí, donde otrora fuera el sitio de la mina de Don Carlos Coroliano Amador. Los pueblos de Antioquia tienen la característica de tener más habitantes los fines de semana. Razón muy valedera para ampliar vías que desplacen a sus habitantes en los paseos de fin de semana.