Construyamos Familia Opinión

LA FAMILIA Y LA VIDA ESPIRITUAL

Carlos Fradique Por: Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (72)
Hemos dicho que la familia es la primera sociedad y el primer Estado en el que se desenvuelve el ser humano. Así mismo podemos afirmar que la familia es la primera Iglesia, Sinagoga, Mezquita, Templo donde se aprende a vivir la vida espiritual, así haya progenitores que se proclamen ateos, antirreligiosos o agnósticos.

La religión es una relación recíproca entre el ser humano y un Ser superior que consideramos el creador de la vida. El mundo es politeísta porque al Dios creador le ha dado diferentes nombres, pero me atrevo a creer que en el fondo se trata del mismo Dios. Y el ser humano ha manipulado a Dios para hacerle decir y hacerle obrar a veces en contra del mismo ser humano. No de otra manera se explican las guerras que se han originado y que perviven en nombre de Dios. Lo más irónico es que siendo Dios, en sentido general, el autor de la vida y el símbolo del amor, lo conviertan en defensor de la muerte y peor de muertes violentas y de rencores y odios insuperables.

Dios es tolerancia, pero quienes se toman el privilegio de ser sus voceros proclaman la intolerancia. Que Dios se deba llamar Jehová, Yahveh, Jesucristo, Alá, es una circunstancia temporal y regional y la han convertido es esencia y causa de discordia.

Yo creo que una manera de lograr la conciliación religiosa es la de que los voceros autorizados de Dios se desprendan de su soberbia, de su creencia de ser semidioses y acepten que sus religiones tienen creencias comunes y que la vida y la felicidad deben ser sagradas. Solo por ellas vale la pena vivir.
Las religiones tienen preceptos generales y me atrevo a decantarlos y resumirlos en los siguientes seis, que de observarlos medianamente serían fuente de paz en las familias y la sociedad:

1) HONRAR LA ESPIRITUALIDAD. El espíritu, el alma, son el receptáculo de Dios. Amar a Dios sobre todas las cosas. Honrar a Dios y solo a él. El medio es la oración, el tomarse las manos, papá, mamá e hijos, cerrar los hijos y figurar que están en presencia del Creador quien les renueva la vida y siembra la paz en sus cuerpos y mentes.

2) HONRAR LOS PADRES Y A LOS HIJOS. La familia, no habrá cansancio al repetirlo, es la célula de la sociedad. Una comunidad es lo que son sus familias. Familias tolerantes, echadas pa´lante como se dice en el Caribe, son garantía de sana convivencia y progreso. El respeto recíproco entre padres e hijos genera confianza. El buen trato, el ejemplo de buenas costumbres, las palabras amorosas, son semillas de paz.

3) RESPETAR LA VIDA DE LOS DEMÁS Y LA PROPIA. Se resume en no matar, no lesionar, no dañar física, mental, espiritual, afectiva o socialmente. Parece más lesivo que a una persona la maten dejándola viva que haciendo realidad la muerte. Ser causa de una enfermedad insanable, como la drogadicción o dejar a una persona parapléjica con sus facultades mentales limitadas o secuestrarla son delitos tan graves como matar.

4) RESPETAR EL PATRIMONIO PRIVADO Y PÚBLICO. Es lo mismo que no robar, no apropiarse de lo ajeno. Los delitos de robo comienzan por lo mínimo. Esconder un pan para sacarlo de la casa, una comida para ocultarla en la vestimenta, hasta apropiarse con el ropaje de contratos de millones y billones de recursos destinados a obras públicas o a la alimentación de los niños.

5) SER LEAL CON LA PAREJA Y LA FAMILIA. En las familias monógamas se entiende más fácil este precepto que en las polígamas. Lealtad y fidelidad, dos pilares que generan confianza. Tienen que ver con la honradez en general.

6) HONRAR LA VERDAD. Es tanto como no mentir, no engañar, no falsificar. La mentira genera odios, deseos de venganza. Y en la familia la mentira enfurece.

Entonces, honrar a Dios, a los padres, no dañar la vida, ser leal con la verdad, respetar la familia y el patrimonio ajeno, se vuelven los pilares universales para una sana convivencia y para lograr la felicidad de los seres humanos. Que en estos días de reflexión podamos rehacer nuestro futuro universal para tener paz y amor en las familias y de contera en la sociedad y los países.

Estaré de regreso, Dios mediante, el próximo lunes 28 de marzo.

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