Economía

Las conclusiones sobre Juventud, Emprendimiento y Educación del Encuentro Empresarial Iberoamericano

cumbre-iberoamericana–Con una serie de recomendaciones por parte de los empresarios a los Jefes de Estado y presidentes Iberoamericanos, culminó en Cartagena el XI Encuentro Empresarial, al que asistieron 600 líderes empresariales de los 22 países de Iberoamérica.

En la ceremonia de clausura, Daniel Funes, presidente de la Organización Internacional de Empleadores; Antonio Garamendi, Presidente de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa; y Bruce Mac Master hicieron entrega de la propuesta empresarial.

El documento que hace referencia a Juventud, Emprendimiento y Educación (temas del Encuentro y la Cumbre Iberoamericana) y Anticontrabando, les fue entregado al Rey de España y los presidentes de Colombia, Chile, México, Perú y Portugal.

En materia de lucha contra el contrabando, señaló Mac Master, “el sector empresarial latinoamericano comprende que la lucha a ese flagelo no debe ser sólo de los gobiernos de la región, requiere la colaboración de las agremiaciones y empresas que se ven afectadas. En este contexto, se creó la Alianza Latinoamericana Anticontrabando -ALAC- como una iniciativa del sector privado para colaborar con los gobiernos”.

“El contrabando y otros fenómenos como el narcotráfico, el tráfico de armas, y el lavado de activos, entre otros, constituyen las fuentes de financiamiento de redes criminales que amenazan la seguridad, la institucionalidad y la sociedad de nuestros países”, enfatizó el presidente de la ANDI.

De otra parte, Daniel Funes aseguró que “la situación actual de los jóvenes en Iberoamérica no es alentadora. Se estima que uno de cada cinco jóvenes latinoamericanos entre 15 y 24 años no estudia ni trabaja, unos 20 millones, frente a 13,7 millones en el total de Europa. Algunos países tienen una tasa de pobreza juvenil superior al 50%”, afirmó Daniel Funes.

Para Antonio Garamendi, “el concepto de empresa ha cambiado, por lo que la educación también tiene que cambiar. Los modelos de aprendizaje, usando las TIC, permiten mayor flexibilidad y acelerar los ritmos del aprendizaje”.

A continuación transcribimos el documento con las recomendaciones del Encuentro Empresarial Iberoamericano 2016:

Juventud, Emprendimiento y Educación

Nos enfrentamos hoy a una nueva realidad. La cuarta revolución industrial llegó al mundo y debemos adaptarnos a ella, debemos aprovechar las oportunidades que nos trae, superar los obstáculos y dificultades e insertarnos en esta nueva economía, que está prevista como una ola más importante y disruptiva que las anteriores, permitiendo no solo incrementos en productividad e innovación en productos, sino también la transformación de los modelos de negocio.

Ahora el mercado digital es parte de nuestro día a día, el ecosistema digital es hoy la principal estructura económica en el mundo. La relación de cada persona, cada empresa y cada país con el ecosistema digital va a determinar su capacidad para progresar. Por lo tanto las economías, sociedades o empresas que adopten los cambios que conlleva la economía digital prosperarán, mientras que las que permanezcan estáticas quedarán rezagadas.

En la región, si bien los gobiernos han dado los primeros pasos para el desarrollo del ecosistema digital, comprometiéndose con proyectos de alcance regional y actividades orientadas a promover la innovación, la formación de capacidades digitales, la difusión y transferencia de nuevas tecnologías y buenas prácticas de gestión, aún queda mucho por avanzar.

Tenemos un 50% de latinoamericanos que aún no están conectados a internet, y solo 1 de cada 4 de los 100 sitios web más usados en la región, son desarrollados localmente, además el nivel de uso y adopción de tecnologías digitales en la actividad productiva es aún escaso y virtualmente inexistente en pequeñas y medianas empresas. A lo anterior se suma el déficit de habilidades digitales, la ausencia de apoyo a la innovación local, la rigidez en la regulación, los esquemas tributarios, las rigideces para el teletrabajo, el déficit en logística y la desprotección de consumidores.

Necesitamos crear un mercado digital común en el que no haya restricciones de bienes, servicios y capital de industria digital, en donde existan facilidades para teletrabajo intrarregional, libre competencia sin barreras, la protección al consumidor y de datos personales sea eficiente y la regulación sea convergente. Para esto debemos sacar ventaja de nuestras fortalezas que
tenemos como región, entre las que se destacan las siguientes:

• El avance en la infraestructura de comunicaciones debido a las inversiones realizadas. Se prevé que en 2016, en América Latina la adopción de internet ha crecido más que en otras regiones. Para la región se pasó del 21% de la población en 2006 al 47% de la población en 2013 y la meta es llega en el año 2019 a ser superior al 100%.

Adicionalmente Latinoamérica es la región del mundo con mayor porcentaje de usuarios de redes sociales sobre el total de los usuarios de Internet, con el 78,42% por encima de Europa o Norteamérica, y cinco de los diez primeros mercados en redes sociales, se encuentran en la región.

• La población joven latinoamericana es muy permeable a los avances globales y tecnológicos. Esto, unido a que en la región, son principalmente jóvenes los emprendedores, permite trasladar ese cambio de mentalidad tecnológico-digital a la sociedad y a la empresa favoreciendo el acceso al mundo digital.

• Adicionalmente, la juventud iberoamericana es de las más creativas del mundo y la segunda región del mundo usuaria de internet. Eso significa que es netamente desarrolladora y consumidora de contenidos digitales, lo que está contribuyendo a que la región sea considerada como un ‘hub’ de emprendimiento joven, con una fuerte tendencia a liderar el sector de emprendimiento disruptivo en áreas como el marketing y el ocio.

• El idioma español, es hablado por el 6,15% de la población mundial y se ubica en la lista de los cinco primeros idiomas más hablados, después del chino mandarín, el hindú y el árabe y por encima del inglés (5,43%). Además, en el nuevo entorno digital, el idioma español es el segundo idioma materno por usuarios que escriben en sitios web, después del chino y antes que el inglés, circunstancia que se explica por el gran uso que los hispanos de América hacen de Internet. Por lo tanto, el idioma representa una clara oportunidad social y económica para Latinoamérica y su posicionamiento, debiendo impulsarse y apoyarse la creación de contenidos y servicios digitales en este idioma.

¿Qué se necesita entonces para impulsar la digitalización y lograr adaptarnos a esta nueva economía? Son prioritarias las alianzas público-privadas, las políticas habilitadoras y disruptivas que promuevan ese mercado digital común y aprovechen las ventajas actuales, y que, como parte de la estrategia regional de desarrollo económico y productivo de Iberoamérica esté la digitalización de los procesos productivos y el campo del internet industrial.

Diagnóstico

La juventud en los países de América Latina y el Caribe representa una proporción importante de la población. Son 163 millones de jóvenes que tienen dificultades para ingresar al mercado laboral, que cuentan con pocas oportunidades, y a los que la pobreza y desigualdad los afecta en gran medida. Por lo tanto, son grandes los desafíos que enfrenta la región en este sentido con el fin de lograr su inclusión económica y social, la erradicación de la pobreza y la reducción de la desigualdad.

Como reflejo de esta situación, encontramos que al menos 2 de cada 10 jóvenes no están empleados, no estudian ni reciben capacitaciones, y otros 2 de cada 10 están trabajando en algún empleo informal. En este sentido, las cifras para las mujeres jóvenes son aún más alarmantes, en tanto que 30% de ellas no tiene empleo y no estudia o recibe capacitación, con un 15% trabajando en empleos informales.

Encontramos entonces en Iberoamérica, que estos desafíos se convierten a su vez en oportunidades para el desarrollo de las competencias en los jóvenes y para lograr un mayor dinamismo en el emprendimiento juvenil, que en la región se caracteriza por una alta presencia de emprendimiento de subsistencia, en donde un 26% de los emprendedores lo hace por necesidad y no por oportunidad. El problema radica en que este tipo de emprendimiento no es una fuente de empleo de calidad.

Es este otro de los temas en los que debemos enfocar los esfuerzos de la región para lograr que el emprendimiento sea uno de los principales motores de crecimiento y desarrollo. Si bien hemos tenido avances en el desarrollo de ecosistemas de emprendimiento, aún son incipientes, y las barreras y obstáculos siguen estando por encima de economías emergentes y de los países de la OCDE.

América Latina es la segunda región del mundo que más personas económicamente activas tiene involucradas en el mundo del emprendimiento, y es donde más nos demoramos en abrir una empresa (29 días) y la segunda región donde es más costoso (29% del ingreso per cápita). Este poco dinamismo empresarial se debe a baja adopción de prácticas gerenciales, baja intensidad innovadora y limitado acceso a financiación.

Estas barreras como la escasa financiación, la baja generación de competencias emprendedoras y la escasa cultura de emprendimiento, la dificultad para la creación de redes empresariales, y la superación de obstáculos regulatorios, son los obstáculos que más destacan los emprendedores y en donde deben estar concentrados los esfuerzos.

De acuerdo con la OCDE, las start-ups enfrentan mayores barreras de entrada en América Latina. Mientras que en Estados Unidos los bancos financian entre 15% y 30% para la creación de nuevas empresas, en Brasil es apenas el 7% y en Chile y México es 0%.

Otro de los aspectos en este campo en donde se muestra un rezago es en la inversión en Investigación y Desarrollo y en la expansión de las start-ups. En comparación con los países de la OCDE, las empresas de la región invierten apenas un 0,5% de sus ingresos en I+D, cuando este porcentaje en los países de la OCDE asciende a 2%.

En este contexto, encontramos también un entorno cambiante en la educación, y las habilidades requeridas para el futuro. Es así como actualmente el 50% de las empresas de América Latina y el Caribe afirman no encontrar los trabajadores con las competencias necesarias para desarrollar su actividad, por lo que optan por capacitarlos y hacerlos a su medida con el fin de cerrar esta brecha.

Esta problemática es común en el sector productivo y puede extenderse a toda la región iberoamericana. Sin embargo, es un reto como región lograr que el sistema educativo forme de acuerdo a los requerimientos del sector productivo, y se prepare para la educación del futuro con las competencias que exige el siglo XXI. Esto también es clave para la inclusión social de los jóvenes.

Recomendaciones

Educación

• Hoy, el concepto de empresa ha cambiado, por lo que la educación también tiene que cambiar. El aprendizaje ya no es el mismo, se debe educar para los jóvenes de la próxima generación.

• Hoy los modelos de aprendizaje, usando las TIC, permiten mayor flexibilidad y acelerar los ritmos del aprendizaje.

• Existe una brecha clara entre lo que necesita el sector productivo y lo que se está formando. Es urgente lograr identificar lo que se está requiriendo tanto hoy como lo que se requerirá en el futuro, para lograr ajustar el sector educativo y la brecha se logre disminuir. De esta forma se favorece la empleabilidad de los jóvenes, y se reducen las barreras que enfrentan las empresas en este ámbito promoviendo incrementos en productividad.

• Se debe adaptar el modelo educativo a la nueva realidad productiva, desarrollando programas de formación técnica y profesional más corta y que respondan a las necesidades actuales y futuras del mercado de trabajo. Es necesario mantener un análisis de prospectiva para predecir los requerimientos futuros y así preparar las universidades.

• Impulsar las competencias STEM+EA (ciencia, tecnología, ingeniería, matemáticas, inglés y artes) desde las edades más tempranas junto a la identificación y desarrollo de las competencias necesarias para la economía digital en los diferentes niveles del sistema educativo.

• Fortalecer las habilidades digitales y el uso de las nuevas tecnologías tanto de profesores como de alumnos, con el fin de fomentar la creación de una sociedad preparada para la nueva revolución digital. La formación de competencias blandas (ejemplo trabajo en equipo, puntualidad, responsabilidad, etc.) deben hacer parte de los procesos de aprendizaje. Esto es de vital importancia no solo para ocupar un puesto de trabajo sino también para emprender.

• Según el Foro Económico Mundial en su documento “New visión for education”, las habilidades que se requieren en el siglo XXI son las siguientes:

• Incluir dentro de los contenidos educativos, cultura y formación sobre la innovación y el espíritu emprendedor y empresarial, enfatizando en las habilidades personales y de liderazgo.

• La participación del sector privado en el sistema educativo es fundamental. Esta participación debe incluir la identificación de las necesidades del sector productivo, sugerencias en el diseño de los programas académicos, programas de formación dual, pasantías e iniciativas de formación y capacitación permanente, entre otros.

• Buscar la movilidad tanto de estudiantes como de trabajadores en toda la región.

• Incrementar la información provista por parte de las empresas para alimentar las evaluaciones de impacto sobre los programas de formación y capacitación y su éxito en la inserción laboral.

• La articulación Universidad – Empresa – Estado es ganadora. Se requiere mantener estos espacios de diálogo ya que los resultados toman tiempo y es necesario hacerle seguimiento y ajustarlos según la dinámica empresarial.

• Establecer acuerdos para pasantías y períodos de prácticas remunerados y asociados a créditos formativos, estableciendo un mínimo de jóvenes en plantilla bajo este tipo de contrato.

• Promover programas de formación para jóvenes en el lugar de trabajo, con mecanismos de financiación compartida entre la empresa y el sector público.

• Debemos tener un programa iberoamericano de bilingüismo, que podamos medir resultados y aprovechas capacidades.

Juventud

• Es prioritario aprovechar el bono generacional con el que aún contamos. Este bono se perderá si no damos una ruta clara a los jóvenes (tenemos muchos NINIS – Ni estudian ni trabajan).

• Favorecer la inserción laboral de los jóvenes, particularmente los provenientes de entornos socioeconómicos más desaventajados, en empleos formales y de mayor calidad, estableciendo incentivos a la contratación de jóvenes de entornos desfavorecidos y/o actualmente empleados en el sector informal.

• Fomentar el desarrollo del Ecosistema Digital que será clave para disminuir la dependencia de la región en los recursos naturales. La transformación del modelo de producción actual hacia economías más complejas, a través de las Tecnologías de la Información debe incorporarse a los temas de capacitación y formación de los jóvenes iberoamericanos.

• Promover el uso de nuevas tecnologías entre la población joven, con el fin de abrir más posibilidades de acceso a la educación, formación, creación de nuevos negocios y participación más activa en la sociedad.

• Definir lineamientos de políticas públicas para que la juventud iberoamericana además de consumidora de contenidos digitales sea preparada y capacitada para ser productora y desarrolladora de contenidos digitales.

• Habilitar entornos de trabajo que den facilidades a las madres en el trabajo, incluyendo servicios de guardería, y flexibilidad de horarios.

• Alentar, crear y consolidar mecanismos de seguimiento y evaluación para medir el impacto y perfeccionar los instrumentos de las políticas aplicadas para la promoción del emprendimiento e innovación social juvenil.

• Apoyar la participación de los jóvenes en iniciativas de emprendimiento y en el desarrollo de proyectos de innovación social, a través de un mejor acceso a fuentes de financiación y plataformas de colaboración, apoyándose en el idioma común de la región, como es el español.

• Adoptar medidas para facilitar la transición de los jóvenes empresarios de la economía informal a la formal, entre otras cosas promoviendo y facilitando el cumplimiento de la legislación nacional del trabajo y las interacciones de las empresas para impulsar los emprendimientos jóvenes.

Emprendimiento

• Impulsar el Programa Iberoamérica Emprende: formación de gestores, movilidad emprendedora y red de incubadoras.

• Se propone la creación de un Observatorio Iberoamericano de Emprendimiento con indicadores, monitoreo de políticas y transferencia de buenas prácticas.

• Las alianzas público-privadas son clave para construir ecosistemas de estímulo al emprendimiento y garantizar un desarrollo auto-sostenible para estos nuevos negocios. A su vez se debe fomentar la coordinación entre la inversión pública, privada y los bancos de desarrollo para resolver brechas de inversión.

• Fomentar el espíritu empresarial entre los jóvenes, apoyando la formación en gestión y habilidades de liderazgo y personales.

• Promover la coordinación de mejores prácticas entre las distintas entidades que vienen financiando innovación en general e innovación digital en la región, con el fin de lograr la consolidación de recursos y la transformación de iniciativas nacionales en iniciativas regionales o subregionales.

• Impulsar el uso de las nuevas tecnologías para el emprendimiento, con el fin de desarrollar la economía digital local.

• Apoyar el desarrollo de contenidos y servicios digitales en lengua española, con el fin de crear una oferta digital atractiva local, que permita la creación de un ecosistema de innovación y emprendimiento a nivel regional, sin tener necesidad de migrar hacia otras regiones para buscar financiación o el éxito empresarial.

• Aumentar el nivel de financiamiento tanto público como privado a “start-ups” tecnológicas que conformarán el tejido empresarial y económico de la región en la economía del siglo XXI. Para la financiación de emprendedores debe desarrollarse toda la cadena, hay un gran vacío en el escalamiento (pasar de prototipos a producción de escala).

• Fomentar programas de incubación e inversiones de capital de riesgo corporativo desde el sector empresarial y dirigido a emprendedores jóvenes, para mejorar su acceso a financiamiento.

• Extender los programas de tutoría y asesoramiento de redes empresariales con jóvenes emprendedores, a través de estadías de aprendizaje y experiencia gerencial dentro de empresas establecidas.

• Crear una red de apoyo de mentorías para emprendedores, con orientación hacia la formalización por parte de Universidades.

• Fortalecer los programas de desarrollo de proveedores entre jóvenes emprendedores y grandes empresas, a través de formación técnica y en procesos de calidad y servicios.

• Proveer infraestructura dentro de empresas ya establecidas para atraer talento joven a desarrollar emprendimientos innovadores a través de estrategias de innovación abierta y convocatorias para atraer a emprendedores jóvenes.

• Fortalecer programas de responsabilidad social corporativa que fomenten el emprendimiento juvenil en comunidades locales y grupos menos favorecidos, como son las mujeres emprendedoras.

• Apoyar el emprendimiento teniendo en cuenta que éstos deben ser sostenibles, dinámicos y por esta vía, contribuir al desarrollo económico y social de la región. En esta dirección hoy en día temas como los emprendimientos sociales o la innovación social, pasan a ser parte de la estrategia.

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