Así lo reveló una investigación publicada este jueves en la revista Science por científicos alemanes, que demostraron que las ratas se ríen en un registro ultrasónico que es imperceptible al oído humano.

Dice el estudio es que entre las causas de la hilaridad de estos animales están las cosquillas y su neurología es muy parecida a la risa humana.

Según el estudio, existen dos tipos de cosquillas: la knismesis y gargalesis. La primera se logra rozando a las personas con una pluma lo que provoca una sensación de comezón más que de carcajada. La segunda, requiere una acción más agresiva que implica clavar los nudillos en las cosquillas o en las axilas al otro y que genera risotadas. En la gargalesis es en la que los investigadores centran su análisis.

Los investigadores Michael Brecht, del Centro Bernstein de Neurociencia Computacional de la Universidad Humboldt, en Berlín y su colega Shimpei Ishiyama, líderes del estudio se preguntaron varias cosas en el proceso: “¿por qué el efecto de las cosquillas depende tanto del estado de ánimo? ¿Por qué las distintas partes del cuerpo difieren tanto en sentir cosquillas? ¿Por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos? ¿Es la risa de las cosquillas distinta de la de la risa cómica?”.

Había que averiguar las relaciones neuronales: aquellos circuitos cerebrales que se activan cuando se sienten las cosquillas. Esta es una estrategia típica utilizada en las neurociencias. No demuestra que esos circuitos causen la sensación de cosquillas, pero los convierten en las posibles causas.

Con esto pudieron identificar los circuitos cerebrales de las cosquillas y se dieron cuenta que al estimular a la rata se produce el mismo comportamiento que si les hubieran hecho cosquillas. También comprobaron que las ratas solo “disfrutan” de las cosquillas cuando están de buen humor, parecido al caso humano.