Opinión

Tenemos derecho a la verdad

Por Mauricio Botero Caicedo
El ágil y despierto columnista de El Tiempo, Saúl Hernández Bolívar, hace la siguiente observación en su columna hoy martes 2 de mayo: “Resulta que una cámara de ‘Noticias RCN’ captó en la pantalla del celular del senador Iván Cepeda el nombre del destinatario de una llamada que hacía en pleno debate sobre la creación del partido político de las Farc. Se trataba nada menos que de ‘Iván Márquez’, el número dos del grupo terrorista.

Hasta ahí, nada raro tratándose de Cepeda, a pesar de lo mucho que se molesta cuando se le señala de tener nexos con las Farc. Esa es la miel entre la que anda; no en vano, uno de los frentes más sanguinarios lleva el nombre de su papá. Pero Cepeda le pasó el celular a uno de los miembros de Voces de Paz, esa especie de prebancada fariana que tiene voz pero no voto, conformada por personas que han negado pertenecer a esa guerrilla a pesar de estar hablando en su nombre. Ese delegado, el señor Jairo Estrada, habló un buen rato con don Luciano y, una vez recibidas las instrucciones, trató de parlamentar con el Ministro del Interior, quien no le prestó mayor atención, y luego acudió, junto a Cepeda, a Carlos Fernando Galán para que retirara una proposición mediante la que intentaba prohibirles el ejercicio político a los guerrilleros que incumplan los acuerdos. Sumisamente, Galán la retiró.”

El país tiene derecho a saber si estos dos senadores lo que son es unos correveidiles de las Farc: Cepeda directamente; y Galán de Jairo Estrada, representante de Voces de Paz, que no pasa de ser una ONG adscrita a las Farc.

El país tiene derecho a saber si Cepeda ya de hecho está actuando como uno de los congresistas de las Farc y saber si Galán, que aspira a la Presidencia de la República, recibe es ordenes es de Voces de Paz. ¡El incidente, en que Cepeda y Galán jugaron un papel principal, es muy oscuro y sórdido para pretender echarle tierra¡

Apostilla: Hoy martes 2 de mayo se cumplen 15 años del asesinato de 119 personas por parte de las Frac en Bojayá. Ojalá a los colombianos nunca se nos olvide este abominable crimen contra la humanidad.