Opinión

CAMINOS DE UTOPÍA

Por: Diego Calle Pérez.
CORTO Y PUNTUAL
Como canta Joan Manuel Serrat, “se echó al monte la utopía”, perseguida por muchas ideologías de teóricos del estado, que con los años, ni socialistas, ni leninistas, ni trosquistas, ni menos liberales y menos conservadores. Ni se alzan en banderas los movimientos alternos, ni mucho menos los ecologistas, y se humanizan los animales, pronto veremos a un caballo de cónsul, aunque muchos afirman que hay un burro de presidente, y como el tango cambalache, el mundo fue y será…

La tecnología avanza a un paso que no tenemos tiempo de disfrutar, lo que antes se hacía con maestría, como si se tratara de un producto que nunca se acabaría, como neveras y las latas de carros de los años de Al Capone. La tecnología hace más productos y se puede cultivar menos, por que los productos son mezclados con sintéticos, vitaminizados y calcificados.

Los trenes han avanzado en su tecnología, hoy es más costoso viajar en sus vagones que montar en avión por Europa y Estados Unidos. Caminos de Utopía son los que se van abriendo con las nuevas maneras de concebir la propia naturaleza humana y se hacen cada día más maniobrables las cirugías de corazón y cambios de válvulas afectadas por el colesterol.

Caminos de Utopía, son las tendencias de la política nacional, que buscando negociar una paz, seguimos enfrascados en dilucidar el antes, por el presente y poder proyectar un futuro más inmediato, como los avances de la tecnología. Buscar una reconciliación nacional que nos permita vernos no como regiones y localidades, sino la posibilidad de vernos, como la utopía de ser naciones hermanas, desde la concepción de Bolívar, pasando por las teorías inglesas, que no se pudieron aplicar a nuestro trópico hispanohablante.

Caminos de Utopía, buscar la manera de mirar un futuro más promisorio, para todos los que debaten en el capitolio nacional cada proceso, que pareciera retrocede siglos de una historia mal tratada y contada.

Caminos de Utopía, como los que se alborotan en las sillas de quienes ocupan las curules del senado y la cámara de representantes.