Opinión

Ríos, ¿Olvidados o prioridad mundial?

Por: Luis Eduardo Forero Medina
Colombia cuenta con uno de los ríos más caudalosos del mundo y de los que ofrece mayor navegabilidad, el Atrato, declarado sujeto de derechos por la sentencia T 622 de 2016; el río más caudaloso del Pacífico suramericano, el San Juan; el que abastece de agua al 70% de los habitantes de Cali, el Cauca. El más importante del país, el rio Magdalena es navegable sin interrupción, 1,290 de sus 1.588 kms de longitud.

El río Sinú, ubicado en Córdoba y nacido en Antioquia, en el Nudo de Paramillo; está entre los más fértiles del mundo, al lado del Nilo, Tigris y Éufrates, según el proyecto de Enciclopedia de EcuRed.
En las Macrocuencas Magdalena–Cauca y Caribe se encuentra más del 80% de la población colombiana y se produce el 80% del PIB Nacional. La macrocuenca del Magdalena, el río de la Patria, reúne prácticamente la mitad de la población nacional según el censo de 2005. Los alcaldes de estas macrocuencas presuntamente dejan de lado una auténtica gestión de cuencas y ríos afines con centros urbanos; a veces ni siquiera disponen de un mapa de la cuenca que atraviesa su localidad, ni planes por desbordamientos e inundaciones que en Colombia son más frecuentes en las temporadas invernales, en los Llanos Orientales y en la región Caribe. Colombia tiene cinco macrocuencas: Magdalena-Cauca, Caribe, Pacífico, Orinoco y Amazonas.
Los ríos generan energía, tributan su afluente a grandes extensiones agrícolas y ganaderas; y alimentan a millones de personas que extraen proteínas, micronutrientes, vitaminas y grasas; población que en algunos casos de manera desordenada desde hace décadas, comenzaron a instalarse informalmente, en sitios de riveras vulnerables; haciendo vida allí, debido a que en principio no hay prohibición legal de esos asentamientos, por falta de reglamentación del uso del territorio, que indique dónde se puede vivir y dónde no.
Además de la presión humana incontenible, esos cuerpos de agua reciben segundo a segundo residuos industriales e incalculables litros de aguas residuales domésticas indebidamente tratadas por los municipios por donde transcurren, afectando la salud en general. Es una realidad vergonzosa pero indudable en Latinoamérica, que “tres cuartas partes de las aguas fecales o residuales vuelven a los ríos y otras fuentes hídricas, creando un serio problema de salud pública y para el medio ambiente”, según advirtieron en 2014 expertos del Banco Mundial. “Sacamos el agua, la usamos y la devolvemos a los ríos completamente contaminada”, agregaron. El problema de la contaminación de los ríos no se queda allí, repercute en las áreas costeras y en los océanos y el mar, el destino final. La contaminación es controlada en todo el recorrido del río sagrado para los hindúes, el Rio Ganges, con más de 100 estaciones de monitoreo en tiempo real, acerca de la calidad del agua.
En el sector rural la fuerza del recurso hídrico, coordinado desde este año por el Consejo Nacional del Agua, ocasiona mayores perjuicios; hace 10 años el Río Cauca arrasó la vereda Puerto Venecia del Municipio de Achí en Bolívar. Los ríos sanos ayudan a enfrentar desastres naturales como inundaciones y sequías, de acuerdo al informe Valorando los ríos, publicado en el segundo semestre de 2018 por WWF. Allí se enfatiza que los ríos “no son solo tuberías para suministrar agua; este no es un juego de todo o nada; es nuestra incapacidad de valorar los ríos, que pasamos por alto, subestimando sus beneficios ‘ocultos’ «.
Contra la corriente está el vertimiento de petróleo a los ríos, de 2009 a 2017, se derramaron 876.001 barriles de crudo, en desarrollo del conflicto interno en Colombia; o supuestamente por errores operacionales. La deforestación, pesticidas, ampliación de la frontera agrícola, sobreexplotación pesquera, contaminación industrial, y minería ilegal; igualmente ahogan los ríos. Verbigracia la explotación de oro, platino y zinc principalmente en el corredor donde brota el río Putumayo.
El azul volverá a estos sistemas lineales. Recuperar los ríos de las ciudades es una prioridad mundial, como en Bogotá, que cuenta con 200 cuerpos de agua, entre quebradas, ríos y canales, y en donde se pagará el saldo de la deuda histórica con el río del mismo nombre, al que siempre se le ha dado la espalda. “Dejará de ser la cloaca en que se había convertido para transformarse en todo un parque con malecón”, señaló el alcalde capitalino, quien lograría su loable objetivo en 2026, cuando entre en funcionamiento en Soacha (Cundinamarca), la planta de tratamiento de aguas residuales Canoas, la más grande en América Latina. Entre tanto el río continuará siendo “la alcantarilla de la ciudad”, dijo el mismo burgomaestre. Argentina, Paraguay, Bolivia, Brasil y Uruguay lanzaron un programa para gestionar sosteniblemente la Cuenca del Plata.
En otras latitudes, los ríos son protagonistas del ecosistema como el río Mazanares en Madrid, el Danubio en Viena, el Buda en Budapest, el Támesis en Londres, el Sena en París. Entre nosotros, el rio Guayas en Guayaquil, Ecuador y en Valledupar, Colombia, la gente logró “volver a mirar al río Guatapurí como símbolo e hito de la ciudad.” A lo largo de ese afluente se realizarán permanentemente “fiestas, foros académicos, actividades lúdicas, recreativas y deportivas, entre otras”, dijo Augusto Ramírez Uhía, el mandatario de los vallenatos.
@luforero4