Opinión

Amenazas para la salud pública mundial

Por: Luis Eduardo Forero Medina
Las amenazas a la salud pública dejan más víctimas fatales que la guerra, algunas veces porque los virus no respetan fronteras, las enfermedades saltan entre especies, por falta de preparación, prevención y respuesta en tiempo real; o reaparición de virus que se suponían estaban desterrados.

El brote mundial de sarampión que ha aumentado en un 30% a nivel mundial, se ha dado mayormente en EE UU, donde 2.593.000 niños no fueron vacunados con la primera dosis; en el mundo entre 2010 y 2017, unos 169 millones de niños tampoco recibieron esa dosis.
Hace un siglo y un año una pandemia gripal dejó más de 100 millones de personas muertas; en 2009 se presentó una pandemia de influenza con las conocidas consecuencias, y por ahora “no hay nada que podamos predecir relativo a la gripe, ni siquiera cómo y cuándo aparecerá la próxima pandemia”. Actualmente el paludismo mata a un niño cada 2 minutos; en 2015 hubo 212 millones de casos de paludismo causando cerca de 429.000 muertes, muchos de ellos niños africanos. La mitad de la población mundial corre el riesgo de contraer el paludismo; en las Américas, hubo 568.000 casos de esa enfermedad y 220 muertes reportadas en 2016. El 45% de las defunciones de menores de 5 años producidas en el mundo están relacionadas con la desnutrición; hoy más de 200 millones de niños sufren algún tipo de desnutrición, calificada como “la peor enemiga de la supervivencia infantil”. Casi un millón de personas por año mueren de VIH/SIDA. “En vez de aumentar paulatinamente, la financiación global para el VIH va descendiendo. El compromiso político simplemente no concuerda con la financiación requerida para hacer realidad la idea de erradicar” (ONUSIDA).
Desde 2018, año en que se declaró la enfermedad por el virus de Ébola, el brote fue clasificado como una emergencia de nivel 3, la más grave. Para que alguien se contagie de gripe aviar, sólo basta que una sola persona enferma viaje a otro país; el dengue continúa siendo un problema de salud pública en la región de las Américas; la difteria renació fortalecida en países con deficiente atención sanitaria como Venezuela. Desde el 2000 la fiebre amarilla también revivió en África y las Américas, y respecto de la meningitis C, hay un riesgo peligrosamente elevado de que se produzca una epidemia a gran escala, que podría afectar a más de 34 millones de personas.
El cólera representa una amenaza para la salud pública mundial y particularmente de los países de la Región; según los investigadores, suceden entre 1,3 y 4 millones de casos, y entre 21 000 y 143 000 defunciones, cada año en el mundo; el dengue después de dos años de una baja incidencia, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha advertido sobre su compleja situación en América Latina y el Caribe, donde afecta principalmente a los menores de 15 años. En los primeros 7 meses del 2019, más de 2 millones de personas contrajeron la enfermedad y 723 fallecieron. La fiebre amarilla, cuyo virus es endémico en las zonas tropicales de África, América Central y Sudamérica, hace 100 años como hoy, es una enfermedad aterradora que en 2013 registró de 84 000 a 170 000 casos graves y entre 29 000 y 60 000 muertes. La meningitis C reta igualmente a transformarse en una epidemia a gran escala, que podría afectar a más de 34 millones de personas. La meningitis C mata a más del 10% de los infectados. El virus del papiloma humano (VPH) que se presenta en las regiones menos desarrolladas, desencadenó fatalmente en 266 000 muertes y unos 528 000 nuevos casos en 2012. El embarazo adolescente es la segunda causa de muerte entre las muchachas de 15 a 19 años en todo el mundo; cada año, unos 3 millones de ellas se someten a abortos peligrosos. La violencia juvenil igualmente aporta su cuota a la embestida mundial a la salud pública, como que anualmente en el mundo acaecen 200 000 homicidios entre jóvenes de 10 a 29 años; un 43% del total mundial anual de homicidios; fuera de los lesionados.
La mayoría de virus se previenen con la vacunación o tratamiento; como las vacunas anticoléricas orales; la fiebre amarilla que supone una grave amenaza mundial que requiere nuevos planteamientos estratégicos, como puntualiza la Organización Mundial de la Salud (OMS), se contrarresta con una vacuna muy eficaz, segura y asequible; el tratamiento temprano del paludismo reduce su duración; son igualmente prevenibles por vacunación el sarampión y la difteria. Por el contrario, para prevenir el Zika y las enfermedades a las que se asocia y el dengue, todavía no hay vacunas, ni tratamiento. De otro lado, los defectos congénitos se expanden en América Latina y las enfermedades no transmisibles (ENT), – las afecciones cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y los padecimientos pulmonares- causan cada año 30 millones de víctimas fatales, de acuerdo a la OMS.
Con base en las lecciones aprendidas de emergencias de salud pública en el pasado, se puso en marcha el Plan Estratégico 2020-2025 de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que establece medidas para reducir las principales causas de muerte y enfermedad en las Américas.
@luforero4