Opinión

Desastres provocados por el hombre: Las guerras

Por: Luis Eduardo Forero Medina
Después de 75 años de la creación de las Naciones Unidas, cuyos fundadores abrigaban la intención de preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra; tras 70 años de adoptar los Convenios de Ginebra,

normas jurídicas que regulan las formas en que se pueden librar los conflictos armados y que intentan limitar los efectos de éstos, y dos décadas desde que el Consejo de seguridad de las Naciones Unidas prometiera hacer todo lo posible para evitarlos, el número de personas que huyen de los mismos superó los 70 millones en 2018, integradas por refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos.
Las guerras, motines, terrorismo y sabotaje son originados por el hombre debido a errores políticos, sociales o económicos; el mal uso de materiales en la construcción de represas, diques, carreteras, puentes, edificios, etcétera por errores técnicos, y los incendios, explosiones, descarrilamientos, choques, naufragios, accidentes aéreos, tóxicos en el ambiente, rupturas de embalses o represas, son atribuidos a la imprevisión en las actividades diarias. Dentro de la primera categoría, Siria en el Oriente Próximo ocupa el primer lugar en conflictos armados, y Colombia el que registra mayor cantidad de víctimas de la fuerza pública. Otros conflictos de similares magnitudes se ubican en Asia ( Afganistán e Irak ), África (Libia, Somalia, Sudán del Sur ) y Oriente Medio ( Israel); empleando instrumentos de guerra vetados por el Derecho Internacional Humanitario, como armas químicas en Siria y Sudán; país este donde han quemado vivas las personas dentro de sus hogares, las cuelgan de árboles y vigas, las atropellan con vehículos acorazados y violencia sexual; Somalia que fuera de los conflictos enfrenta sequías e inundaciones; Afganistán sacudido por la guerra y la violencia política desde los años 70 del siglo veinte; Libia, convertida en un terreno de experimentación de nuevas tecnologías militares y reciclaje de armas pasadas de uso, se producen ataques aéreos con aviones y drones armados y reclutamiento de mercenarios extranjeros. En Irak grupos armados y fuerzas gubernamentales en los últimos años generaron que en 2018 hubiera 1,8 millones de desplazados internos en el país; el 53% niños. Yemen, situado en Oriente Próximo y en África, padece una de las peores crisis humanitarias del planeta, enfrentando la que podría ser la más aguda hambruna de los últimos 100 años en el mundo; el 53% de la población no tiene nada que comer, y más de un millón y medio de niños sufren desnutrición aguda. En los conflictos bélicos a nivel mundial, la mayoría de las veces las víctimas son civiles que son atacados “donde viven, trabajan, estudian, rezan y buscan atención médica”, indica Amnistía Internacional. En Colombia se han registrado 11.799 víctimas por minas antipersonal y munición sin explosionar, siendo 2006 el año más crítico, pues se presentaron 1228 víctimas, el mayor número en la historia del país. En Guatemala, donde el evento sangriento se sitúa en la lucha por la tierra y el racismo contra los indígenas, los militares los secuestraban, trasladaban y torturaban, “incluso los obligaban a cavar sus propias tumbas. A algunos de ellos los sepultaban en la tierra aún con vida”, cuenta Rosalina Tuyuc Velásquez. En México, que atraviesa una situación de grave violencia relacionada con el narcotráfico, en 2016 ocurrieron 23.000 muertes por ese motivo. Según la ONU en los conflictos actuales, hasta el 90% de las bajas se producen entre la población civil, sobre todo mujeres y niños.
Otras graves consecuencias de los conflictos armados que por definición implican la persecución de “objetivos diferenciables de los de la delincuencia común”, como demandas identitarias y de autodeterminación, oposición al sistema político y socioeconómico del Estado, control de recursos o territorio, etcétera; son el odio e insultos en las redes sociales y televisión y los ataques contra infraestructuras sanitarias y personal médico. En el ámbito sanitario, la Cruz Roja ha contabilizado en tres años 2.400 ataques en 11 países, entre cuyos objetivos sistemáticos se encontraban, según Médicos Sin Fronteras (MSF), hospitales. MSF denunció que cuatro de los cinco países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU están involucrados en coaliciones militares responsables de tales ataques.
Con el fin de evitar la propagación de nuevos conflictos o la terminación de los existentes, se han ensayado diversos métodos como la diplomacia, el desarme preventivo, el uso de los «buenos oficios» de parte del Secretario General de la ONU; expedición de directivas de alto el fuego del Consejo de Seguridad de esa Organización; inclusión de las mujeres en la toma de decisiones para fortalecer las posibilidades de lograr una paz sostenible; Acuerdos de Paz; 19 instrumentos jurídicos internacionales dictados desde 1963;diálogos político con grupos insurgentes; destrucción de armas y misiones de paz de Naciones Unidas, con mandatos amplios pero sin recursos materiales y humanos suficientes. Las mencionadas soluciones muchas veces son calificadas de “meros gestos y promesas vacías”. A juicio del movimiento global integrado por más de 7 millones de personas en 150 países y territorios, los «cinco grandes» (Rusia, China, Estados Unidos, Francia y Reino Unido), principalmente los tres primeros “continúan haciendo uso indebido de su derecho de veto para bloquear proyectos de resolución que tienen por objeto prevenir o poner fin a atrocidades”.
@luforero4