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ONU promueve 16 días de activismo contra la violencia de género: “Pinta el mundo de naranja”.

–Al cumplirse este miércoles el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Organización de Naciones Unidas, ONU, lanzó una campaña fijando como meta el 2030 para poner fin a la violencia de género.

Al efecto, en la fecha se iniciaron 16 Días de activismo contra la violencia de género del Sistema de las Naciones Unidas, que se celebran del 25 de noviembre al 10 de diciembre, bajo el tema global 2020: “Pinta el mundo de naranja: ¡Financiar, responder, prevenir, recopilar!”

El secretario General de la ONU, Antonio Guterres, destaca que mientras el mundo se recluía en los hogares debido a las medidas de confinamiento implementadas para contener la pandemia de Covid-19, los informes mostraban un alarmante incremento en la ya existente pandemia de violencia contra las mujeres.

“La crisis ha venido acompañada de un repunte de las denuncias de violencia doméstica, precisamente en un momento en que los servicios, como las fuerzas del orden, los servicios sanitarios y los albergues, se están desviando para hacer frente a la pandemia”, declaró Guterres en el informe “Responsabilidad compartida, solidaridad mundial: Responder ante las repercusiones socioeconómicas de la enfermedad por coronavirus de 2019”.

Y agrega: Usted puede marcar una diferencia durante la actual pandemia de COVID-19 y el prolongado estado de crisis que ha generado en todo el mundo. Puede brindar apoyo a las mujeres y niñas sobrevivientes de casos de violencia para que permanezcan a salvo y sin violencia. Actúe durante los 16 Días de activismo contra la violencia de género de este año. Para obtener más información sobre “Pinta el mundo de naranja: ¡Financiar, responder, prevenir, recolectar!” así como ideas para la acción, consulte la nota conceptual de este año.

Los 16 Días de activismo contra la violencia de género es una campaña internacional anual que se inicia hoy 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y se extiende hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.

Se originó por parte de activistas en la inauguración del Women’s Global Leadership Institute en 1991 y, cada año, continúa bajo la coordinación del Center for Women’s Global Leadership. Se trata de una estrategia implementada por personas y organizaciones de todo el mundo, a fin de exigir la prevención y eliminación de la violencia contra las mujeres y niñas.

En apoyo a esta iniciativa de la sociedad civil la campaña ÚNETE de aquí al 2030 para poner fin a la violencia contra las mujeres (Campaña ÚNETE) del Secretario General de las Naciones Unidas hace un llamado para emprender medidas mundiales que generen conciencia, impulsen esfuerzos de promoción y compartan conocimientos e innovaciones.

La Directora Ejecutiva de ONU Mujer, Phumzile Mlambo-Ngcuka, con ocasión del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, demandó poner fin a la violación, pues advirtió que supone un costo intolerable para la sociedad

“”Si me concedieran un deseo, bien podría ser erradicar totalmente las violaciones. Sería como ver desaparecer una importante arma de guerra de todos los conflictos, sería lograr que las niñas y las mujeres no tengan que calcular el riesgo diario en espacios públicos y privados, sería eliminar una afirmación violenta del poder, sería en definitiva un cambio para la sociedad”, precisó.

Sobre este flagelo, asegura que la violación no es un breve acto aislado. Daña el cuerpo y reverbera en la memoria. Puede tener consecuencias no deseadas que cambian la vida para siempre, como un embarazo o el contagio de una enfermedad. Sus devastadores efectos permanecen durante mucho tiempo y afectan a otras personas: familiares, amistades, parejas y colegas.

Advierte que en la inmensa mayoría de los países, el principal riesgo de violencia sexual para las adolescentes procede de su pareja o expareja, ya sean novios, compañeros sentimentales o maridos.

“Como sabemos por la labor que realizamos sobre otras formas de violencia, el hogar no es un lugar seguro para millones de mujeres y niñas”, puntualiza.

Además señala que el hecho de que en la mayoría de los casos no se denuncia y los agresores quedan impunes, es una realidad casi universal. Para que las mujeres denuncien se necesita en primer lugar una enorme resiliencia para revivir la agresión, ciertos conocimientos para saber adónde acudir y un determinado nivel de confianza en la respuesta de los servicios de ayuda, si es que existen.

Añade que en muchos países, las mujeres saben que, si denuncian una agresión sexual, es muchísimo más probable que las culpen a que las crean y tienen que lidiar con un injustificado sentimiento de vergüenza. Como resultado, no se escucha a las mujeres si hablan de la violación, la mayor parte de los casos quedan sin denunciar y se mantiene la impunidad de los agresores. Los estudios demuestran que sólo un pequeño porcentaje de las adolescentes obligadas a mantener relaciones sexuales forzadas busca ayuda profesional. Y menos del 10 por ciento de las mujeres que buscaron apoyo tras haber sido víctimas de la violencia lo hicieron recurriendo a la policía.

Subraya que un paso positivo para aumentar la rendición de cuentas es conseguir que la violación sea ilegal en todo el mundo. En la actualidad, más de la mitad de los países del planeta carece de leyes que tipifiquen explícitamente como delito la violación conyugal o que se basen en el principio del consentimiento. Además de considerar la violación como un delito, debemos hacer más, mucho más, para que la víctima sea lo más importante de la respuesta y para que los agresores rindan cuentas. Esto implica reforzar la capacidad de los organismos encargados de hacer cumplir la ley para investigar estos delitos y apoyar a las sobrevivientes mediante procesos jurídicos penales, dándoles acceso a los servicios de justicia, policiales y de asesoramiento legal, además de los servicios sociales y sanitarios, especialmente en el caso de las mujeres más marginadas.

Finalmente señala:

«Contar con más mujeres en las fuerzas policiales e impartirles una capacitación adecuada es fundamental para que las sobrevivientes vuelvan a confiar en la justicia y sientan que su denuncia se toma en serio en todas las fases de lo que puede ser un proceso complejo. Para progresar también debemos derribar las muchas barreras institucionales y estructurales, los sistemas patriarcales y los estereotipos negativos sobre el género que perviven en los estamentos judiciales, policiales y de seguridad, al igual que en otras instituciones.

Quienes usan la violación como un arma conocen su demoledora fuerza para traumatizar y saben cómo aplasta la voz y la voluntad. Es un costo intolerable para la sociedad. Ninguna otra generación debe verse obligada a luchar con el legado de la violencia sexual.

¡Somos Generación Igualdad y pondremos fin a la violación!»