Internacional

Los diez desafíos del presidente Barack Obama

Este martes es su gran día. En su honor desfilarán militares y bandas. Hoy toca jurar sobre la Biblia de Lincoln y soltar alguna lágrima de emoción. Toca vestirse de gala y bailar. Pero cuando mañana la fiesta se haya acabado y Washington recupere su rutina, el 44 presidente de EEUU, Barack Obama, comenzará uno de los mandatos más difíciles que se recuerdan. Tanto que no va a tener ni siquiera los 100 días de gracia. El miércoles se reunirá con su equipo y se espera que anuncie decisiones ya en la primera semana.

El mandatario que parte con un apoyo histórico y una corriente de ilusión nunca antes vista ya ha advertido que algunos podrían verse defraudados. Estos son los difíciles retos que no pueden esperar.

Crisis económica. La primera economía mundial está inmersa en una dura recesión. Grandes empresas y bancos caen como castillos de arena, dos millones y medio de personas han perdido su empleo en 2008, el consumo está desplomado y el déficit de las arcas del Estado está en niveles récord. Para afrontar este panorama, Obama ha puesto sobre la mesa un nuevo paquete de estímulo con alivios fiscales, inversión en infraestructuras y ayudas a la industria, que tratará de sacar adelante con el máximo respaldo posible. Y para el largo plazo, debe corregir el modelo financiero que ha hecho aguas, sin caer en excesivo intervencionismo.

Sanidad. Es uno de los problemas más complejos y costosos. Unos 45 millones de estadounidenses no tienen seguro médico y los que lo tienen han visto como su precio se disparaba. La cobertura universal, tipo el modelo español, es una utopía. Obama ha prometido empezar por los niños y hacerlo más asequible para el resto. Pero la crisis podría complicarlo.

Energía. Obama pretende reducir la dependencia energética del exterior mediante el fomento de las renovables, de modo que produzcan el 25% del total en 2025, y de paso reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

Inmigración. Como su antecesor quiere llevar a cabo una reforma migratoria que facilite la legalización de los casi 12 millones de indocumentados en EEUU, pero también aboga por más seguridad en la frontera con México.

Educación. El desde hoy presidente pretende mejorar el bajo nivel educativo desde la infancia y hacer más accesible la Universidad mediante créditos.

Lucha contra el terrorismo. Fue la prioridad de George W. Bush desde que nada más llegar a la Casa Blanca se produjeran los atentados más sangrientos de la historia. Se ha reforzado considerablemente la seguridad en EEUU pero muchos denuncian que a costa de los derechos y libertades de los ciudadanos. Y todavía quedan muchas cosas por hacer. Su objetivo será evitar otro atentado y prevé modificar la estructura encargada de la lucha antiterrorista.

Política exterior. La imagen de EEUU en el mundo se ha deteriorado considerablemente durante los ocho años de Bush y Obama quiere mejorarla apostando por el multilateralismo y la diplomacia, hablando incluso con los enemigos, pero sin parecer demasiado ‘blando’. Le aguarda la amenaza nuclear de Irán y Corea del Norte, pero también el desafío de la Rusia de Putin y el patio trasero de Latinoamérica muy revuelto. Tendrá que mover ficha y la luna de miel con el mundo podría durar poco.

Irak y Afganistán. Salir de Irak para reforzar Afganistán. Ese es su objetivo. Para eso, tiene previsto sacar de territorio iraquí las unidades de combate en 16 meses. Para este verano podría enviar a un Afganistán en caída libre entre 20.000 y 30.000 soldados, y confía en que sus socios europeos hagan lo mismo, lo que no será tan fácil.

Guantánamo. Cerrar la cárcel abierta en esta base naval hace siete años que se ha convertido en un eterno limbo para los sospechosos de terrorismo fue su gran promesa. Ha dicho que lo hará lo antes posible, pero primero hay que decidir qué pasa con sus 250 ocupantes.

Oriente Medio. El último tanque israelí habrá abandonado Gaza antes de que hoy Obama jure su cargo. Eso es al menos lo que ha prometido Ehud Olmert. Pero las treguas en esta parte del mundo suelen ser frágiles y el nuevo presidente no escapará a la tentación de pasar a la historia como el que consiguió la paz.

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