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Colombia deja de ser primer productor de drogas ilegales, pero ahora está entre los grandes consumidores

consumidores drogas–Tras dejar de ser el primer productor de drogas ilegales, Colombia se está convirtiendo en uno de los grandes consumidores, según el coordinador residente de la ONU, Fabrizio Hochschild, quien advirtió que «la prevalencia de coca en el país está por encima del consumo mundial».

«En comparación con la región andina, Colombia es primera en el consumo de coca entre los universitarios», precisó el alto oficial de la ONU en la instalación de un foro ciudadano sobre las drogas ilícitas en el marco de los diálogos de paz del Gobierno con las FARC.

«La prevalencia de coca en el país está por encima del consumo mundial», indicó, a tiempo que llamó la atención sobre el hecho de que en los últimos años los productores y traficantes de drogas han pasado a convertirse en cabezas poco visibles y «la amenaza se ha atomizado».

Hochschild se refirió al conflicto armado y al proceso de paz y exhortó a los participantes en el foro a elaborar propuestas factibles y concretas que enriquezcan las negociaciones iniciadas en noviembre de 2012.

Precisamente este miércoles, los expertos nacionales e internacionales, comenzarán hoy a debatir en mesas de trabajo las propuestas formuladas sobre el problema del cultivo de drogas ilícitas, del consumo y de la comercialización, para mañana definir las conclusiones y recomendaciones.

Las conclusiones de este foro en Bogotá se sumarán a las que resulten del foro regional que se celebrará en San José del Guaviare, capital del Guaviare, entre el 1 y 3 de octubre, y en el cual se escuchará alas víctimas del problema de las drogas.

COMO RESPONDER

De otro lado, la Universidad Nacional destacó así lo tratado en el foro:

– Inclusión social, enfoques comunitarios, trabajo intersectorial y salud pública son algunas de las respuestas a la pregunta ¿Cómo responder a la problemática del consumo de drogas en un escenario de paz?, que se planteó durante la jornada de discusión del Foro sobre la solución al problema de drogas ilícitas.

Colombia enfrenta diferentes patrones de consumo de drogas ilícitas, lo que requiere de una intervención multidimensional evaluando más que el consumo, las situaciones socioculturales que lo contextualizan y su papel en la construcción de paz.

Josep Rovira, de la Fundación ABD; Augusto Pérez, de la Fundación Nuevos Rumbos; Susana Fergusson, consultora, y el pbro. Ambrocio Ojeda, de la Fundación Luis Amigó, fueron los encargados de presentar a los asistentes, sus opiniones frente al tema de discusión.

Durante el debate quedó claro que para garantizar la paz es necesario establecer primero relaciones de buen vivir entre consumidores, familias, comunidades e instituciones.

Por su parte, Susana Fergusson manifestó: “Estamos en una instancia de debate sobre el autoconsumo y la autoplantación de la marihuana, un punto en el camino para pensar la regulación de las sustancias, un modelo de control pero no de represión. No es armar sistemas de seguridad o de atención, sino escenarios de convivencia”.

Y es que el tratamiento y la rehabilitación deben ser planteados como procesos de incorporación social que requieren de un trabajo coordinado entre diferentes instituciones, pero también con las comunidades, las familias y la sociedad, aseguró Ojeda.

Es necesario que el Estado comprenda que se requiere un enfoque comunitario que reconozca la naturaleza del problema y garantice, ante todo, el respeto a los Derechos Humanos, de tal manera que la intervención social sea legítima y corresponda a la realidad local. “Así, los consumidores, los drogadictos, pueden dejar de ser vistos como un desecho social”, explicó Ojeda.

Para Fergusson, la construcción de paz está ligada a la sostenibilidad de las políticas públicas construidas desde y para la comunidad, y sostenibles en el tiempo.

“Además, debe ampliarse la capacidad de respuesta frente a procesos de tratamiento para adicciones graves; resolver la desconexión entre tratamiento e inclusión social; rediseñar una cultura de las drogas que incluya un modelo sanitario, que no condene al consumidor y no lo criminalice”.

La discusión se centró en la construcción de paz fundamentada en lo local y en un trabajo comunitario, que establezca redes sociales donde participen los actores de la comunidad, dando respuesta a problemáticas y necesidades priorizadas por ellos.

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