El clérico, que fue identificado como Maks Suard, de 48 años, se ahorcó poco antes de que el obispo le anunciara oficialmente su expulsión de la parroquia, luego que el sábado pasado en una conversación con su obispo, monseñor Giampaolo Crepaldi, reconociera haber cometido «acciones graves» contra una menor de 13 años y solicitó dos días para preparar una carta pidiendo perdón a Dios, a la Iglesia y a la víctima.
Cuando ayer por la tarde el obispo llegó para informarle oficialmente de su expulsión de la parroquia y de la apertura de un procedimiento canónico contra él, lo encontró ahorcado en la sacristía.
En el comunicado difundido en su sitio web, la diócesis de Trieste pidió una oración por el alma del sacerdote, tras lamentar que el caso no haya podido seguir «el recorrido canónico y judicial» oportuno.
La Curia señaló en la nota que el sacerdote tenía relación con actos de pedofilia, pues hace varios años había estado involucrado personalmente en un caso, sobre el cual admitió su «responsabilidad», en el que la víctima fue una niña de 13 años.
Por esta razón, de acuerdo con el derecho canónico, el sacerdote iba a ser eliminado del cargo pastoral y su expediente enviado a la Santa Sede.
El sacerdote continúa la nota de la Curia, «con la humildad y la serenidad de espíritu, había pedido dos días para preparar una carta de renuncia y una declaración escrita.»
Maks Suard era natural de San Juan (1995), y tras convertirse en pastor, trabajó en diferentes lugares. El periódico esloveno Primorski Dnevnik dice que Maks estaba involucrado con los Boy Scouts y enseñó religión en algunas escuelas.
