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Ciro y yo, una mirada al conflicto colombiano


El resultado de un conflicto sin sentido dejó en los últimos 50 años, según los organismos de Derechos Humanos, más de 262 mil personas asesinadas, 25 desaparecidos, 5’720.506 desplazados 1.982 masacres, 27.023 secuestros, 1.754 víctimas de violencia sexual y 7 mil casos de reclutamiento forzado, toda una cruenta guerra que perfectamente podría resumirse en la tragedia de Ciro Galindo.

Según Miguel Salazar, director de este documental que empieza a exhibirse desde este fin de semana en todas las salas de cine del país, es necesario y urge que los colombianos conozcan estos testimonios para la construcción de la memoria histórica de un país, especialmente en el momento político y social que atraviesa Colombia actualmente.

Con la historia de Ciro Galindo, se narra toda la historia del conflicto en Colombia, es un trabajo en el que los jóvenes de hoy día no saben que paso, pero con esta película, van a entender que sucedió en los últimos 50 años en el país y para aquellos que son indiferentes con la realidad nacional, van a ver como se vivió el horror en este territorio y que es responsabilidad de todos construir un país diferente para las próximas generaciones.

“Es necesaria la verdad, la justicia y la reparación para poder sanar las heridas del pasado. Es necesario también que la población colombiana conozca y se apropie de estas narrativas para lograr pasar la página de la violencia y empezar así a construir un nuevo futuro. Para esto es necesario la construcción de la memoria histórica”, exclamó el director de la película.

Y es que la historia de Ciro Galindo, es la de un colombiano que fue y sigue siendo víctima de los ejércitos de la guerra y de las barreras del estado, es el reflejo de una época que se debe dejar atrás.

La dura historia de este tolimense, que por crueldad de la guerra de los Conservadores y Liberales en los años 60, tuvo que salir de Coyaima hacía el departamento del Meta a donde llegó finalmente a la Macarena, lleva a que el primer hijo muera en un río, que su segundo hijo, Elkin, fuera reclutado por la guerrilla de las Farc con tan solo 13 años y el tercero, Esneider, termine siendo intimidado por antiguos miembros del grupo paramilitar, tras haber escapado de sus filas.

Elkin (Memín), junto a varios de sus amigos fueron reclutados por el frente 7 de la guerrilla de las Farc que operaba en el departamento del Meta.

Ante los ruegos de Ciro y Anita, alias “El paisa”, un joven comandante encargado de los reclutamientos les respondió: “Allá nosotros le enseñamos muchas cosas y lo convertimos en un hombre”. Lo montaron a una canoa y se lo llevaron, solo con lo que tenía puesto; drama que también cobró la vida de la madre de ellos, al morir de pena moral por sus muertes.

En diálogo con Radio Santafé, Ciro Galindo expresó que después de todo este calvario del conflicto, sólo le queda la esperanza, para que quienes instrumentalizaron a toda se familia se arrepientan de corazón.

«A mi todos los grupos me han hecho daño, estas personas deben prometerse con las víctimas para que todos podamos tener un país donde todas quepamos y que poda os ver esta juventud crecer en paz”, reiteró don Ciro Galindo, durante el estreno del documental en Bogotá

En el documental, muestra como Esneider con 16 años y el tercero de la familia fue reclutado a la fuerza por los paramilitares del Bloque Héroes del Llano, parte del Bloque Centauros, grupo que tuvo injerencia en el sur del Meta, en el norte del Guaviare, Casanare, Cundinamarca, Vichada y en parte del Tolima y Bogotá, pero al escapar de ellos, su vida se torna más peligrosa que cuando estaba dentro de esta estructura y a pesar de todo el aparato estatal, termina escondiéndose junto con su padre de sus enemigos.

“Todo lo que ha sucedido, en que nadie de mi familia queda, sólo mi padre, ha sido muy duro, llegó un momento en que no queríamos vivir más, pero sólo con el aliento de Miguel Salazar empezamos a entender que había que seguir, en un momento guardé mucho odio y rencor, después de haber llorado tanto aprendí a perdonar aunque a nosotros no se nos han acercado a pedir perdón, por ahora vivo tranquilo”, resaltó Esneider.

Finalmente, para el único hijo de esta familia, gracias a la capacitación que recibió del Sena, la ayuda de muchas agencias del Gobierno y privadas, su deseo es seguir adelante y construir un mejor futuro para su hija que sólo tiene nueve años, a quien algún día la dirá que sobrevivió gracias a su coraje y amor por su padre que aún lo mantiene de pie para seguir adelante por la vida.