Opinión

De cocaína y de Noruega

por Mauricio Botero Caicedo
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aseguró en declaraciones la semana pasada que “Cocaina es lo único que Colombia puede dar […] 30 toneladas de cocaína da el gobierno de Colombia”. Tal afirmación, según informa la prensa, la hizo en el marco de la crítica que le realizó a las palabras que Mike Pompeo, secretario de Estado de EE.UU., quien mencionó que daría 20 millones de dólares para apoyar a Juan Guaidó, autoproclamado presidente encargado de Venezuela. Maduro, en su crítica a Pompeo, dijo “así desprecia usted a la oposición […] ¿Quién da más? hubiera surgido alguien en una subasta […] el gobierno colombiano da más. Cocaína es lo que pueden dar. 30 toneladas de coca es lo que dan”.

Digamonos la verdad: de cocaína Maduro sabe mucho más de lo uno cree dado que los sobrinos de su mujer (y por extensión de él) son traficantes y no tenemos la menor duda que en el seno de la familia Maduro Flores se discute el lucrativo negocio de la cocaína con mucha frecuencia. Los afortunados sobrinos de Nicolás y Cilia Flores, Efraín Campo Flores, de 30 años, y su primo Franqui Francisco Flores de Freitas, de31años, fueron criados en la casa del actual presidente luego de que falleciera su madre.

Los dos primos Campos Flores fueron detenidos en Puerto Príncipe (Haití) el 10 de noviembre del año antepasado por agentes encubiertos de la DEA, la agencia antidrogas estadounidense, y trasladados a Nueva York, donde han permanecido casi un año en prisión. Tras más de 5 horas de deliberación, hace un año se conoció el veredicto del jurado de una corte de Nueva York en el caso de los dos sobrinos de la primera dama de Venezuela. Ambos fueron declarados culpables por conspirar para enviar 5 kilos de cocaína a Estados Unidos.

Maduro y Cilia, tíos amamantísimos, naturalmente dominan el negocio familiar a traves de sus dos amados sobrinos.

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Los noruegos, como casi todos los habitantes de los países escandinavos, les tienen especial afecto a los terroristas: los terroristas de país ajeno, se sobreentiende. Todo parece indicar que a los terroristas locales, en Oslo y las demás ciudades, no les guardan igual afecto. El gobierno de Noruega adicionalmente se ha mostrado muy preocupado con la seguridad y bienestar de los terroristas de el ELN en La Habana. No parece que la seguridad y el bienestar del resto de los colombianos les preocupe mucho.

La incisiva periodista, María Isabel Rueda, en su columna del pasado domingo 27 de enero, afirma: “Pero, además, aquí los garantes de la mesa –Cuba y Noruega– solo han salido a pedir garantías para los del Eln, que es una de las partes, y no para la otra parte, que somos los colombianos, a quienes nos están masacrando con poderosos carros bomba en escuelas o con explosivos en centros comerciales o estaciones de policía mientras hay una mesa abierta en Cuba. ¿Los garantes son de una sola vía? ¿Las garantías no están hechas para que cuando cosas como estas ocurran no queden en la impunidad?
…Y Noruega, tan indulgente con las causas insurgentes siempre y cuando ocurran por fuera de su territorio, tampoco estará dispuesta a llevarse el encarte. Es decir, los jefes negociadores del Eln están entrando en un estatus de ‘irrecibibles’…el Gobierno de Colombia tiene con los suyos y con la comunidad la responsabilidad ética de perseguirlos militarmente y enjuiciarlos, y los protocolos no se pueden convertir en la disculpa de la impunidad.”

El autor de esta nota, en aras de llegar a una solución, sugiere que a los terroristas del ELN, en vez mandarlos a Colombia o Venezuela para que sigan asesinando a los colombianos, los reciban es en Noruega, donde tenemos la seguridad que la población va a tener la dicha de acoger en su seno unos de los más sangrientos terroristas en la historia de la humanidad.