El Tribunal Criminal de Douai, en el norte de Francia, ha sentenciado a 30 años de prisión, 20 de ellos de obligado cumplimiento, al pederasta reincidente, Francis Evrard, que recientemente solicitó que le castraran físicamente.
Evrard, de 63 años, ha pasado la mitad de su vida en la cárcel por abusar sexualmente de niños. En agosto del 2007, pocos días después de salir en libertad, secuestró a un menor de cinco años en la ciudad de Roubaix, en el norte del país, lo encerró en un garaje, lo drogó y lo violó.
El viernes, un tribunal francés lo condenó a 30 años, de los cuales 20 serán de obligado cumplimiento y seguimiento médico judicial. La fiscalía pedía cadena perpetua, de ellos 22 años de obligado cumplimiento, y un seguimiento sin limitación temporal.
El lunes en la apertura del juicio, Evrard admitió haber violado al pequeño Enis, poco después de haber salido de prisión tras cumplir una pena de 18 años por delitos similares.
Poco antes de que el jurado se retirara a deliberar, el hombre, que desde 1975 ha sido condenado tres veces por violación de menores o atentados al pudor, se dirigió a la corte.
«No soy un buen tipo, sé que le he hecho mal al pequeño Denis y a su padre», afirmó. «Deseo ser juzgado con humanidad y no ser tratado como un monstruo», aseveró.
Su abogado atribuyó parte de la responsabilidad al sistema judicial y carcelario.
«Francis Evrard se convirtió en una bomba de relojería por errores, la mala gestión, el poco interés de la justicia y los médicos», dijo Jérôme Pianezza. «La justicia, los médicos, sabían que Francis Evrard era especialmente peligroso, fue abandonado como una granada activada en las calles de Roubaix», aseveró.
Pianezza denunció varios errores, entre ellos que el reo fuera recetado con el estimulante sexual Viagra un mes antes desalir de prisión, algo justificado por el médico porque «no tuvo acceso a su archivo penal».
El abogado del padre de Enis, Emmanuel Riglaire, anunció el jueves que pediría cuentas al Estado una vez terminado el proceso.
DEBATE
El caso causó tal indignación en la opinión pública francesa, que el Gobierno se apresuró a sacar una nueva ley en el 2008 por la que se permite a las autoridades mantener a los delincuentes en la cárcel después de su condena si se considera que pueden seguir siendo una amenaza para la sociedad.
La nueva ley fue criticada por abogados y activistas de derechos humanos que dijeron que desafiaba los principios fundamentales de la justicia, pero ahora el Gobierno alude al caso de Evrard para justificar la aprobación de nuevas medidas contra los delincuentes sexuales reincidentes.
Pocos días antes del juicio, Evrard escribió al presidente Nicolas Sarkozy pidiéndole la castración quirúrgica de sus testículos para liberarlo de sus impulsos pedófilos. La castración quirúrgica es ilegal en Francia y el presidente no ha hecho declaraciones públicas sobre la petición de Evrard.
El padre de la víctima de cinco años denunció la carta de Evrard como un montaje destinado a obtener una sentencia más indulgente, señalando que hizo la petición dos años después de su crimen pero justo días antes del juicio.
Francia, junto con otros países europeos, incluidos Suecia y Dinamarca, ya permite la «castración química» o el uso de fármacos para inhibir los deseos sexuales de los delincuentes que aceptan tomarlos.
La ministra de Justicia, Michele Alliot-Marie, dijo que la opción de la castración física debería debatirse, también en el Parlamento.

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