Emergencia en vuelo de Air France; colombiana narra momentos de terror

Fueron cerca de 30 minutos durante los cuales se debatieron entre la vida y la muerte los 290 ocupantes del avión de Air France que aterrizo ayer de emergencia en las Islas Azores, en Portugal, y que este martes reanudo su viaje a Bogotá, Colombia.
Según lo narró Juliana Zapata, una colombiana, estudiante de aviación, quien junto con otros 49 compatriotas iba a bordo del vuelo 422, fueron 30 minutos de terror y que parecieron una eternidad.
En diálogo con los colegas del diario El Colombiano de Medellín, de donde es oriunda, Juliana dijo que todo iba bien hasta que en un momento dado el avión se sacudió e hizo un intempestivo descenso desde unos 2 mil pies de altura y luego voló casi pegado al mar, botando combustible por ambas alas.
Narró que el viaje comenzó mal por cuanto, aunque todos los pasajeros llegaron puntuales, el avión se demoró en salir de Paris por lo menos hora y media por supuestas “fallas menores”, según la explicación que dieron las azafatas.
Señalo que cuando transcurrían cuatro horas de vuelo, el avión comenzó a balancearse y luego se produjo el descenso, mientras de las alas se desprendía el combustible.
Juliana indicó que estaba viendo una película y tenía audífonos puestos. Y luego escucho por ellos que la tripulación hablaba algo, pero en francés e ingles.
Mientras el avión avanzaba a pocos metros del agua, una auxiliar le dijo que iban a aterrizar en una isla colombiana, pero luego aclaró que se trataba de las Azores. “Sin embargo, hacia cerca de media hora que habíamos pasado de las Azores”, precisó.
Todo fue confusión y la tripulación no decía nada sobre lo que estaba ocurriendo.
Añadió que en medio del caos, uno de los pilotos apareció y luego de sacarse la camisa del pantalón, se puso a leer un manual de emergencias.
“Fue horrible. Me di por muerta”, dijo Juliana y agregó que los miembros de la tripulación se abrazaron y se despidieron y lo mismo hicieron los pasajeros. Todos estaban resignados ante una muerte inminente.
Señalo que ella lo hizo con su esposo, que estaba más tranquilo y un cuñado “que estaba igual o peor de asustado que yo”.
“Lloré muchísimo. Recé y me encomendé al Papa Juan Pablo II y me puse a esperar lo peor, porque el avión iba cada vez más cerca del mar botando combustible”, precisó.
Sin embargo, dijo que una azafata indicó que aterrizarían en 10 minutos, pero no se veía nada de tierra.
Finalmente, lo hizo y “sentimos que volvíamos a la vida”, concluyó.
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