
Por una gran mayoría, la Asamblea General de Naciones Unidas admitió esta jueves a Palestina como “estado observador”, lo que implícitamente supone el reconocimiento, por parte de la organización más representativa de la voluntad internacional, de la soberanía de los palestinos sobre el territorio ocupado por Israel desde 1967.
Esta decisión abre un nuevo capítulo en un conflicto que se prolonga por más de seis décadas y deja a Israel y a Estados Unidos en el mayor aislamiento diplomático que han conocido jamás.
La votación no supone la admisión de Palestina como miembro de pleno derecho de la ONU, un paso que corresponde al Consejo de Seguridad, ni tiene consecuencias inmediatas en cuanto a la creación efectiva de un Estado. Pero da a los palestinos renovada legitimidad en su lucha contra la ocupación y llama la atención mundial sobre la urgente necesidad de poner fin a un problema que explica en gran medida el clima permanente de inestabilidad y violencia en Oriente Próximo.
¿Qué gana Palestina con este reconocimiento de la ONU?
El estatus de Estado observador en la ONU dará a los palestinos, además de una importante victoria diplomática, los canales para acceder a las agencias de Naciones Unidas y sobre todo a la Corte Penal Internacional (CPI) para impulsar una guerra legal contra Israel.
Se arriesgan, en contraparte, a perder cientos de millones de dólares como resultado de represalias financieras con las que amenazan Israel y Estados Unidos.
Los palestinos podrían demandar a Israel ante la CPI por su política de asentamientos en los territorios ocupados de Cisjordania y de Jerusalén Este anexado, advirtió el martes el embajador palestino en la ONU, Riyad Mansur.
También tienen la intención de acudir a la CPI si se confirma que Yaser Arafat fue envenenado, según Taufiq Tiraui, quien preside la comisión de investigación palestina sobre la muerte del histórico líder.


