
Bélgica se convirtió este jueves en el primer país del mundo en aprobar la eutanasia para menores de edad. Con 86 votos a favor, 44 en contra y 12 abstenciones, la Cámara de Representantes dio el visto bueno al proyecto que el Senado había aprobado en diciembre pasado, que permite que cualquier paciente, sin restricción alguna de edad, pueda solicitar el terminar con su vida.
El proyecto, que debe ser firmado por el rey Felipe para convertirse formalmente en ley, impone ciertas condiciones para que un menor pueda solicitar la eutanasia:
La solicitud debe contar con la aprobación de sus padres y de un equipo médico, la enfermedad debe ser terminal y el paciente debe sufrir dolores que no puedan ser aliviados por ningún tratamiento médico.
A diferencia de los mayores de 18 años, cuyo derecho a la eutanasia aprobó Bélgica en 2002, los niños no podrán solicitar el fin de sus vidas basados en «sufrimiento psicológico» sino en padecimientos físicos extremos.
Ni los llamamientos de la iglesia católica belga, que desde el primer momento se opuso a la normativa, ni la movilización en la última semana de más de 160 pediatras en contra de la propuesta, modificaron el sentido de un voto, cuya aprobación se daba por sentada.
Los grupos políticos del Parlamento dejaron libertad a sus miembros para pronunciarse a favor o en contra y no imponer una disciplina de voto, al tratarse de un asunto relativo a las convicciones personales.
No obstante, se repitió la misma tendencia que en el Senado, y la propuesta logró el respaldo mayoritario de socialistas, liberales, ecologistas y de los nacionalistas flamencos del N-VA.
Los cristiano demócratas francófonos y flamencos y los ultraderechistas flamencos del Vlaams Belang votaron en contra.
La parlamentaria Catherine Fonck, de los democristianos del CDH, señaló que su grupo no podía apoyar el texto por no responder a «problemas fundamentales», como la manera de medir la capacidad de discernimiento del niño, o la ausencia de un procedimiento cuando los padres no se pongan de acuerdo sobre cómo proceder.
El responsable de la Archidiócesis de Malinas-Bruselas, Jean Kockerols, lamentó, en conversación telefónica con Efe, que los grupos políticos «no hayan escuchado» el llamamiento conjunto de la iglesia católica belga y de las otras religiones mayoritarias en el país, todas contrarias a la despenalización de la eutanasia en menores.
«Esperamos que otros países de Europa occidental no nos sigan», señaló el prelado.
Jean Kockerols recordó que la iglesia católica belga se opuso ya en 2002 a la ley que despenalizó la eutanasia en adultos, una norma que, indicó, se interpreta «de manera cada vez más extensa», lo que ha hecho que «la posibilidad se haya convertido casi en un derecho».
Después de haber sido aprobada por las dos Cámaras, la ley deberá ser firmada por el rey Felipe, un acto puramente simbólico, aunque indispensable.
Ese trámite, junto con el de su publicación en el diario oficial, retrasará unas semanas la entrada en vigor de la normativa.
La ley vigente en Bélgica sobre la eutanasia en adultos se puede aplicar a los enfermos que lo soliciten y estén afectados de dolencias incurables que les ocasionen «sufrimientos físicos o psíquicos constantes e insoportables».
Los pacientes deben contar con la opinión favorable de un médico que certifique la gravedad de su padecimiento.
La normativa prevé además que un segundo médico sea consultado antes de que se practique cualquier eutanasia, e incluso exige que se someta a una tercera opinión para los pacientes que no tienen una enfermedad terminal.
En el caso de la eutanasia a menores, se establece que deberán contar con una autorización escrita de sus padres y una evaluación psicológica.
La cifra de eutanasias practicadas en Bélgica alcanzó un récord histórico en 2012, con 1.432 casos, un 25 % más que en el año precedente, según datos de la Comisión Federal de Control y de Evaluación de la Eutanasia.
Además de Bélgica, la eutanasia «activa» -con asistencia médica- está despenalizada en Europa en Holanda y Luxemburgo.
En Suiza, se permite el suicidio asistido, es decir que un médico puede proporcionar al enfermo irreversible una dosis letal de medicamento, que deberá tomar el paciente por sus medios.
Santa Fe con agencias

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