
Bogotá, Colombia, 31 de enero de 2017
Carta abierta del ciudadano colombiano Carlos Fradique-Méndez, C.C. 311.238 a las señoras y señores Nobel de Paz que asistirán a la XVI Cumbre Mundial de premios Nobel de Paz que se realizará en Bogotá, entre el 2 y 5 de febrero de 2017.
Señoras
Jody Williams, Rigoberta Menchú, Leymah Gbowee, Wided Bouchamaoul, Shirin Ebadi, Tawakkul Karman.
Señores
Oscar Arias, Juan Manuel Santos, Mohamed El-Baradei, William David Trimble, Lech Walesa, Mikhail Gorbachov, Rvdo Carlos Felipe Ximenes, José Ramos-Horta, Kailash Satyarthi.
Muy respetadas señoras y muy respetados señores: Ofrezco mi saludo fraterno y con sabor a mieles colombianas que llegan a los más remotos lugares del mundo aun contra la voluntad de quienes se empeñan en dañar este bello retazo del planeta enclavado en lo más íntimo del corazón de nuestra tierra. Recíbanlo con aprecio.
Uds. gozan de la gratitud de todos los pueblos del universo por haber sembrado semillas de sana convivencia.
Uds. han sido distinguidos con el premio Nobel y seguramente por otros más, porque han vivido situaciones excepcionales en medio de los conflictos de sus países o de países que tienen vínculos con los suyos y tienen buenas intenciones de hacer algo por la paz del mundo. A veces parece que hacen caso omiso de lo que una historiadora colombiana, cuyo nombre omito por temor a estar equivocado, llamó la estupidez del mundo. Lograr la comprensión de los humanos es una de las tareas más difíciles en el diario vivir. Si fuera fácil, la obesidad no sería una calamidad mundial y los accidentes de tránsito causados por conductores alicorados serían la excepción.
POR SUS OBRAS LOS HAN RECONOCIDO
Uds. han trabajado en propuestas para que cese la siembra de minas antipersona que son armas letales y macabras inspiradas por mentes criminales en su más alto grado, tareas para rescatar niños de la guerra y de la pobreza, para ponerle fin a las armas nucleares y químicas que siguen en producción porque hay desquiciados que sueñan con sentarse en el Everest o en el Aconcagua a ver la destrucción del mundo, para pedir la participación social de minorías, para terminar conflictos parciales con sublevados, para lograr diálogos entre países enemistados a veces por la creencia tonta de que ya vino el Redentor o de que debemos esperar su próxima visita, por el reconocimiento de derechos políticos para un sector de la sociedad o laborales para grupos de trabajadores. Todas estos sueños, en gran parte hechos realidad o que han comenzado a hacerse realidad, les han valido para la distinción mundial.
LAS GUERRAS SIGUEN
Si hacemos un paneo al planeta, lo real, y no es ironía, es que Uds. saben que el mundo sigue en guerra, en diferentes formas de guerra y que a veces piensan que se ha perdido la esperanza de lograr que los humanos compartamos sin violencia o por lo menos con violencia tolerable. A veces les hacen la más compleja de todas las preguntas para Uds. ¿Cómo se logra la paz mundial? y no tienen forma de responder. Una probable respuesta con marco estrictamente teórico puede ser la cita de la frase que reza: “Si vis pacem, cole iustitiam” que aseguran fue creada por los fundadores de la OIT con sede en Ginebra, creada tras la I Guerra Mundial.
En todo caso, cualquiera que sea el origen de la sentencia latina así se haya inspirado en ““si vis pacem para bellum”, lo cierto es que la justicia justa, la que garantiza a todas las personas el goce de sus derechos fundamentales para tener una vida digna y decorosa, es la verdadera fuente de la paz, o si se quiere de la minimización de la guerra, porque en una sociedad justa y más con justicia social no habrá espacio para izar las banderas de la pobreza, la inequidad, la corrupción y otras más que son las que aprovechan los violentos para sus fines maléficos.
LAS METAS DEL MILENIO
En el año 2000, las Naciones Unidas, fijaron los objetivos de desarrollo del milenio.
Los propósitos son loables y de lograrlos, los humanos viviríamos en una sociedad de relativa tranquilidad, seguridad y progreso.
Todos queremos, erradicar la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal y que todas las personas se capaciten para desempeñarse honradamente en un arte u oficio; que se garantice la igualdad entre los hombres y mujeres respetando las diferencias que son de su esencia, que la mortalidad infantil sea mínima por causas de pobreza y desnutrición y que todos los progenitores seamos responsables, que las madres tengan asistencia de salud antes de la gestación, durante la gestación, en el parto y luego del parto, que haya prevención total para las enfermedades de trasmisión sexual como el VIH y otras que azotan la humanidad como el paludismo y la desnutrición y la mala nutrición, que todos nos empeñemos en restablecer el equilibrio del medio ambiente recuperando la fauna, la flora, los recursos hídricos y dando buen manejo a nuestros recursos naturales y por último, fomentando y haciendo realidad la asociación para el desarrollo.
Las cifras, sobre estadísticas respecto de los logros de estas metas, están a la mano de los sociólogos, economistas, historiadores, políticos de Estado. La realidad está a los ojos del mundo.
LAS CAUSAS DE LA GUERRA
Debemos aventurarnos a identificar las verdaderas causas de la guerra, que en muchas sociedades son apenas causas del conflicto social. Me arriesgo a enlistar las siguientes:
La pobreza que en muchos sectores está emparentada con la miseria y con quienes atizan el crecimiento hasta geométrico de estos flagelos sociales, la falta de políticas de crecimiento de población y el auspicio de hacinamientos, el desempleo, la violencia y el multi maltrato en la familia y contra la familia, la propuesta de aniquilar la familia y la creencia de que puede ser efímera y sin compromisos, la acumulación de privilegios por unos pocos, la educación carente de valores, la información esclava de la tecnología y de artículos enriquecidos de sofismas, la mini corrupción que se expande hasta la gran corrupción que forma cultura ciudadana, la inequidad por el abuso en los mercados internacionales, la desaparición de fronteras sin haber previsto sus consecuencias, la creencia de que Dios tiene solo una figura en vez tolerar la idea de que cada uno de nosotros somos espejos de la Divinidad o la lucha por imponer el ateísmo, que es otra religión; el manejo de los mercados –de todos- por solo unos privilegiados, la crisis de los sistemas de justicia por ignorancia o por tendencias ideológicas o por mera arbitrariedad, la adhesión al poder para fingir democracia y ocultar la dictadura que está a la vista de todos, la propagación de culturas que solo patrocinan los disturbios y las vías de hecho, así sean sangrientas, como solución a conflictos sociales reales o creados por meros sentimientos, el machismo a veces provocado por las mismas mujeres que lo consideran oportunidad para lograr beneficios así sean temporales; las agresiones irreversibles al medio ambiente o mejor a la madre tierra y a los recursos naturales, la ejecución de todas las formas de agresión contra la flora y la fauna, la pérdida dolosa de los recursos hídricos que generarán una guerra devastadora, las políticas guerreristas por la explotación y comercialización del petróleo, la deshumanización del ser humano y su lenta pero irreversible robotización, la depreciación del valor de la vida no como mercancía, sino como soporte de la pervivencia de los pueblos. La lista queda para adicionarla y para encontrar remedios para evitar mayores catástrofes humanas.
CAMBIAR UN CONFLICTO POR OTRO
Es verdad sabida que la historia del mundo es la historia de la guerra. El mundo no ha vivido un solo instante de lo que han llamado LA PAZ PERPETUA. Afirman que Lucio Quincio Cincinato (519 a. C.-439 a. C.) considerado “un arquetipo de rectitud, honradez, integridad y otras virtudes romanas, como frugalidad rústica y falta de ambición personal, virtudes que supo combinar con una capacidad estratégica militar y legislativa notables” logró vencer a los ecuos amparado por la oscuridad y quienes acosados entre dos fuegos, pidieron la paz. Cincinato les permitió marchar libres a condición de rendir las armas y entregar los jefes a los romanos. Cumplida su misión, el dictador se despojó de la toga orlada de púrpura, transcurridos apenas seis días, y aunque aún podía prolongar el poder durante seis meses, se reintegró a su arado. En adelante, Cincinato constituyó un símbolo del espíritu cívico de los romanos.” Ideas tomadas de Wikipedia.
Luego de esta “victoria” Roma, la gran Roma, se debatió entre guerra y guerra hasta su caída total. De esa gran Roma, la del Imperio que dominó el mundo apenas queda una Italia que vive de conflicto en conflicto y con grandes dificultades. A veces pienso que vive de las glorias del pasado.
MINIMIZAR LA GUERRA
Y como es difícil tener paz verdadera, paz perpetua, entonces lo que debemos hacer es minimizar la guerra. Si hay guerras que sean lo menos letales posibles, soportables si esta condición es de recibo. Que cada uno de nosotros sea soldado en pro de la minimización de la guerra, comenzando por el uso reiterado de la palabra amable, de la sonrisa sincera, del ofrecimiento de manos sin armas y menos sin armas escondidas.
SI NO HAY PAZ EN LA FAMILIA
Desde tiempo atrás he dicho que “Si no hay PAZ en la familia, no hay PAZ en las naciones y sin PAZ es imposible rehacer el mundo”.
La familia, universalmente es considerada la célula fundamental de la sociedad, de tal suerte que podemos decir que una sociedad, un País es lo que son sus familias y sus maestros que son como los segundos padres de nuestros hijos.
Si no hay familia, no habrá sociedad y debemos comenzar por evitar que haya causas de conflicto en las familias. Comenzar por la base para ir poco a poco a la cúspide.
Hago votos porque de su reunión salgan propuestas viables para seguir construyendo un mundo mejor, que sea viable y cuyo final, el final del mundo, lo podamos retrasar el mayor tiempo posible.
Renuevo mis sentimientos de respeto y consideración,
Abogado Carlos Fradique-Méndez
C.C. 311.238 T.P. 866
Telf 3153374680

