
Este viernes cientos de miles de personas evacuaban zonas costeras del sureste de Estados Unidos para huir del huracán Irma, que castiga a Cuba con intensas lluvias y fuertes ráfagas de viento tras dejar una veintena de muertos en otras islas del Caribe.
La gigantesca tormenta Irma, a la cual autoridades estadounidenses tildan de “catastrófica”, se espera que golpee este estado el fin de semana con vientos de 240 km/h, provocando una subida brutal de las aguas, de hasta ocho metros por encima de su nivel normal.
Vehículos cargados con todo tipo de enseres, como un colchón o un kayak, viboreaban hacia el norte a lo largo de las dos autopistas de Florida. Hacia el sur, convoyes militares transportaban gasolina para permitir que más personas abandonen la zona.
Antes de partir, en el parque de casas rodantes Sunnyside, un barrio de trabajadores en el oeste de Miami, los residentes protegían sus frágiles viviendas con planchas de madera o zinc.
“Los techos van a salir volando igual”, se lamentaba Pedro Martí, un plomero cubano de 49 años, mientras ponía de todos modos las planchas de madera, que él mismo tachó de “ridículas”. “No voy a encontrar nada cuando vuelva”, dijo resignado.
