Mancuso revela operaciones conjuntas con Ejército y Policía: Incluían elementos de castigo, dolor y terror en la población para obligarlas a dejar de apoyar la guerrilla
–En el primer día de audiencia Audiencia Única de Verdad convocada por la Jurisdicción Especial para la Paz, JEP, el excabecilla paramilitar Salvatore Mancuso habló sobre alianzas puntuales de la fuerza pública, como también de algunas élites políticas y económicas, con los paramilitares a través de las Convivir.
Durante la segunda jornada, este jueves, Mancuso detalló las operaciones conjuntas entre paramilitares e integrantes de la fuerza pública –Ejército, Policía y Armada Nacional–, la segunda práctica criminal de expansión paramilitar identificada por la JEP y que fue un combustible de violencia en Córdoba.
Según dijo, se llamaban ‘operaciones de castigo’: «Se armaba un teatro de operaciones que incluía unos elementos de castigo, dolor y terror en la población para obligarlas a dejar de apoyar la guerrilla».
La diligencia, que se lleva a cabo en Montería, Córdoba, con presencia de víctimas de esta región en calidad de oyentes, fue presidida por la magistrada María del Pilar Valencia.
Acompañaron la diligencia la magistrada Heydi Baldosea, presidenta de la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas, y el magistrado Pedro Díaz, de la misma sala, así como el procurador delegado ante la JEP, Jairo Acosta.
«Mancuso fue un instrumento clave. Ellos necesitaban alguien que hiciera el enlace entre grupos al margen de la ley, políticos e instituciones del Estado», señaló Rogeres Higuita en un testimonio en el que resumió cómo la población experimentó las alianzas paramilitares en Córdoba.
Según la JEP esta es la segunda práctica criminal que se expone en esta Audiencia Única de Verdad, la cual aborda el vínculo entre paramilitares y unidades del Ejército, que llevó a que operaran de manera conjunta, ocupando espacios en los que la fuerza pública no tenía control.
Las operaciones mixtas generaron zozobra en las comunidades y sembraron desconfianza en los miembros del Ejército y la Policía. Además, fueron el combustible de la violencia y una máquina de violaciones de los derechos humanos cuya principal víctima fue la población civil
La magistrada Valencia aclaró que la expresión ‘operaciones militares conjuntas’ «la utilizamos en su sentido más amplio (…). Se refiere a operaciones de estructuras paramilitares que hayan realizado junto a unidades de Policía, Fuerzas Militares, e incluso órganos de inteligencia».
Las preguntas que se le formularon a Mancuso en esta jornada fueron sobre la planeación y ejecución de operaciones (incluidos el despeje de zonas, intercambio de información, apoyo logístico y financiación); luego, sobre hechos posteriores a las operaciones.
Sobre la planeación de las operaciones conjuntas a inicios de los años 90, Mancuso reafirmó que en Córdoba «no hay un solo oficial superior que diga que no participó conmigo y operó en operaciones conjuntas, o en planeación o apoyo. Así de claro y contundente». #MancusoEnLaJEP pic.twitter.com/FKS2kamUD2
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Sobre las operaciones y nombres específicos, Mancuso relató que en Tierralta, en una ocasión, salieron dos contraguerrillas de la compañía Ballestas «al mando del capitán Sánchez y el capitán Camelo. Esto no se sabía, es primera vez que lo decimos», señaló.
«Esas operaciones se planificaban con los coroneles y comandantes de Brigada. En algunas ocasiones, con coroneles comandantes de Batallones, con los oficiales sobre el terreno, capitanes, tenientes, mayores», agregó Mancuso.
Mancuso relató una operación conjunta de incursión de autodefensas arriba del río Esmeralda.
«Fue una operación grande, estaba el comandante del batallón Energético, en Urrá, un mayor López, tampoco se ha hablado de él. Se sentó con ‘Rodrigo Doble Cero’ y conmigo».
«En esa operación (en Urrá) todas las autodefensas que operábamos alrededor de la Cuarta, Onceava y Brigada 17, participamos. Al igual que participaron tropas de la Brigada 11 y 17. Salió gente de autodefensas desde Ituango», agregó Mancuso
«Con el mayor López y los hombres bajo su mando planificamos parte de la operación de lo que nos correspondía a nosotros. ‘Rodrigo Doble Cero’ le explicó la operación, ejes de avance, sitios específicos a golpear en donde había campamentos», puntualizó Mancuso
Sobre los objetivos finales de esas planeaciones y su papel principal, Mancuso explicó que «mi papel en la planificación fue sentarme con ellos (comandantes de batallones) a definir lugares por dónde deberíamos bloquear posibles apoyos a la guerrilla y enviar las tropas», dijo
Sobre el rol de la Fuerza Aérea en la planeación de estas operaciones, Mancuso detalló que «no reportaban a la fuerza pública y, si reportaban, automáticamente llamaban a averiguar a través de una frecuencia interna y se identificaba que éramos nosotros» pic.twitter.com/NNyAtgZjIl
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«Ahora, cuando recibían el reporte, como por ejemplo en la operación de El Salado, yo (piloteando) hablo con el capitán al mando de la aeronave de combate, le digo que somos autodefensas en la misma lucha. Y no me derriba porque le explico quiénes somos», precisó Mancuso.
Sobre los entrenamientos con pilotos, Mancuso puntualizó: «eso lo sabían todos los altos mandos. Lo sabía la Brigada donde estábamos (…). Yo fui totalmente entrenado por las fuerzas militares en todo sentido y ellos tenían conocimiento en Córdoba».
Mancuso relató cómo, en operativo en Urrá, el Ejército y los paramilitares perdieron gran cantidad de armamento. «Lo recuperamos y tocaba dividir cuál era de nosotros, del Ejército y de la guerrilla. Tuvimos que hacerlo así para que el Ejército no reportara el armamento perdido».
Añadió: «Cuando ingresamos al Catatumbo se coordinó con el Ejército. Se planificó con el general Mario Fernando Roa (…). En la zona ya se habló con el coronel Matamoros. Y sobre el terreno con el comandante del batallón Héroes de Saraguro, el mayor Mauricio Llorente Chávez» pic.twitter.com/onFx63fWtj
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Ante la Sala, Mancuso también relató cómo en esa incursión al Catatumbo el Ejército le puso a disposición a Francisco Javier Rodríguez, alias ‘Nicaragua’, quien salió del conflicto de Nicaragua, había sido miembro del ELN y «se había pasado a las filas del Ejército».
«Esa incursión se hizo a través de camiones. Se coordinaba con la fuerza pública (…). Atravesaron Córdoba, Sucre, Bolívar, Magdalena, Cesar y Norte de Santander para llegar al Catatumbo. Y los comandantes de autodefensa coordinaron con comandantes de bases militares», informó
Agregó: «Las coordinaciones siempre estuvieron. La Policía que estuvo en #LaGabarra y en Tibú, lo mismo que el Ejército, siempre, desde que entramos hasta que salimos, tuvo coordinación con nosotros. Todos. El comandante de Policía de Tibú era el teniente Alexander Gutiérrez»
«Castaño recibe el pedido de que son tantas las víctimas que se estaba llamando la atención. (…) Producto de estas presiones, Castaño ordena desaparecer a estas víctimas en hornos. Luego se agregó la práctica de arrojar las víctimas a territorio venezolano», #MancusoEnLaJEP pic.twitter.com/8csCGzUVED
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Sobre esta práctica, la magistrada Valencia le pidió a Mancuso Gómez precisión sobre el lugar, el año y cuál fue el papel del excomandante paramilitar en estos hechos.
«Unas víctimas fueron arrojadas al río, en la frontera. Pero miembros de autodefensas ingresaron y dejaron fosas en Venezuela. Allá hay por lo menos más de 200 personas desaparecidas que mencioné en días pasados», relató Mancuso.
«Unas víctimas fueron arrojadas al río, en la frontera. Pero miembros de autodefensas ingresaron y dejaron fosas en Venezuela. Allá hay por lo menos más de 200 personas desaparecidas que mencioné en días pasados», relató Mancuso.
En relación al apoyo para operaciones conjuntas en el Catatumbo, Mancuso precisó que «planificamos operaciones con el Batallón Héroes de Saraguro, con el Grupo Mecanizado No. 5, y con la Fuerza de Tarea Catatumbo (Vulcano), en Tibú».
«Magistrada, gran parte de lo que le dije el día de hoy es novedoso. Hace parte de operaciones que se conocen pero no los responsables, esa es la novedad. Se conocen los hechos pero no quienes planificaron, participaron o ejecutaron estas operaciones», señaló Mancuso
A solicitud de la magistrada Valencia, Mancuso precisó quién era Misael Valero Santana: «Él era un soldado del batallón ‘Saraguros’ que nos lo cedió el Ejército para que nos sirviera de guía y enlace, en las operaciones nuestras, en la zona con el Ejército».
«Yo les solicito de manera respetuosa que me permitan ir personalmente con ustedes para poder identificar esos lugares», dijo Mancuso sobre las fosas en Venezuela que usaron para desaparecer más de 200 víctimas pic.twitter.com/DHRkPaazi4
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Mancuso precisó que Carlos Castaño le dio la orden de coordinar esa desaparición de víctimas a partir de «una reunión de altos mandos militares por la preocupación y por presiones del gobierno nacional de ese entonces, esto es año 2000, 2001, por el número de víctimas»
«En este caso particular (de Venezuela) todas las fuerzas militares sabían porque todas hacían presiones sobre nuestros hombres. Esas presiones se hacen mucho más fuertes cuando se hace la transición de Pastrana a Uribe», resaltó Mancuso.
Mancuso también detalló que las presiones venían en el sentido de «no afectar los ascensos de los militares en estas zonas. Y la manifestación de decirnos que siguiéramos en la lucha contra la guerrilla y: ‘no me dejen los cuerpos, desaparézcanme los cuerpos'»
Sobre los intereses económicos que influyeron en estas operaciones conjuntas, Mancuso dijo que «confluían el interés de la autodefensa con el interés del gobierno nacional. Esto a finales de 1995 y 1996». Bajo esa realidad se dieron varias operaciones conjuntas contra el EPL.
En cuanto a intereses económicos en Catatumbo, «una empresa golpeada duramente por la guerrilla y nos pedía colaboración fue Termotasajero, que vende energía; las empresas de hidrocarburos y transporte también tenían un interés», mencionó Mancuso.
En seguida, Mancuso mencionó el relacionamiento con el estadounidense James Lee Atkins, jefe de seguridad de la empresa Drummond. «Nos entregaron el listado de unos sindicalistas de la Drummond que asesinamos. Esto fue alrededor del año 2000 o antes», aseguró
«Cuando llegamos al Cesar nos reunimos con todas las personas ricas del Cesar. Esa reunión fue Jorge Gnecco quien la propició. Incluso las casas donde teníamos el centro de operaciones nos la facilitó Jorge Gnecco. Quedaba en el mejor barrio de Valledupar, Novalito», dijo Mancuso.
Al dar más detalles sobre el traslado de cuerpos a Venezuela, Mancuso relató que «se coordinó con unos militares, no tengo los nombres, pero allá hay unos cementerios con al menos 200 víctimas en San Cristóbal, Ureña, San Antonio, La Fría y Boca de Grita (estado Táchira)»
«Las víctimas que llegaron ahí venían de Cúcuta, Los Patios, Chinácota, Pamplona, El Zulia. Eran víctimas sindicadas de estar relacionadas con la guerrilla o víctimas del control social y político que ejercíamos en la zona», precisó Mancuso a la Mag. Valencia.
«Las víctimas que llegaron ahí venían de Cúcuta, Los Patios, Chinácota, Pamplona, El Zulia. Eran víctimas sindicadas de estar relacionadas con la guerrilla o víctimas del control social y político que ejercíamos en la zona», precisó Mancuso a la Mag. Valencia.
Sobre la expansión y creación del bloque norte, Mancuso relató: «en estos hechos yo hice contactos con militares para la creación del bloque norte con el comandante de todos los militares que estaban en todo el norte de Colombia. El general Iván Ramírez me abrió las puertas…»
Respecto a la desmovilización del EPL, que pasaron a filas paramilitares, Mancuso precisó que «eso se dio en apariencia de legalidad en la finca Cedro Cocido, de alias ‘HH’. Paralelamente yo venía coordinando operaciones con varios altos mandos militares».
«En esta desmovilización del EPL pedimos hablar con Horacio Serpa, que era ministro de Gobierno de Samper, a quien Castaño había conocido a través Rolando Henao, un narcotraficante que fue de los que apoyaron en la elección con recursos del narcotráfico», dijo Mancuso pic.twitter.com/pHwVGrZDMI
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«A una hacienda de los Castaño llegan el coronel Barrero y René Sanabria, Carlos Castaño los recibe. Cambiamos armamento y se da la desmovilización con visos de legalidad. Dos meses después Otoniel va al mando de las tropas que mandamos a Mapiripán», agregó Mancuso
Finalmente, Mancuso confirmó que «hubo coordinación con los altos mandos militares para la desmovilización del EPL. Y Carlos Castaño habló directamente con el ministro Serpa. Desde el gobierno de Samper sabían que era una operación de autodefensas».
Los despejes de zonas fue otra dinámica que se dio durante las operaciones conjuntas entre integrantes de la fuerza pública y paramilitares. La magistrada Valencia pidió a Mancuso que detallara cómo se dieron esos apoyos por parte de estructuras militare
Mancuso relató que para el momento en que se le ordena la creación del Bloque Norte ya existían múltiples grupos en la región:
A partir de allí se creó las autodefensas como un frente del Bloque Norte en esa región de Sucre y Montes de María».
En respuesta a la magistratura, Mancuso aseguró que cuando se le ordenó la creación del Bloque Norte, se reunió con varios ganadores, entre ellos Miguel Nule Amín en su finca, e incluso, fue a Medellín a continuar esas reuniones en el Club Medellín
“Esas personas de Antioquia tenían intereses económicos en la región. Tenían fincas de ganado sobre la costa”, respondió Mancuso a la magistrada Valencia, quien le preguntó al exjefe paramilitar sobre las reuniones en Medellín de cara a la expansión a Montes de María
“En Montes de María hubo algo bastante fuerte. Fue una masacre que se ejecutó en compañía con la Infantería de Marina, fueron mezcladas con Autodefensas (…). Se dio en las veredas el Congal, Campo Alegre y Copaca, el 16 de agosto de 1999, hubo alrededor de 13 víctimas”, Mancuso
“¿Sus relaciones llegaron a estar vinculadas con altos mandos de la Armada y en concreto de la Brigada?”, le preguntó la magistrada Valencia a Mancuso. “Sí, su señoría tanto de Armada, como de Policía, como de Ejército”, respondió el exjefe paramilitar
“Los conocí en rangos inferiores y algunos de ellos, el mayor Camargo, fue comandante después de la Primera Brigada de Infantería de Marina y fue el encargado de dar de baja a Martín Caballero, comandante del Bloque Caribe de las Farc”, agregó Mancuso.
“Les voy a poner otro ejemplo, el coronel Barrero terminó siendo comandante de las Fuerzas Militares. Igual sucedió con el coronel Carreño. Todos ascendieron en su carrera y siguieron teniendo contacto con nosotros”, puntualizó Salvatore Mancuso.
“Muchos hechos de estos se coordinaban con la Policía. Por ejemplo, El Aro. Para llegar a El Aro es una operación que es muy grande que se ejecuta por parte de las Autodefensas”, dijo el exjefe paramilitar, quien entregó detalles de la participación de la Fuerza Pública pic.twitter.com/Qx4anZoWyh
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En respuesta a la magistratura sobre el apoyo logístico que daba la Fuerza Pública a las Autodefensas, Mancuso respondió: “Sí, efectivamente recibíamos. Después de combates donde había ‘legalización de falsos positivos’, ellos simulaban un pequeño combate”
“En cuanto a prendas militares y rangos. Básicamente nos quitábamos los brazaletes de Autodefensas y quedábamos igual que un soldado, pero nos identificábamos con unas ‘chalizas’ que nos poníamos nosotros mismos”, agregó Mancuso
“Me puse un uniforme de un capitán de la policía para salir (…), la risa no es de burla, sino de la impresión que hoy me produce hasta las profundidades que pudimos llegar en las alianzas”, respondió Mancuso, tras preguntarle por el uso de prendas militares.
Sobre hechos denunciados en Justicia y Paz, de los cuales no ha habido actuaciones legales, Mancuso dijo «por ejemplo contra Carlos Holguín Sardi, quien fue a solicitar que se creara el Bloque de autodefensas en el Valle del Cauca con unos empresarios», dijo Mancuso pic.twitter.com/a9bYxdikVk
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«Eso fue como en el año 96 o 97. El señor Holguín Sardi fue a una hacienda que se llama 53 que utilizaba Castaño como lugar de visita, acompañado Rodrigo García Caicedo, ambos del partido Conservador», agregó Mancuso en la Audiencia Única de Aporte a la Verdad.
«En esa reunión ellos estaban indagando cómo era el modelo de autodefensas, Carlos Castaño le explicó. Que necesitábamos alguien que fungiera de bisagra o contacto con la fuerza pública, igual que Castaño se lo explicó a Francisco Santos», dijo Mancuso.
«Y con los empresarios conseguir el dinero y de esa manera ingresábamos a las regiones. Castaño les dijo que armar el pequeño grupo que ingresaría costaba cerca de 1.500 millones de pesos para la época. Finalmente, no tomaron una decisión», relató Mancuso ante la magistratura.
Mancuso contó que a los pocos meses de esta reunión otros hombres hicieron la misma solicitud a Castaño y aportaron el dinero necesario para conformar el grupo por el que mostró interés Holguín Sardi.
«Entonces, eso fue lo que sucedió con el señor Holguín Sardi, su señoría. Y yo lo denuncié ante Justicia y Paz. Esto lo dije. Y nunca sucedió nada», resaltó Salvatore Mancuso durante la Audiencia Única de Aporte a la Verdad ante la JEP.
Con respecto a la operación en Mapiripán, Mancuso dijo: «no tenía responsabilidad en el área donde iba a operar, mi participación fue poca. Participé enviando tropas. Eso se organizó en una reunión previa en la que estuvo el capitán Humberto Victoria».
«Carlos Castaño tuvo reuniones con Víctor Carranza y Vicente Castaño para organizar el ingreso a Mapiripán. También hubo comunicación con el general Rito Alejo del Río. Estas coordinaciones se las pidieron tanto Raúl Hasbún como a ‘El Alemán’ Fredy Rendón», dijo Mancuso.
En cuanto a financiamiento o apoyos logísticos, Mancuso detalló que «en la única zona en la que no se cobró impuesto fue en la región de Córdoba donde yo tuve mando. Fue uno de los compromisos que le pedí a Carlos y Vicente Castaño cuando creamos las ACCU»
«Yo me reuní con un señor de apellido Jattin que tenía la representación de Bavaria en el bajo Sinú. Lo contactamos a él, y a los distribuidores que tenía Bavaria en la región, y se pactó que Bavaria entregaría un aporte a través de esos distribuidores» dijo Mancuso.
“¿Quién era William Vélez?”, le preguntó la magistrada Valencia a Mancuso. “Era un ganadero muy importante de la región (…) Él enviaba a su administrador directamente a Vicente Castaño para que Castaño recibiera unos aportes mensuales que este señor hacía”.
Sobre el encubrimiento de las operaciones conjuntas, Mancuso dijo que «la Justicia Penal Militar, por supuesto, encubría todas estas operaciones que se hacían con las autodefensas. Ellos hacían todo lo que estuviera a su alcance para desvirtuar las acusaciones que se hicieran».
El procurador delegado ante la JEP, Jairo Acosta, pidió a Mancuso que precisara si se constituyó algún frente internacional en Venezuela, más allá del bloque frontera, en vista de la situación narrada sobre la desaparición de víctimas en ese país, durante la jornada de la mañana.
Mancuso respondió: «en algún momento un general venezolano se reunió con nosotros a proponernos a dar un golpe de Estado para asesinar a Hugo Chávez. Pero nosotros no quisimos asumir semejante responsabilidad. Pero Castaño les ofreció entrenar hombres para ello».
El procurador Acosta también preguntó si Mancuso tuvo contacto con la comandancia del Batallón La Popa. «Sí, yo hice las primeras coordinaciones y dejé los enlaces encargados de estas estructuras cuando me salió orden de captura», respondió Mancuso.
Sobre las llamadas ‘operaciones de castigo’ Mancuso detalló se ejecutaban «era porque no nos íbamos a quedar en el área. Se armaba un teatro de operaciones que incluía unos elementos de castigo, dolor y terror en la población para obligarlas a dejar de apoyar la guerrilla».
«Son situaciones dolorosas que se dieron. Estas operaciones de castigo desestabilizaban a regiones completas que involucraron a cantidad de campesinos que nada tenían que ver, que se encontraban en el lugar equivocado cuando pasábamos por allí», agregó Mancuso.
«Esto llevó a que nuestras acciones resquebrajaran la credibilidad de las poblaciones en las instituciones del Estado porque nos veían actuar de manera conjunta. Y hoy vemos que ese daño sigue vigente», dijo Mancuso adicionalmente.
«Recurrimos a finanzas ilícitas que incluyeron todo lo que había en la zona. Ecopetrol permitía que nosotros extrajéramos combustible del oleoducto y no suspendían el bombeo. De esa manera se nos pagaba a través de Ecopetrol, de esa extracción», agregó Mancuso.
«A través de las bananeras se hizo lo mismo. A través del narcotráfico también nos financiamos. Fueron múltiples las modalidades que utilizamos para financiarnos», puntualizó Mancuso ante la pregunta de la magistrada Valencia.
Esta diligencia continuará el lunes 15 de mayo y será transmitida en vivo en las redes sociales de la JEP.

