–La Organización Mundial de la Salud, OMS, pidió recientemente prepararse para prevenir una enfermedad que todavía no existe, pero que podría hacerlo en el futuro. Tras el anuncio, usuarios en redes sociales difundieron información falsa sobre la llamada “Enfermedad X”. Sin embargo, este término, acuñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), no se refiere a una patología existente, sino a una entidad hipotética.
La ‘Enfermedad X’ no existe actualmente, pero podría hacerlo en el futuro. Esta hace referencia a un hipotético patógeno que podría causar una epidemia internacional grave, pero no se refiere a una enfermedad real, según explica la OMS, que acuñó este concepto para prepararse ante posibles futuras amenazas.
En 2017, la OMS introdujo el término ‘Enfermedad X’ en su lista de enfermedades prioritarias para su investigación -junto a otras patologías como el ébola o el zika- para indicar la posibilidad de que «una grave epidemia internacional podría estar causada por un patógeno actualmente desconocido».
En todo caso, la organización precisa en su página web que este listado «no es exhaustivo» ni indica «las causas más probables de la próxima pandemia», sino que se centra en enfermedades para las que no se tienen suficientes vacunas ni medicamentos.
La OMS explica que el objetivo detrás de este concepto es estar preparados en términos de investigación para lograr fármacos y vacunas que pudiesen responder a esa amenaza.
Este concepto sirve para establecer posibles medidas preventivas y de contención, así como para implementar nuevas tecnologías, lo que en su momento ayudó a acelerar el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19.
«Los laboratorios llevaban ya diseñando en unas líneas de trabajo que de alguna manera favoreció que pudiésemos tener la vacuna en ese tiempo», dice Federico Arribas, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología.
En definitiva, la «enfermedad X» no es una patología real, sino un concepto para que los sistemas de farmacovigilancia y de salud se preparen ante futuras amenazas epidemiológicas.
Es un concepto abstracto, un nombre en clave para un patógeno aún desconocido que podría, teóricamente, provocar una grave crisis sanitaria internacional. No obstante, este término ha sido malinterpretado y distorsionado, dando lugar a una ola de desinformación y teorías de conspiración.
A pesar de los esfuerzos de la OMS por clarificar su significado, la «enfermedad X» ha sido erróneamente presentada en redes sociales y foros digitales como una amenaza inminente, una enfermedad emergente con una mortalidad superior a la COVID-19. Estas afirmaciones infundadas han encontrado un terreno fértil en el miedo y la incertidumbre generados por la pandemia reciente, llevando a interpretaciones erróneas y alarmistas.
La realidad es que la OMS introdujo este término en 2017 en su lista de enfermedades prioritarias para la investigación. Su objetivo era señalar la posibilidad de que un agente patógeno desconocido pudiera desencadenar una pandemia y subrayar la necesidad de prepararse para lo desconocido.
En marzo de 2020, The Lancet Infectious Diseases publicó un estudio titulado «Enfermedad X: acelerando el desarrollo de contramedidas médicas para la próxima pandemia», que amplió el término para incluir al Patógeno X (el patógeno que conduce a la Enfermedad X) e identificó áreas de desarrollo de productos y coordinación internacional que ayudaría a combatir cualquier futura Enfermedad X.
Este enfoque proactivo busca fomentar la investigación y el desarrollo de vacunas y medicamentos que puedan adaptarse rápidamente a patógenos emergentes, como se vio en la respuesta rápida al desarrollo de vacunas para la COVID-19.
El malentendido en torno a la «enfermedad X» ha sido amplificado por teorías conspirativas que lo vinculan a oscuros planes de «élites globales». Tales narrativas se han propagado particularmente en torno a eventos como la conferencia del Foro Económico Mundial en Davos, donde se discutió este concepto.
«Por supuesto, hay personas que dicen que esto podría crear pánico. Es mejor anticiparse a algo que podría ocurrir porque ya ha sucedido muchas veces en nuestra historia, y prepararse para ello», dijo esta semana en Davos el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Las teorías de conspiración distorsionan la realidad, presentando la preparación frente a amenazas desconocidas como parte de un supuesto plan para desencadenar una pandemia.
La propagación de estas falsedades no es trivial; tiene serias implicaciones para la salud pública. Genera desconfianza en las instituciones sanitarias y científicas, debilitando los esfuerzos de prevención y control de enfermedades. Además, desvía la atención de las verdaderas amenazas sanitarias y puede retrasar la respuesta a emergencias reales.
En conclusión, la «enfermedad X» es un recordatorio de la constante evolución del mundo de los patógenos y la necesidad de estar preparados para lo inesperado. Su malinterpretación y uso en teorías conspirativas no solo es un desafío para la comunicación científica, sino también un riesgo para la salud pública global. Es fundamental que la información se transmita con claridad y precisión, y que el público esté informado y preparado para discernir entre hechos y ficciones en el ámbito de la salud. (Información New Scientist y DW).
