Ciencia y Tecnología Internacional

Satélite de más de 2 toneladas caerá a la Tierra este miércoles

–El satélite de observación de la Tierra ERS-2 de la Agencia Espacial Europea (ESA) reentrará al planeta de manera descontrolada este miércoles. La Oficina de Desechos Espaciales de la ESA, que está monitoreando y rastreando en vivo el descenso del aparato, estima que su reentrada a la atmósfera tendrá lugar al anochecer en Europa a partir de las 20:24, hora central europea (19:24, UTC).

Se espera que el satélite de teledetección, con una masa final de 2.294 kg, se queme en gran medida en la atmósfera. No se sabe dónde caerán algunos de los desechos de su fragmentación, pero la ESA considera que en su mayoría caerán en el océano. Asimismo, la agencia señala que el riesgo de que un ser humano resulte herido por desechos espaciales en un año es inferior a 1 entre 100.000 millones.

Lanzado el 21 de abril de 1995, el satélite tuvo una carrera de 16 años observando la Tierra. Durante su vida útil, recopiló una gran cantidad de datos sobre la disminución del hielo polar, los cambios en la superficie terrestre, el aumento del nivel del mar, el calentamiento de los océanos y la química atmosférica. Además, permitió la vigilancia de catástrofes naturales, como graves inundaciones y terremotos en lugares remotos.

En 2011, la ESA lo retiró de funcionamiento y ese mismo año se realizaron maniobras para disminuir su órbita y reducir sus posibilidades de chocar con otros satélites operativos. Reducir la órbita del satélite también aseguró que ERS-2 volvería a entrar en la Tierra en los siguientes 15 años, en lugar de en 100 años. La nave espacial quedó inoperable al agotar todo su combustible en el 2011.

Después de 13 años de degradación orbital, el satélite volverá a entrar de forma natural en la atmósfera terrestre, lo que se espera mañana. A medida que se acerque el reingreso, los expertos podrán predecir la hora y el lugar con mayor certeza.

La Oficina de Desechos Espaciales de la ESA lo está siguiendo muy de cerca, en coordinación con varios socios internacionales.

Los ERS llevaban un paquete de instrumentos que incluían un radar de abertura sintética de imágenes, un altímetro de radar y otros potentes sensores para medir la temperatura de la superficie oceánica y los vientos en el mar. El ERS-2 disponía de un sensor más para medir el ozono atmosférico.

Ambos recopilaron gran cantidad de datos sobre la disminución del hielo polar, los cambios en la superficie terrestre, el aumento del nivel del mar, el calentamiento de los océanos y la química atmosférica. Además, se utilizaron para vigilar graves inundaciones y terremotos en lugares remotos.

«La misión sentó las bases de muchos de los satélites actuales y de la posición de la ESA a la vanguardia de la observación de la Tierra».

Se han publicado miles de artículos científicos basados en su información y, gracias al programa Heritage, que garantiza que los datos de los satélites ahora inactivos sigan utilizándose, «seguirán surgiendo más hallazgos sobre nuestro mundo en constante transformación y los riesgos a los que nos enfrentamos», concluye la ESA. (Información RT y DW).