El Vaticano define los cardenales que elegirán al sucesor del Papa Francisco; son 133 originarios de África, América, Asia, Europa y Oceanía
–El Vaticano confirmó que son 135 cardenales los que están habilitados para elegir al sucesor del Papa Francisco, fallecido a los 88 años el pasado 21 de abril, pero dos de ellos no ingresarán al Cónclave por razones de salud y en consecuencia el proceso quedará a cargo de 133, en quienes estarán representadas 17 naciones de África, 15 de América, 17 de Asia, 18 de Europa y 4 de Oceanía.
Uno de los ausentes será Antonio Cañizares, Arzobispo Emérito de Valencia (España), según confirmó el arzobispado. El otro, al parecer es el Cardenal Vinko Pulji?, Arzobispo Emérito de Sarajevo (Bosnia-Herzegovina), quien recibió el alta médica hace unos días.
Por otro lado, el ex sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, Cardenal Giovanni Angelo Becciu, quien tanto insistió en que participaría, confirmó en un comunicado que no estará en el cónclave, obedeciendo la voluntad del Papa Francisco.
«Teniendo en el corazón el bien de la Iglesia, a la que he servido y seguiré sirviendo con fidelidad y amor, así como contribuir a la comunión y serenidad del Cónclave, he decidido obedecer como siempre he hecho a la voluntad del Papa Francisco de no entrar en el Cónclave permaneciendo convencido de mi inocencia», escribió el Cardenal Becciu.
En 2020, el Cardenal Becciu renunció a sus privilegios cardenalicios tras ser acusado de delitos financieros. En diciembre de 2023, fue condenado por malversación de fondos, fraude agravado y abuso de poder, e inhabilitado perpetuamente para ejercer cargos públicos. El cardenal siempre ha mantenido que es inocente y actualmente está apelando la condena.
Así las cosas, 53 cardenales europeos, 37 americanos (16 norteamericanos, 4 centroamericanos y 17 sudamericanos), 23 asiáticos, 18 africanos y 4 oceánicos, serán los que a partir del 7 de mayo se congregarán en el Cónclave en la capilla Sixtina para elegir al 267º Pontífice de la Iglesia Católica, en una jornada que será precedida de una misa «pro eligendo Pontifice» a las 10:00 (hora de Roma) en la basílica de San Pedro, antes de comenzar las votaciones. Por la tarde, los cardenales se reunirán en oración en la Capilla Paulina y luego se dirigirán en procesión a la Capilla Sixtina para iniciar el Cónclave.
De los 133 cardenales que tienen derecho a voto en el cónclave, 15 tienen menos de 60 años. De estos, los cinco más jóvenes son:
• El Cardenal Mykola Bychok (45), Obispo de la Eparquía de los Santos Pedro y Pablo en Melbourne (Australia).
• Cardenal Giorgio Marengo (49), Prefecto Apostólico en Ulán Bator (Mongolia).
• Cardenal Américo Manuel Aguiar Alves (51), Obispo de Setúbal (Portugal).
• Cardenal George Jacob Koovakad (51), prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso.
• Francis Leo (53), Arzobispo de Toronto (Canadá).
Y el más anciano el español Carlos Osoro Sierra, de 79.
Por primera vez, 12 naciones con electores nativos están representadas en el Cónclave: De Haití, el cardenal Chibly Langlois; de Cabo Verde, Arlindo Furtado Gomes; de la República Centroafricana, Dieudonné Nzapalainga; de Papúa Nueva Guinea, John Ribat; de Malasia, Sebastian Francis; de Suecia, Anders Arborelius; de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich; de Timor Oriental, Virgilio do Carmo da Silva; de Singapur, William Seng Chye Goh; de Paraguay, Adalberto Martínez Flores; de Sudán del Sur, Stephen Ameyu Martin Mulla y de Serbia, Ladislav Nemet.
Los más numerosos son los nacidos en 1947, hay 13 entre los que emitirán su voto, con 78 años cumplidos o por cumplir.
Sólo el cardenal Baldassare Reina es de 1970, con lo cual cumplirá 55 años el 26 de noviembre. Mientras los cardenales Leo Frank, de 1971, y Rolandas Makrickas, de 1972 no tienen coetáneos.
Veteranos del Cónclave son los cinco cardenales creados por san Juan Pablo II: el francés Philippe Barbarin, el croata Josip Bozani?, el húngaro Péter Erd?, el bosnio Vinco Puli? y el ghanés Peter Turkson.
Hay, en cambio, 22 electores que recibieron el birrete cardenalicio de manos de Benedicto XVI y 108 que lo llevan por haberlos elegido Francisco.
Entre los electores hay 33 cardenales de 18 familias religiosas; hay más salesianos, 5 (Charles Maung Bo, Virgilio Do Carmo da Silva, Ángel Fernández Artime, Cristóbal López Romero y Daniel Sturla Berhouet); hay 4 consagrados de la Orden de los Frailes Menores (Luis Cabrera Herrera, Pierbattista Pizzaballa, Jaime Spengler y Leonardo Steiner) y jesuitas también 4, (Stephen Chow Sau-yan, Micheal Czerny, Jean-Claude Höllerich y Ángel Rossi); mientras hay 3 franciscanos conventuales (François-Xavier Bustillo, Mauro Gambetti y Dominique Mathieu).
En la Capilla Sixtina votarán también 2 dominicos (Timothy Peter Joseph Radcliffe y Jean-Paul Vesco); 2 lazaristas (Vicente Bokalic Iglic y Berhaneyesus Demerew Souraphiel); 2 redentoristas (Mykola Bychok y Joseph Tobin) y 2 verbitas (Tarcisio Kikuchu y Ladislav Nemet), así como el agustino Robert Prevost; el capuchino Fridolin Ambongo Besungu, el carmelita descalzo Anders Arborelius, el cisterciense Orani João Tempesta, Gérald Lacroix, del Instituto Secular Pío X, el misionero de la Consolata Giorgio Marengo, el misionero del Sagrado Corazón de Jesús John Ribat, el escalabriniano Fabio Baggio y el espiritano Dieudonné Nzapalainga.
Lo que establece el Código de Derecho Canónico
El canon 349 del Código de Derecho Canónico especifica que los cardenales «constituyen un Colegio especial al que corresponde proveer a la elección del Romano Pontífice» y añade que los cardenales «asisten» al Papa «bien actuando colegialmente cuando son convocados juntos para tratar asuntos de mayor importancia, bien como individuos, es decir, en los diversos oficios que desempeñan, prestando su ayuda en el cuidado especialmente cotidiano de la Iglesia universal».
Es, pues, la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis la que establece que eligen al Sucesor de Pedro los cardenales que, antes del día de la muerte del Papa «o del día en que quede vacante la Sede Apostólica», no hayan alcanzado la edad de 80 años, distinguiendo así entre cardenales electores y no electores. Hasta la fecha, el Colegio Cardenalicio está formado por un total de 252 cardenales, de los cuales 135 son electores y 117 no electores.
El Cónclave no debe ser un «lugar cerrado» (como dice el propio término), sino un «Cenáculo» abierto de par en par al mundo entero, en el que impere «la libertad del Espíritu» que «rejuvenece, purifica, crea», precisó este martes el abad benedictino de San Pablo Extramuros, Dom Donato Ogliari, quien pronunció la meditación de apertura de la Sexta Congregación General en el Aula Nueva del Sínodo. A ella asistieron los cardenales llegados a Roma en vísperas del cónclave, que comenzará el 7 de mayo y deberá elegir al sucesor del Papa Francisco. El Espíritu, deseó el abad, será «el protagonista principal» de los diálogos, de las «dinámicas, a veces dialécticas» que caracterizan «todo encuentro humano», para que encienda las mentes e ilumine los ojos» por “el bien de la Iglesia y del mundo entero”.
Abriendo su meditación, Dom Ogliari subrayó cómo, «en un momento tan cargado de consecuencias para la Iglesia», como el de la elección del Pontífice, es necesario recomponer alma, mente y corazón en torno a la persona de Jesús: es Él, en efecto, a quien la Iglesia «está llamada a anunciar y testimoniar al mundo». Y si «en el centro de la misión» no está Cristo, entonces la Iglesia sería sólo «una institución fría y estéril». De ahí la exhortación del benedictino a «reposicionarse» cada día sobre esta certeza, porque sólo así será posible evitar «ser fagocitados por los halagos del mundo y por las fáciles vías de escape que nos propone». Que Cristo, añadió Dom Ogliari, sea el aliento, la brújula y la estrella polar del Colegio Cardenalicio.
Ser abiertos, valientes y proféticos
Al mismo tiempo, el abad de San Pablo Extramuros, recordó la importancia de aprender de Jesús la mansedumbre y la humildad, el amor misericordioso y compasivo: una Iglesia así enraizada, de hecho, es «abierta, valiente, profética», «aborrece las palabras y los gestos violentos», se convierte en la voz de los sin voz. Una Iglesia enraizada en Cristo, prosiguió, es «maestra de fraternidad», marcada por el respeto, el diálogo, la «cultura del encuentro y la construcción de puentes y no de muros, como siempre nos ha invitado a hacer el Papa Francisco».
Los desafíos de la Iglesia en el mundo
Dom Ogliari dedicó luego gran parte de su meditación a los desafíos de la Iglesia en el mundo, citando el cambio antropológico, las guerras fratricidas, las autocracias y los nacionalismos, los liberalismos postcapitalistas basados ??en el puro beneficio, la devastación de la Creación, los riesgos vinculados a las nuevas tecnociencias, las migraciones y «la incapacidad de la política para encontrar soluciones que respeten el principio sagrado de la acogida, la solidaridad y la inclusión»; la secularización “generalizada e invasiva” de las sociedades occidentales en particular. Se trata de una encrucijada, subrayó el abad, ante la cual la Iglesia está llamada a recorrer “sin miedo” el camino del diálogo, “intensificado por el Papa Francisco en todos los frentes”, como “elemento constitutivo de la misión eclesial”.
Los desafíos internos de la Iglesia
Dom Ogliari no dejó de referirse a los desafíos internos de la Iglesia, como la «herida purulenta» de los abusos, la rarefacción de las vocaciones sacerdotales y religiosas, la búsqueda de nuevos lenguajes para el hombre de hoy, el papel de la mujer, el riesgo del clericalismo y la burocratización del ministerio sacerdotal. Todo esto, añadió, no es una “autocompasión estéril”, sino más bien un incentivo para recordar simultáneamente “el inmenso bien que la Iglesia hace en toda latitud”, incluso allí donde profesar la fe cristiana implica “ostracismo o muerte”. De ahí la invitación a ver, en medio de tantos desafíos, «la presencia viva del Resucitado» que acompaña a su Iglesia también en medio de las dificultades de la historia. (Información Tiziana Campisi, Ciudad del Vaticano).
