Construyamos Familia Opinión

Potestad marital

Por: Carlos Fradique Mendez
EDUCACION  PARA LA VIDA EN FAMILIA
 
Esta es la lección 876 del diplomado en educación para la vida en familia y el tema es pervivencia velada de la potestad marital
 
El 2 de junio de 1975, hace 50 años, comenzó a regir el decreto ley 2820 de 1974, cuyo “objetivo principal fue otorgar igualdad de derechos y obligaciones a las mujeres y los varones, eliminando discriminaciones legales.”  Lo sancionó el Sr. Presidente ALFONSO LOPEZ MICHELSEN, de estirpe liberal progresista y por lo tanto defensor de la libertad y de la dignidad de la persona.
En el Código Civil vigente en 1974, se establecía que la mujer, especialmente la mujer casada por matrimonio solemne respecto del que prevalecía el rito católico debía obediencia al marido quien ejercía lo que se llamó potestad marital. Poder del marido, del hombre, sobre la persona y los bienes de la mujer.
El origen de ese poder tiene raíces desde la época patriarcal (Siglos XVIII, XX antes de Cristo) en la que la mujer en sus primeros años dependía del poder del padre y luego de los 14 años, edad madura para ser madre podía casarse y en la mayoría de los casos ser entregada en matrimonio para que hiciera parte de la familia del marido quien seguía con el poder del padre y podía disponer de la vida, de los oficios y de los bienes de la mujer. La mujer debía obedecer y rendir cuentas a su marido sobre su eventual vida social y debía ser como máquina reproductora de hijos.
El hombre creía que si la mujer estaba embarazada no le seria sexualmente infiel y el incumplimiento de la obligación de fidelidad era castigado, en algunas sociedades hasta con la muerte.
En Colombia hasta 1980 se autorizaba el asesinato de la mujer infiel encontrada en acceso carnal ilícito con su amante quien también era castigado con la muerte. Son tristemente célebres las defensas penales haciendo apología al honor sexual del hombre pues no era la misma condición la de la mujer, quien debía aceptar la infidelidad del hombre, quien entre más infiel más hombre y más macho.
Hagamos una breve referencia a la manera de como se ejercía la potestad marital, la que veladamente permanece en la mente de algunos hombres y de un puñado importante de mujeres.
En los casos en los que se necesitaba permiso para contraer matrimonio, la voluntad del padre, del hombre, prevalecía sobre la voluntad de la mujer.
La mujer madre podía ser privada de la educación de sus hijos si era hallada culpable de mala conducta. Mala conducta especialmente por ejercicio de sus derechos sexuales. Culturalmente el hombre promiscuo, infiel, era considera de buena conducta.
El marido tenía derecho a ser sexualmente infiel en tanto que la infidelidad de la mujer era severamente sancionada.
Literalmente el código civil disponía que “el marido debía protección a la mujer y la mujer obediencia al marido.”   Obediencia en todo, lo que convertía a la mujer como persona de propiedad del marido. Hace 50 años la mujer que convivía en lo que hoy reconocemos como matrimonio consensual, el mismo e idéntico que celebraron en la historia de fantasía de la humanidad, Adán y Eva, era socialmente condenada y relejada. En el mismo sentido la mujer al celebrar matrimonio católico, recibía la admonición  de obediencia cuando le leían la epístola de San Pablo que hoy debe estar prohibida.
 
A la par con esta deber de obediencia se reconocía al marido la potestad marital, que eran “Derechos que las leyes conceden al marido sobre la persona y los bienes de la mujer”
La potestad marital se derogó en la ley hace 50 años, pero veladamente subsiste en algunos hombres típicamente machistas y en algunas mujeres que consideran que tener un buen marido, un buen compañero se cultiva obedeciendo y haciendo lo que el hombre disponga.
¿Hasta cuando seguiremos tolerando esta forma de sumisión de la mujer? ¿Qué acciones se deben adelantar para que la mujer ejerza en igualdad de condiciones sus derechos a su dignidad humana?

Acad. Carlos Fradique-Méndez Sr.

Blog: www.vidaenfamilia.com.co