Expresidente Álvaro Uribe replica a Petro: «No escuchamos un informe presidencial, sino el testimonio de un fracaso»
–El expresidente y exsenador Álvaro Uribe Vélez se fue con todo contra Gustavo Petro, sin mencionar explicitamente su nombre, en tácita replica al discurso que pronunció el mandatario este domingo en la instalación de las sesiones ordinarias del Congreso.
«No escuchamos un informe presidencial, sino el testimonio de un fracaso», sentenció el jefe del Partido Centro Democrático. «Mientras intentan vendernos caos como cambio, millones de colombianos sufren abandono, persecución e incertidumbre», puntualizó en un mensaje que envió a través de su cuenta en X, a la senadora y precandidata presidencial María Fernanda Cabal.
Senadora María Fernanda Cabal:
“Colombia necesita mano firme y corazón grande.
Hoy no escuchamos un informe presidencial, sino el testimonio de un fracaso. Mientras intentan vendernos caos como cambio, millones de colombianos sufren abandono, persecución e incertidumbre.
Este… pic.twitter.com/Ddy4Qpqdis
— Álvaro Uribe Vélez (@AlvaroUribeVel) July 21, 2025
Previamente, por separado en un trino de dos entregas, hizo un implacable análisis sobre la gestión de Petro.
«Este gobierno también quebró la ilusión, traicionó la utopía. La única esperanza que le deja a los pobres es que los ricos también sean pobres», comienza diciendo Uribe Vélez en su primera nota, en la que desglosa lo que está dejando el mandatario del «cambio», para pugnar «por un Gobierno de transición», como titula los escritos.
«Deberíamos empeñarnos en la artesanía política que elija un gobierno y un congreso que reparen y construyan para el bienestar de todos los colombianos», puntualiza el exmandatario, para continuar haciendo las siguientes precisiones:
«La inseguridad generalizada también quebró la tranquilidad que se vivía en muchos sitios de Colombia.
El atentado contra el Dr. Miguel Uribe hace parte del designio descubierto de asesinar la oposición. Y aumenta el asesinato de soldados y policías de la Patria.
Y la rabia con la iniciativa privada quiebra la salud, elimina la solidaridad y obliga a los ciudadanos a que aumenten sus pagos de bolsillo para acceder a la atención de salud y evitar su deterioro físico y muerte.
El mejoramiento de los indicadores de salud empezó acelerado con la ley 100 y todavía presenta leves y parciales avances porque el Gobierno todavía no ha podido exterminar el Sistema.
Y el gobierno está próximo a tomar el control de los fondos de pensiones de propiedad de los trabajadores, a saquearlos para compensar la quiebra fiscal de la nación, causada por el derroche y el desgreño.
Quebraron la vivienda social, la dejaron en anuncios y en reclamos insultantes y cambios de ministros sin éxito por los esquemas ideológicos de su jefe mayor.
Arruinaron el respaldo del electorado y culpan de su fracaso al pasado del país. La única o principal forma de compensación que ofrecen a sus votantes es asignarles cargos burocráticos insostenibles, que tarde o temprano deberán ser eliminados por falta de recursos para mantenerlos.
El discurso dialéctico que atrajo electores sumidos en la vieja desesperanza se tornó soso. Para devolverle la convocatoria perdida el único recurso es el insulto.
Dilapidaron el interés expectante del ciudadano para escuchar la jefatura del Estado. Lo sustituyeron por unas mayorías obligadas a sintonizar, que miran y oyen con la fe muerta y la esperanza rendida.
Deberíamos empeñarnos en la artesanía política que elija un gobierno y un congreso que reparen y construyan para el bienestar de todos los colombianos.
En esa tarea deberíamos involucrarnos todos: los jóvenes, con el aporte de su preparación y su energía; y los mayores, movidos por la obligación con la patria, la experiencia, la ilusión renovada y la capacidad de corregir errores del pasado.
Se requiere un gobierno que gobierne desde el juramento, aplicando una plataforma construida con el más alto nivel de consenso.
Un gobierno que oriente, escuche y ejecute.
Un gobierno que dé ejemplo, que entienda que hay una palabra clave: confianza. Que la confianza se construye con transparencia.
Un gobierno que construya confianza entre el policía, el soldado y la comunidad, que muestre avances en la eliminación de la violencia, que brille por la transparencia y la eficacia en la recuperación del orden público.
Un nuevo gobierno sin vacilaciones para eliminar la droga, con el propósito de proteger a la familia, al joven y al medio ambiente.
La droga y la violencia se encargarán de espantar al turismo que se recuperó con la Seguridad Democrática y la expansión al doble de la capacidad hotelera.
Hace mucho mal el turismo sexual y de búsqueda de droga.
En 2010 Colombia envió 150 toneladas de cocaína al mercado. El último año la cifra subió a 1815 toneladas. El decomiso es un sofisma de distorsión.
Y termina esta primera parte afirmando: «El aumento de la droga y la tala de la selva crecen en proporción directa y se estimulan de manera mutua. Es excluyente el discurso de la apología de la droga con el discurso de la protección de la Amazonía».
En la segunda, el expresidente Uribe Vélez inicia afirmando que es urgente un gobierno que una a trabajadores y empresarios, para que en los unos haya confianza y en los otros dignidad en la calidad de vida, superando los obstáculos legales e ideológicos que imponen la confrontación, el desánimo de creación de empleo, la informalidad y la frustración popular.
El director de Centro Democrático continúa haciendo las siguientes consideraciones:
«El gobierno que ha destruido la economía se ufana del consumismo que se origina en dineros criminales del narcotráfico y en fuentes legales como las remesas. Este consumismo es pasajero, está soportado sobre la ruina de la economía formal.
Necesitamos un gobierno que reduzca los impuestos, desmonte el tamaño asfixiante del aparato burocrático oficial y sea capaz de financiar con credibilidad el tránsito de la quiebra a la prosperidad fiscal.
Necesitamos un gobierno que produzca el milagro de aliviar el sistema de salud, reconstruyéndolo tanto en los actores públicos como en los privados, todos vinculados por la solidaridad. Un gobierno que garantice a las fundaciones y al sector privado las condiciones fiscales y de estabilidad a largo plazo, necesarias para que puedan volver a tener confianza en Colombia. Que se privilegie a aquellos actores con certificados de excelencia.
Las pensiones de los colombianos requieren que el Sistema Único Pensional de Pilares sea administrado con la solvencia y rentabilidad que ha demostrado el sector privado. Debe cerrarse toda rendija que permita a los gobiernos extraer sus reservas para cubrir derroches presupuestales.
Colombia necesita un gobierno sin miedo a la educación alternativa, que masifique el acceso al conocimiento y a las ciencias en pleno desarrollo. Una educación que ofrezca a los jóvenes oportunidades de emprendimiento, de superación académica y de mejora en su calidad de vida. Una educación liberada de los conceptos anticuados del viejo sindicalismo gremial.
Se requiere un gobierno que fortalezca la educación alternativa, los recursos de emprendimiento, la salud y la vivienda, antes que gastar el presupuesto en subsidios monetarios, masivos y electorales.
La solidez democrática depende también de la justicia totalmente ajena a la política. Que prime el cotejo de la ley con el hecho y no la orientación política del servidor de la justicia. Requerimos un gobierno que con las cortes, los fiscales y los jueces, el legislativo y las voces legítimas de la opinión, depure la justicia de cualquier cálculo político.
Tenemos una discrepancia de fondo entre el castrochavismo que se quiso ocultar pero sus hechos y errores lo revelaron y un concepto de nueva democracia que nos exige compromiso. No es una pelea de propuestas o críticas al menudeo. Estamos ante el dilema del fracasado Socialismo del Siglo XXl o una Nueva Democracia reconstructiva y edificante.
Para finalizar, Uribe Vélez, precisa: «Construyamos un gobierno de verdadera transición, que conduzca a Colombia desde la quiebra material y el desaliento espiritual hacia una nación segura, con impulso firme, sin claudicaciones y guiada por faros éticos».

