Opinión

EL LEGADO DE JENARO PÉREZ GUTIÉRREZ

Por: Diego Calle Pérez.
CORTO Y PUNTUAL
Desde niño escuche su nombre y lo conocí en persona sentado en el escritorio de su oficina. Su nombre suena tanto como la emisora Radio Más de la que fue su mecenas. Es la figura de mayor reconocimiento, superando a Monseñor Builes y los presidentes apellido Ospina.

Muchos lo apodaron: “el señor dueño de las vacas”, Jenaro Pérez fue por 43 años el gerente de Colanta.

Su gerencia y gestión le hizo acreedor a los más destacados reconocimientos departamentales y nacionales. Fue cónsul honorario de Nueva Zelanda, su vida profesional es repleta de anécdotas políticas. Su propia vida cotidiana dan motivo para una extensa biografía con epilogo y anexo a las intervenciones de concejal y diputado. Nunca acepto ser gobernador, ni ministro de agricultura, de tajo sabía que tenía más influencia y presencia de gerente de Colanta.

Sus años más movidos fueron los montajes de la planta pulverizadora en Planeta Rica, la Planta de cuidos en Itagüí, la planta de derivados lácteos en San Pedro de los Milagros. Fue una figura paradigmática de proyectos mediáticos, ubicándose entre los mejores divulgadores de los problemas del campo nacional.

Por 30 años mantuvo la suficiente influencia de considerar quién debía ser el alcalde, concejales y diputado en los municipios del Norte Antioqueño, sus mejores aliados lo traicionaron, a muchos los consideraba y les daba trato como si fuesen hijos, nunca perdía, tenía la capacidad de bloquearlos de alguna manera, los que se alejaban de su entorno, terminaban en el olvido de la política. Algunos más osados militaban en otras sombras, sin poder tener el caudal electoral que movían su guardia pretoriana y su credibilidad ganada a pulso y confianza entre los tantos asociados a su cooperativa.

Hoy, Jenaro Pérez Gutiérrez disfruta de su buen retiro, no se le escucha en emisoras, ni le hacen homenajes con pergamino en vida. Sus herederos poco avivan el talante de su genética, los que tanto se lucraron de su poder, no fueron capaces de seguirle el ritmo, nunca se consolidaron en lo único que le faltó: tener un partido político. El legado de Jenaro Pérez.