Bogotá

Drama de leones de un circo: con el maltrato y el encierro se les olvidó hasta rugir

— El informe es de la Secretaria del Ambiente de Bogoá. Cuando Orlando Valencia Castaño, dueño del Circo Nacional de los Muchachos, se dirigió esta semana a la Secretaría Distrital de Ambiente (SDA) para solicitar un salvoconducto de movilización para dos leones africanos, nunca se imaginó que podría perder a sus dos exóticos animales.

Pero así fue. El pasado jueves 18 de diciembre, en horas de la mañana, el personal de la autoridad ambiental del Distrito, en compañía de la Sijín, llegó a lo que quedaba del Circo de los muchachos, ubicado en la calle 100 con Autopista Norte, para realizar la incautación preventiva del par de leones, Pumba (macho) y Nala (hembra), que según Valencia tenían 8 años y eran hermanos.

Bajo la sombra de un árbol reposaban los dos leones, encerrados en una jaula oxidada de 2.2 metros de largo por 1.7 de ancho. Nerviosos por la presencia de tanta gente, la hembra se paseaba por el reducido espacio, golpeándose en su frente con los barrotes. El macho, que tenía una de sus patas heridas, se limitaba a dormir y a bostezar.

El propietario de los felinos argumentó que las heridas de los leones no eran motivo del estrés o por el encierro, sino que cuando la hembra entraba en celo, ambos se golpeaban con las rejas. Sin embargo, la visita técnica realiza por la SDA en el mes de noviembre, evidenció el inadecuado manejo que se les daba a estos animales silvestres exóticos.

Fue así como la autoridad ambiental del Distrito resolvió formular pliego de cargos en contra del propietario, por incumplimiento de los deberes para con los animales y por realizar actos de crueldad con los mismos. En el momento del operativo, los funcionarios evidenciaron que la jaula había sido pintada y retocada días antes.

También se le impuso una medida, consistente en el decomiso preventivo de los dos leones africanos, y se designó como secuestre depositario al zoológico del Parque Jaime Duque, ubicado en el municipio de Briceño, hasta que Valencia aporte las pruebas que demuestren que los animales están en buen estado; sino lo demuestra, los leones se quedarán en ese zoológico.

“El propietario del circo cuenta con 10 días hábiles para presentar por escrito ante la SDA los descargos, y aportar, o solicitar si es el caso, las pruebas que considere pertinentes. Si demuestra que los animales están en buen estado de salud, y que vivían en condiciones dignas, podrá recuperar al par de leones”, dijo Alexandra Lozano, Directora Legal de la Secretaría de Ambiente.

Todas las pruebas que el dueño de los leones considere necesarias, deberán ser pagadas por el mismo. La Secretaría de Ambiente supervisará la ejecución y cumplimiento de lo dispuesto.

“Es la primera vez que la autoridad ambiental se ocupa del maltrato animal, que en este caso resulta más que evidente. Siempre las medidas preventivas referidas a la incautación y movilización de flora y fauna silvestre se basaban en la falta de salvoconductos”, puntualizó Juan Antonio Nieto Escalante, Secretario Distrital de Ambiente.

Hacia el medio día, la jaula compartida fue forrada, para evitar que los curiosos que transitan por la Autopista Norte corrieran algún peligro. A las dos de la tarde, la Sijín ancló la jaula a un camión, y los felinos fueron transportados al zoológico del Parque Jaime Duque, donde podrán dar largas caminatas.

Ya ni siquiera rugían

Aunque se han encontrado animales en peores condiciones en los circos, era evidente que los dos leones incautados por la Secretaría de Ambiente sufrían por el hacinamiento y por las condiciones de higiene en que mantenían su hábitat. Esto les generó estrés y silencio los potentes rugidos del rey de la selva.

El Circo de los muchachos, que empezó a funcionar desde el 7 de noviembre, y que actualmente tiene su carpa en Tenjo, alojaba a los leones en una pequeña jaula compartida, montada sobre cuatro llantas, de la cual casi nunca salían, afectando su comportamiento. La hembra se paseaba de un lado a otro, golpeándose constantemente la cabeza contra los barrotes.

La jaula estaba construida con oxidadas varillas de hierro en forma cuadrangular, en su gran mayoría torcidas. Debido a la humedad del piso de madera a causa de las excretas y de la remoción del agua, los animales eran vulnerables a sufrir accidentes. Además, estaban expuestos a toda clase de personas, desde los operarios del circo hasta los visitantes.

“Es evidente que las condiciones de mantenimiento de los animales repercuten en su estado general de estos. El día de la visita se evidenció que el circo no había vinculado un médico veterinario para que atendiera permanentemente a los animales”, manifestó Germán Darío Álvarez, jefe de la oficina de control de flora y fauna de la Secretaría de Ambiente.

Cuando se les revisaron los ojos, se destacó la presencia de varias lesiones cutáneas, tanto en el macho como en la hembra, principalmente en la parte frontal de la cabeza. Cicatrices en forma de corazón, ya sin pelo, y con sangre en la hembra, decoraban el rostro de los felinos.

Tanto el día de la visita como en el operativo, se comprobó que estas lesiones eran autoinducidas, es decir, que los animales se frotaban constantemente la lesión contra las rejas de la jaula. Según los expertos, un comportamiento patológico, conocido como movimiento estereotipado.

“Estos movimientos no tienen una finalidad aparente, y no se relacionan con los comportamientos naturales de los animales. Son problemas que se presentan en mamíferos en condiciones de cautiverio inadecuado, y sometidos a situaciones de estrés”, enfatizó Álvarez.

Venían del Meta

Según José Lubín Silvestre, capataz del circo, venían de la ciudad de San Martín, en el Meta, y arribaron a Bogotá el 30 de octubre de 2008. La movilización de los animales a la ciudad se amparó en un salvoconducto expedido por la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial La Macarena (Cormacarena) el 23 de octubre.

Sin embargo, el salvoconducto señaló que los dos leones no contaban con identificación. Silvestre manifestó que no sabía si los animales portaban chips. En un radicado, el dueño del circo informó que además de los dos leones adultos, cuatro cachorros hacían parte de su inventario, lo cual no estaba relacionado en el salvoconducto, ni estaban el día de la visita.

Según el capataz, el circo nunca ha contado con cuatro cachorros, y aseguró que dicha comunicación presentaba un error.

Además de los dos leones adultos, el Circo de los muchachos contaba con animales de la fauna doméstica, como caballos y llamas.

Los comentarios están cerrados.