Internacional

Raúl Castro lamenta muerte de disidente

El presidente Raúl Castro lamentó el miércoles la muerte en prisión del disidente Orlando Zapata, cuyo deceso ocurrido la víspera después de meses de ayuno ha desencadenado fuertes reacciones a nivel mundial.

La declaración sin precedentes del gobernante cubano por la muerte de un disidente se produjo en momentos que activistas de derechos humanos denunciaron el arresto de una veintena de ellos para que no participaran de las actividades relacionadas con el funeral.

«Lo lamentamos mucho», dijo Castro en comentarios a un grupo de periodistas brasileños que cubren la gira del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Inicialmente, la cancillería había divulgado un pronunciamiento del presidente sobre la muerte.

Las autoridades cubanas casi nunca comentan sobre las actividades de los disidentes, que son considerados una creación de Washington, un instrumento para destruir a la revolución.

Zapata comenzó una huelga de hambre en diciembre en protesta por las condiciones de encarcelamiento en que se encontraba, según varios disidentes.

Opositores del gobierno se congregaron el miércoles en casa de La Habana de la activista Laura Pollán en cuya fachada colocaron un enorme crespón negro en la puerta de la calle. Unas 30 personas se sentaron alrededor de una mesa en la que se instalaron velas blancas, fotos de Zapata y un libro de condolencias.

Por lo menos 20 personas fueron sometidas a «arrestos», informó a la AP Elizardo Sánchez, uno de los críticos del gobierno y quien espera que estos sean temporales.

A otros activistas de plano no se les permitió salir de sus casas el martes y miércoles, agregó.

Zapata, de 42 años, murió el martes en La Habana luego de haber sido trasladado desde una prisión en la provincia central de Camagüey, donde inició la mencionada huelga de hambre. No se especificó si además tenía alguna enfermedad.

«Estamos realizando un velatorio simbólico debido a que el cadáver se lo llevaron a Banes (en la provincia de Holguín). Lo conocí en prisión, siempre fue un hombre decente y cooperativo que se llevaba bien con todos», dijo en casa de Pollán a la AP el disidente Carmelo Díaz, uno de los 75 opositores apresados durante una redada de 2003.

Condenadas a duras penas de prisión por recibir dinero u orientación de potencias extranjeras para destruir a la revolución, varias de estas 75 personas fueron posteriormente liberadas por razones de salud, como es el caso de Díaz.

Zapata fue también encarcelado en marzo del 2003 pero no entre los 75 y durante su estancia en la prisión se fueron agregando años a su condena.

«Esta muerte obedece a la arrogancia y la falta de capacidad de calcular las consecuencias del gobierno», comentó Sánchez.

Los restos mortales de Zapata fueron enviados a Holguín, a unos 900 kilómetros al sureste de la capital, en compañía de su madre Reina Tamayo. Varios disidentes como Martha Beatriz y Vladimiro Roca se trasladaron posteriormente al lugar.

Roca indicó a la AP por vía telefónica que el sepelio había comenzado en el poblado de Banes pasado el mediodía del miércoles, tras el arribo del cadáver.

«Esto aquí está muy tenso, la madre está muy mal y hay un gran operativo (de seguridad) desplegado», comentó Roca. Además se mostró contrariado por la declaración del presiente Castro: «Es un cinismo completo, ellos dejaron morir a Zapata Tamayo», agregó.

Juan Almeida García, un ex alto funcionario e hijo del comandante fallecido del mismo nombre, que recientemente expresó su oposición al gobierno cubano que no le permite la salida del país divulgó por correo electrónico un mensaje en el que criticó al gobierno por la muerte.

«Le pregunto presidente (Raúl Castro): ¿Esto a usted no le avergüenza? ¿Tendremos que llegar a esos extremos? ¿No cree usted mejor ceder, echar a un lado la soberbia para poder escuchar?», escribió Almeida.

«Le ruego, señor, le suplico que renuncie. Lárguese de este país. Usted no merece respeto», agregó.

El gobierno español «deploró» la muerte del disidente e indicó que en Cuba existe un «déficit de derechos humanos».

La secretaria estadounidense de Estado Hillary Clinton expresó que «estamos profundamente preocupados por la muerte durante su huelga de hambre pidiendo sus derechos».

Zapata es el segundo en morir en prisión tras una huelga de hambre en 40 años, el primero fue Pedro Luis Boitel a comienzo de los 70.

Miguel Valdés Tamayo murió poco después de haber sido liberado en 2007. Fue condenado con el «Grupo de los 75», pero excarcelado debido a su delicado estado de salud.

(Con información de AP)