Internacional

Chile: comienza distribución de alimentos

Por primera vez, el gobierno inició el miércoles la distribución de raciones de comida a los desesperados sobrevivientes del terremoto del sábado en esta población que permanece bajo control militar y en donde dos potentes réplicas hicieron cundir el pánico.

Unos 150 camiones militares entraron en la mañana del miércoles a la ciudad con la primera gran carga de alimentos que fue depositada en un supermercado saqueado el domingo, donde grupos de soldados y voluntarios preparaban las bolsas plásticas con los productos para su entrega a los habitantes.

Unas horas después, dos potentes réplicas, incluida la más fuerte registrada desde el domingo, de magnitud 5,9 y 6, según el Servicio Geológico de Estados Unidos, desencadenaron el pánico debido a que ocurrieron a solo seis segundos de diferencia y en Concepción la población corrió hacia las colinas. Los bomberos avisaron con altoparlantes que los sismos no generaron peligro de un tsunami en esta ciudad cerca de la costa.

Yanira Cifuentes, de 31 años, fue la primer sobreviviente del terremoto en obtener un paquete de alimentos en un esfuerzo coordinado por las fuerzas militares para entregar comida en las zona de desastre y que incluía establecer un puente aéreo para llevar agua y provisiones a áreas aisladas.

«Vamos a tratar de guardar (los alimentos) y mantenerlos en la familia hasta que se tranquilice todo y se pueda comprar» nuevamente, expresó la mujer esposa de un militar.

Mientras llegaban las raciones, las mujeres instalaron grandes ollas para cocinar alimentos calientes en algunos barrios, con comida que consiguieron entre todos.

El almuerzo comunitario era la primera comida del día después de una larga noche de reclusión en sus casas, las que estaban en pie, o en carpas. El toque de queda de 18 horas concluyó al mediodía en esta ciudad situada a unos 500 kilómetros al sur de la capital chilena.

Los vecinos cuidaron sus viviendas durante la noche organizados en grupos con silbatos para comunicarse cuando sospechaban de la llegada de ladrones.

Prácticamente en cada esquina de Concepción había soldados vigilantes para hacer cumplir el toque de queda e interrogaban a personas que transitaban en los puestos de registro instalados cada pocas cuadras en el centro de la ciudad. En varias calles los mismos vecinos instalaron bloqueos por temor a nuevos saqueos.

En otras calles se veían cintas instaladas por los bomberos para advertir el inminente peligro de derrumbe de alguna construcción dañada por el sismo.

El general de carabineros (policía) Eliécer Salazar, dijo que hubo algunos detenidos por intento de robo en viviendas, pero no informó de saqueos a comercios, de los cuales unos pocos abrieron por primera vez desde la tragedia y fue posible adquirir periódicos, entre otros artículos.

También en la región del Maule, contigua a Concepción, los policías abrieron cuatro puestos para entregar 17.000 raciones de comidas.

El terremoto de magnitud 8,8 ocurrido el sábado en la madrugada es uno de los más poderosos de los que se tiene registro y aparte de la destrucción que provocó en el centro del país, numerosas poblaciones costeras, habitadas principalmente por pescadores, fueron arrasadas después por un tsunami, del cual no se dio ninguna alerta a la población.

El jefe de la Armada, almirante Edmundo González, admitió que el servicio oceanográfico no alertó claramente a la presidenta Michelle Bachelet de la inminencia del tsunami posterior al terremoto que dejó 802 muertos. Bachelet evitó criticar a los militares y afirmó que ahora «lo que hay que hacer es sacar todos juntos este país adelante».

En Talca, la capital del Maule, se aceleraba la instalación de un centro médico de campaña para recibir a los heridos que serán trasladados desde el viejo hospital de la ciudad, que sufrió serios daños.

Los 50.000 habitantes de Lota, a unos 40 kilómetros de Concepción, estaban sin agua y escaseaban los alimentos.

Se vieron varios campamentos con carpas pequeñas instaladas por los vecinos que se organizaron incluso para distribuir raciones alimenticias obtenidas entre la comunidad.

Las esperanzas renacieron no por la ayuda oficial. Un comerciante anónimo se comunicó con el alcalde Jorge Venegas para decirle que en las próximas horas llegarán camiones con 15 toneladas de leche, yogurt, jugos, puré de papas para distribuir entre los pobladores.

El comandante de bomberos Rodrigo Rojas dijo que por lo menos 2.000 viviendas de las 12.000 de Lota están dañadas total o parcialmente.

Expresó que sus hombres están sacando agua del río Negro y los transportan en camiones aljibe hasta los vecinos, que deben hervir el agua para utilizarla.

El principal motor económico de la ciudad eran las minas del carbón que fueron cerradas en 1996 debido al bajo precio del producto.

Venegas dijo a la AP que nueve personas murieron en Lota y que por lo menos 8.000 personas quedaron sin hogares.

«Los saqueos fueron el segundo terremoto… el gobierno subestimó la situación, nunca se dio cuenta de la envergadura de la catástrofe», dijo Venegas, quien tiene la esperanza que entre el jueves y viernes quede instalado un puente mecánico metálico para unir la carretera principal con esta ciudad, destruida en un tramo de 500 metros.

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