El ex presidente guatemalteco Alfonso Portillo (2000-2004) compareció este miércoles ante la justicia bajo fuertes medidas de seguridad, en el proceso que deberá definir su extradición a Estados Unidos, que lo acusa de lavado de dinero.
Tras escuchar la acusación de la Fiscalía y los argumentos de la defensa, los tres magistrados del Tribunal V de Sentencia suspendieron la audiencia para analizar los planteamientos y definir si darán a conocer este miércoles el fallo o en los próximos días.
Al inicio de la audiencia, celebrada en el centro de la capital guatemalteca, los tres magistrados recibieron una llamada telefónica con amenazas de muerte contra sus familias, según la jueza Morelia Ríos.
«Si no suspenden la audiencia, en quince minutos los matamos (a los familiares)» indicaron en la llamada, dijo Ríos.
Sin embargo la sesión continuó. El fiscal Juan Francisco Sandoval argumentó que la extradición es viable debido las pruebas contundentes presentadas por la justicia norteamericana.
La acusación da cuenta de al menos 17 transacciones sospechosas de lavado de dinero por unos 70 millones de dólares, tanto en suelo estadounidense como en europeo cuando Portillo ocupó la presidencia.
No obstante reconoció que el convenio de extradición entre Guatemala y Estados Unidos firmado en 1903, no establece lavado de dinero, aunque consideró que Guatemala ratificó en 2006 la convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción que incluye ese delito.
Entre tanto, la defensa del ex presidente insiste en que el proceso de extradición a Estados Unidos es ilegal debido a que México, que dio el aval, se extralimitó en sus funciones, según el abogado Telesforo Guerra.
Portillo, al tomar la palabra durante 45 minutos, descalificó la acusación estadounidense. Es «descabellada, burda y eminentemente política, una maniobra descarada, malintencionada de parte de quienes fraguaron y establecieron que debían extraditarme a Estados Unidos».
Se trata, dijo, de un juicio «eminentemente político» y de «revanchismo» porque se negó a apoyar «la invasión en Irak» en el 2003.
«Yo fui el único presidente (de Centroamérica) que no firmé la carta y no apoyé la invasión y eso me están cobrando», agregó. «Mi argumento fue que mi país ya había sido invadido en el pasado».
Estados Unidos impulsó una invasión a Guatemala en 1954 para derrocar al presidente Jacobo Arbez, quien promovió una reforma agraria y expropió tierras bajo intereses norteamericanos.
El ex mandatario recordó que la negativa a apoyar la guerra en Irak se la hizo saber al actual embajador estadounidense, Stephen McFarland, que en ese tiempo fungía como ministro consejero de la sede diplomática.
Según la denuncia estadounidense, los recursos malversados provenían del erario guatemalteco, así como de donaciones del gobierno de Taiwán para programas educativos y que fueron a parar a cuentas familiares en Europa y el Caribe.
Portillo fue capturado el 26 de enero en el Caribe guatemalteco cuando se disponía a huir a Belice para escapar de la justicia.
El ex gobernante fue deportado de México en octubre de 2008 después de permanecer cuatro años refugiado en ese país.
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