El presidente de Francia mandó el miércoles a la policía a despejar los bloqueos en depósitos de combustible que causaron desabastecimiento, mientras los sindicatos intensificaban su resistencia a una reforma al sistema de pensiones que se votará esta semana.
El ministro del Interior, Brice Hortefeux, dijo que tres depósitos importantes fueron desbloqueados durante la madrugada, y el presidente Nicolas Sarkozy declaró que no dejará que se paralice el país por protestas contra una reforma que busca elevar la edad de retiro de 60 a 62 años.
«Si este desorden no termina rápidamente, el intento de paralizar el país podría tener consecuencias para el empleo al interrumpir el normal funcionamiento de la economía», dijo el presidente durante una reunión de gabinete en comentarios difundidos por su despacho.
El mandatario volvió a prometer que hará aprobar la reforma al sistema de pensiones.
Con una votación en el Senado que se espera antes de que termine la semana, los sindicatos trataban de hacer sentir su presión sobre sectores cruciales de la economía con un noveno día de huelgas en refinerías, un tráfico más lento de los camioneros en las principales rutas, y abandono de tareas en los aeropuertos regionales.
La ola de protestas, en la que al menos un millón de personas participó el martes de las marchas, o 3,5 millones según los sindicatos, se ha convertido en el mayor y más persistente desafío a las medidas de austeridad y reformas económicas que se están adoptando a lo largo de Europa.
Apoyados por una mayoría de los votantes, los sindicatos están tratando de obligar a Sarkozy -cuyos índices de aprobación están cerca de mínimos de 18 meses en vísperas de una elección presidencial- a retroceder en la que se considera la reforma insignia de su presidencia.
El gobierno de centroderecha se ha mantenido firme ante la ola de protestas y huelgas iniciada el pasado verano boreal y que ha cobrado fuerzas la semana pasada, cuando golpeó el abastecimiento de combustible, el transporte y el tráfico aéreo.
Protestas esporádicas continuaban el miércoles, con algunos grupos que bloqueaban los accesos a los aeropuertos de Toulouse, Burdeos, Nantes y Clermont Ferrand y los servicios ferroviarios seguían siendo reducidos.
«Manifestar es una cosa, bloquear es otra. No dejaremos que el país sea bloqueado», dijo el portavoz de Gobierno Luc Chatel a la radio RTL, explicando la orden dada por Sarkozy a la policía.
Las protestas del martes fueron mayormente pacíficas pero episodios de violencia surgieron durante algunas marchas, particularmente en la ciudad de Lyon, donde cientos de manifestantes con los rostros cubiertos incendiaron autos y rompieron vidrieras. El miércoles se produjeron nuevos disturbios en Lyon. Reuters