Por eventuales problemas de orden público, la juez 34 de garantías ordenó el lunes que el cuerpo de Víctor Julio Suárez Rojas, alias «Mono Jojoy», sea sepultado en Bogotá, y no su tierra natal.

La decisión fue apelada de inmediato por el abogado Rodolfo Ríos, que representa a parientes del ex guerrillero.

«Nosotros apelamos en segunda instancia porque precisamente nuestro objetivo y el propósito es que se haga santa sepultura en la población de Cabrera, Cundinamarca, donde él (‘Mono Jojoy’) nació», dijo el abogado en entrevista telefónica.

En su decisión, la jueza Paula Jiménez decidió que «entregan el cuerpo (a los parientes), pero con la condición de que sea sepultado en Bogotá y la juez argumentó (su fallo en) por problemas de orden público».

La jueza citó datos entregados por el ejército y la policía asegurando que «el orden público se ve alterado con frecuencia en esa zona» originaria del fallecido guerrillero, pero «no es cierto, el control militar es amplio y muy fuerte (…) Las FARC no tienen intención de robarse el cuerpo», aseguró.

La apelación sería decidida en unos 15 a 20 días hábiles, agregó el abogado.

Los familiares de “Jojoy” desean sepultarlo en Cabrera, localidad del departamento de Cundinamarca a unos 80 kilómetros de Bogotá, porque allí nació y ahí viven los parientes, según explicó el abogado.

Ni el gobierno del presidente Juan Manuel Santos ni la Fiscalía General han hecho un pronunciamiento oficial público sobre cuál debería ser el destino de los restos del “Mono Jojoy”.

En el pasado la entrega y sepultura de otros dos jefes de las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se ha hecho en el mayor de los sigilos por parte del Instituto de Medicina Legal y las familias, por lo cual se desconoce exactamente dónde están enterrados.

Tras ser abatido en una zona del sur del país el 22 de septiembre, el cadáver del «Mono Jojoy» fue trasladado a Bogotá y se encuentra en la morgue central desde el 24 de septiembre, dijo el abogado.

El abatido jefe guerrillero, de 57 años y uno de los siete miembros del «secretariado» o jefatura guerrillera, era visto como el artífice de los mayores golpes dados al ejército colombiano en los 90 y comienzos de esta década.

The Associated Press