Se trata de una población que, por razones que se desconocen, decidió no atender los llamados de la Consejería para la Reintegración a reportarse y retomar el proceso de regreso a la vida civil.
Hasta finales del año pasado, esa decisión era voluntaria y alejarse de los programas no implicaba más que la pérdida de algunos beneficios económicos y académicos.
Pero ahora, tras las sentencias de las Cortes Suprema y Constitucional sobre la situación jurídica de los desmovilizados de las autodefensas, ellos tienen que presentarse de manera obligatoria.
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