Ninguna pista tienen hasta ahora las autoridades sobre los autores del asesinato de los sacerdotes Rafael Riátiga y Richard Piffano Laguado, ocurrido el miércoles pasado al suroccidente de Bogotá.
Contrario a lo que se dijo en un principio, los investigadores establecieron que al parecer el crimen de los prelados se produjo en desarrollo de un presunto atraco, pues al parecer uno de los religiosos había retirado poco antes una gruesa suma de dinero de una sucursal bancaria.
Por esa razón el fiscal del caso solicitó levantar la reserva bancaria y establecer los últimos movimientos financieros realizados por ambos sacerdotes.
El director de la Policía Nacional general Oscar Naranjo hizo un vehemente llamado a la ciudadanía de la capital de la república para que colabore en el esclarecimiento del crimen de los sacerdotes Rafael Riátiga y Richard Laguado.
El oficial advirtió que la Policía Nacional le da la mayor prioridad a la captura del o de los autores del doble asesinato.
Los investigadores indicaron que al parecer el asesino viajaba en el mismo carro con los sacerdotes, pues los disparos se hicieron desde el interior del vehiculo.
El secretario de la Conferencia Episcopal, monseñor Juan Vicente Córdoba, indico que de acuerdo con la información que se ha recopilado hasta ahora, el asesino viajaba en el mismo carro de los sacerdotes y luego de cometer el crimen huyo en una motocicleta.
Monseñor Córdoba urgió a las autoridades a que esclarezcan que hay detrás de este crimen, que se sepa la verdad y que se haga justicia”.
El obispo destacó que ninguno de los sacerdotes había recibido amenazas.
Los dos sacerdotes habían salido el pasado miércoles a las 10 de la mañana de la iglesia San Juan de la Cruz de Kennedy con rumbo desconocido. Una de las últimas personas que habló con los ellos aseguró que salieron a comprar un carro.
Diez horas después, hallaron los cuerpos de los prelados en un carro, Aveo negro modelo 2008, de placa CDX 505 abandonado en la Carrera 94A con Calle 43 Sur, en el barrio Dindalito de la misma localidad.
Uno de los cuerpos estaba en la silla del copiloto y el otro en la parte de atrás del vehículo.
El padre Rafael Reátiga Rojas, de 35 años, era párroco de la iglesia Jesucristo Nuestra Paz, ubicada en la localidad de Bosa, mientras que el padre Richard Piffano Laguado, de 36 años, era párroco de San Juan de la Cruz, ubicada en la localidad de Kennedy.
Reátiga estaba asignado a esa parroquia desde el 18 de junio del 2006. También se desempeñaba como ecónomo general de la diócesis de Soacha.
Los obispos de las diócesis de Soacha, monseñor Daniel Caro, y de Fontibón, monseñor Enrique Sarmiento, condenaron el crimen de los prelados y manifestaron “la expresión de dolor de las diócesis, obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos y laicos por el crimen a manos de la delincuencia común, de estos sacerdotes que prestaron valiosos servicios a las diócesis”.
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