Internacional

Renuncian tres de los más cercanos colaboradores de Obama

La partida de David Axelrod (foto), mano derecha de Barack Obama, no es ninguna sorpresa. Siempre dijo que se alejaría del gobierno luego de dos años; y se suma a la de su secretario de prensa, Robert Gibbs y el jefe de personal Rahm Emanuel.

Axelrod era asesor especial de Obama, además de amigo, y tenía una enorme influencia en el mandatario y en el equipo presidencial. Tanto él como Gibbs y Emanuel son tres hombres de confianza de Obama.

Emanuel renunció para buscar la alcaldía de Chicago.

Axelrod niega que Obama se esté quedando desamparado porque se van algunos colaboradores. Destaca la capacidad de sus reemplazantes – Bill Daley como jefe de personal, Jay Carney como secretario de prensa y David Plouffe como asesor especial – y resalta: «Tienen que recordar algo: El corazón de la operación de Obama es Obama».

Axelrod cree que Obama superó el golpe que representó la victoria de los republicanos en los comicios de noviembre, en que asumieron el control de la Cámara de Representantes, ganaron terreno en el Senado y se apoderaron de numerosas gobernaciones.

Dice que el presidente supo transar cuando fue necesario, diseñó nuevas estrategias a largo plazo y mostró sus condiciones de líder, que le permiten encarar el futuro con optimismo.

En su opinión, los éxitos legislativos de diciembre y la nueva visión que presentó Obama son un modelo a seguir en los dos próximos años, en que el presidente tratará de sentar las bases de su reelección.

Axelrod, quien aseguró que desempeñará un papel importante en la campaña, sostiene que Obama está en buena posición.

Luego de la victoria republicana de noviembre, se habló mucho de los problemas económicos, de la expansión del gobierno y del plan de salud aprobado durante la gestión de Obama, que los republicanos quieren anular. Lo más grave, también se dijo que Obama había perdido la conexión especial que tenía con la gente. Que la Casa Blanca perdía demasiado tiempo resolviendo problemas y no aportando ideas.

Esto exasperó a Axelrod, el hombre que siempre cuidó la imagen de Obama, y quien no soporta la mentalidad simplista que lo mide todo en términos de ganadores y perdedores en la política.

«Costaba mucho hacer que se transmitiese nuestro mensaje», dijo Axelrod. «Aprendimos algunas lecciones. Creo que en los últimos 60 días lo hicimos mejor».

El panorama comenzó a cambiar en los últimos momentos de la sesión legislativa del 2010, cuando Obama logró la aprobación de un plan impositivo acordado con los republicanos, un pacto nuclear con Rusia y el levantamiento de la prohibición de los gay en el servicio militar.

Acto seguido Obama se tomó una reparadora vacación en Hawai, aprobó algunos cambios de personal y respondió a la matanza de Arizona con un discurso unificador que hasta sus detractores elogiaron. Luego pronunció el informe anual sobre el Estado de la Unión – el proyecto de despedida de Axelrod -, en el que planteó una agenda económica para el futuro.

Ahora habrá que ver si Obama puede ponerse de acuerdo con los republicanos en torno a cómo reducir el desempleo y la deuda.

Al mismo tiempo, deberá comenzar a trabajar en la reelección. El estado de la economía será clave en esa campaña y los expertos dicen que la recuperación de la recesión será larga. El gran interrogante es si el electorado opinará que los progresos son lo suficientemente rápidos.

«Sí, habrá gente que seguirá sufriendo», comentó Axelrod. «El asunto es el siguiente: ‘¿La alternativa (republicana) ofrece más esperanzas?’. Creo que estamos bien situados».

Axelrod dice que es imposible pronosticar quién será el candidato republicano.

Para ganar, no obstante, Obama deberá recomponer la coalición de independientes, votantes ocasionales y demás que lo llevó a la victoria hace dos años.

«Nuestra filosofía será la misma que antes», expresó Axelrod, quien tiene 55 años y regresará a Chicago, donde lo esperan su esposa y algunas entradas para conciertos de música sinfónica. También tiene reservada su mesa en su «deli» de siempre, Manny’s.

Verá más a sus hijos, descansará un poco, dará disertaciones, escribirá un poco, ofrecerá asesoría política y colaborará en la campaña de reelección.

Y no le quepa duda de que, desde afuera, seguirá aconsejando a Obama.

AP