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Alvaro Uribe no cambia agenda en Argentina; autoridades redoblan su seguridad

El expresidente Alvaro Uribe Vélez ha guardado hasta ahora silencio frente al presunto atentado del que iba a ser objeto en la ciudad de Buenos Aires y solo notificó a través de sus asesores que no modificará la agenda y que por lo tanto dictará la conferencia en el mismo teatro Gran Rex donde se encontró la bomba.

Uribe Vélez se ha negado a dar declaraciones a los medios periodísticos bonaerenses, mientras las autoridades indicaron que hasta ahora no ha sido posible identificar posibles autores del frustrado atentado o a algun grupo delincuencial que esté implicado en el hecho y que necesariamente tiene que tener relación con similares de Colombia.

La Policia Federal dispuso redoblar el esquema de seguridad para garantizar la integridad del exmandatario colombiano mientras dure su estancia en territorio argentino.

Entre tanto, la prensa argentina destaca hoy la conmoción que causó el presunto atentado terrorista que se iba a ejecutar en Buenos Aires contra el expresidente Álvaro Uribe, tras el hallazgo de un artefacto explosivo en el Teatro Gran Rex, donde el exmandatario colombiano iba a dictar una conferencia.

La policía argentina definió el artefacto explosivo “como una bomba de estruendo con efecto rompedor de escasa importancia”, que estaba programado para estallar a las 16 y 30 de la tarde cuando el expresidente Uribe, tras dictar una conferencia, participaría en un coctel junto con unos ochocientos invitados.

Sin embargo, el juez federal Norberto Oyarbide dijo que aunque se trataba de un explosivo simple, este era suficiente para producir una estampida humana como la sucedida en el año 1968 en la “puerta 12” del Estadio de River, donde murieron 71 personas por una avalancha humana.

El vocero de la Federal, comisario Néstor Rodríguez, precisó que el artefacto estaba dentro de una caja de cartón, de 9,5 centímetros por 12, y 5,3 de alto. Dentro de la caja “había un teléfono celular, con una batería de nueve voltios, cables unipolares y un ignitor eléctrico para pirotecnia que, a su vez, tenía una carga primaria compuesta por dos bombas de estruendo de dos pulgadas”.

El supuesto atentado se frustró cuando Héctor Fernández, empleado del teatro desde hace veinte años, halló de casualidad la caja en una garganta de iluminación. La agarró con las manos y la puso en el piso, pero ante las sospechas, se llamó a la Policía Federal, que llegó pronto y la hizo detonar.

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