
James Holmes, quien disparó indiscriminadamente durante el estreno de la última película de batman en Colorado, y donde murieron 12 personas y más 58 resultaron heridas, fue acusado este lunes de 24 cargos de homicidio en primer grado, 116 de intento de homicidio, uno de posesión de artefactos explosivos y otro por crimen de violencia, para sumar un total de 142 cargos.
De ser declarado culpable de esos cargos, Holmes de 24 años, sería condenado a una sentencia mínima de cadena perpetua sin la posibilidad de libertad condicional, aunque la Fiscalía todavía podría pedir la pena de muerte si encuentra que hubo premeditación en el ataque del pasado 20 de julio.
El juez a cargo del caso, William Sylvester, le preguntó a Holmes si accedía a dejar sin efecto su derecho a una audiencia preliminar dentro de 35 días. Holmes dijo «Sí», siendo esa la única palabra que pronunció durante la audiencia.
La nueva audiencia será el próximo 12 de noviembre. Se espera que ese procedimiento, en el que se leerá el acta completa de los cargos, lleve una semana.
Holmes permanece detenido en confinamiento solitario en la cárcel del condado Arapahoe y está representado por dos defensores públicos, Tamara A. Brady (quien se sentó junto a Holmes en la primera audiencia judicial) y Daniel King.
Según las pesquisas de la policía de Colorado y del FBI, Holmes empleó una pistola del calibre 40, una escopeta y un fusil semiautomático para disparar contra 71 personas, de las que mató a 12. La fallecida de menor edad, seis años, fue Veronica Moser-Sullivan. Su madre, Ashley Moser, quedó herida en estado grave, y el pasado fin de semana sufrió un aborto.
El fallecimiento del feto no afectará a los cargos presentados este lunes, ya que la ley de Colorado contempla la imputación en casos de homicidio sólo para aquellas víctimas “que hubieran nacido y estuvieran vivas”. Holmes dejó, además, una trampa con explosivos en su vivienda, con la intención de provocar otra matanza en el edificio de apartamentos en el que residía.
Según unos documentos presentados por los abogados de Holmes en estas vistas preliminares, el tirador estaba bajo tratamiento psiquiátrico, bajo la tutela de la doctora Lynne Fenton, que según la página web de la Universidad de Colorado en Denver dirige los servicios de salud mental de los alumnos en ese campus.
Holmes había recibido una beca del Instituto Nacional de Salud de EE UU para estudiar un posgrado en Neurociencia en ese centro educativo, pero abandonó sus estudios en mayo, después de suspender un examen.
Holmes le envió a su psiquiatra un cuaderno en el que, según la policía, describía planes para perpetrar la matanza. Ese cuaderno nunca se llegó a entregar a la doctora Fenton. Se quedó en un almacén de correos del campus, hasta que los agentes lo recuperaron, el lunes de la semana pasada.
La defensa, de oficio, ha pedido que se le entregue el cuaderno, cuyo contenido debería estar protegido por la confidencialidad entre un paciente y su médico, según alegan los abogados. El juez aun no ha decidido al respecto. Además, ha declarado el secreto de sumario, lo que le impide a la Universidad de Colorado revelar información sobre el estudiante.
Santa Fe con agencias