La Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), reiteró sus principios de defensa de la vida y la dignidad humana desde la concepción hasta la muerte natural, e hizo un llamado urgente a la movilización de las conciencias y a un común esfuerzo para poner en práctica una estrategia en favor de la vida.

Monseñor José Daniel Falla Robles, secretario general de la CEC, rodeado de un grupo de mujeres colombianas que encuentran en la Iglesia el respaldo para promover el respeto por la vida, se dirigió a la opinión pública en nombre de todos los obispos del país y dio lectura al mensaje titulado: “por la vida y por la mujer”.

“Precisamente ahora cuando iniciamos un proceso de paz que pretende, con la ayuda de Dios poner fin al conflicto armado, es necesario recordar que una sociedad justa y pacífica debe afirmar, promover y custodiar el primero de los derechos fundamentales de la persona humana: el derecho a la vida”.

El mensaje señala que “por ninguna circunstancia por grave que parezca puede justificar ni convertir en legal o moralmente aceptable el hecho de causar intencionalmente la muerte a un ser inocente”.

Los obispos indican que “una sociedad que promulga leyes, que suprimen o condicionan el ejercicio del derecho a la vida… atenta contra la igualdad y la dignidad de sus propios miembros…”.

Llaman además la atención respecto a que el aborto no contribuye a garantizar los derechos de la mujer o a reafirmar su libertad.

“La violencia contra las mujeres en nuestra sociedad pasa por el desconocimiento de su dignidad y vocación en la transmisión de la vida, el menosprecio por sus enormes aportes a la convivencia y a la paz…”.

Ante esta problemática la Iglesia Católica hace un llamado al Gobierno para que se creen y fortalezcan políticas de Estado que ayuden y protejan a las mujeres y sus hijos.

Frente a cómo debe actuar la Iglesia ante esta realidad que interpela a la sociedad colombiana, el mensaje señala que se debe fortalecer el apostolado a favor de la vida y brindar un acompañamiento a las familias.

“Es urgente ofrecer una adecuada educación afectiva y sexual, basada en una visión integral de la persona humana, de su dignidad y de sus valores”, por lo que la Iglesia hace un llamado a las instituciones, colegios y universidades para que se implementen itinerarios formativos dirigidos a niños, adolescentes, jóvenes y adultos.