Ciencia y Tecnología

Los mitos urbanos más extendidos por Internet

Gaseosas que sirven como anticonceptivos, endulzantes que causan lupus y esclerosis o un aceite de cocina que es la creación genética de unos genios del mal, son algunos de los correos electrónicos que se mueven a diario en el mundo y que, en muchos casos, se toman como la verdad absoluta y científica acerca de alimentos que en realidad están libres de peligro e incluso, que son benéficos para la salud.

Es tal la proliferación de estas leyendas urbanas que incluso existen sitios en internet dedicados a cazar muchos de los mitos que circulan en e-mails, redes sociales y en cadenas de mensajes y a revisar su veracidad.

Como es lógico, la mayoría de esos mitos resultan siendo fraudulentos y un compendio de mentiras y verdades a medias que como cualquier teoría conspirativa atan cabos que hacen que una información falsa parezca una historia sólida.

Los reyes de la desinformación
Entre los muchos mitos que circulan por la red, hemos seleccionado tres de los más sonados y revisamos su veracidad con el doctor Álvaro Ruiz, especialista en Medicina Interna y Magister en Epidemiología Clínica, investigador en enfermedad cardiovascular y enfermedades coronarias y más de 30 años de experiencia profesional.

Mito #1. La canola es un aceite tóxico:
Este correo, que incluso ha sido traducido a varios idiomas, asegura que el de canola es un aceite industrial y que su nombre real, colza, se ha cambiado para esconder sus características tóxicas.

Realidad:
La verdad es que, contrario a lo que asegura este mito, el aceite de canola es uno de los aceites más sanos que ha produce el hombre porque tiene el contenido más bajo de grasa saturada. Su nombre corresponde a las siglas de Canadian Oil Low Acid, pero no para esconder sus características tóxicas, sino para indicar que es una variedad de colza con bajo contenido de ácido erúcico, lo que indica que el aceite de canola por su alto contenido en ácido oleico (similar a los niveles encontrados en el aceite de oliva), bajo contenido de grasas saturadas y alta concentración relativa de omega 3 y omega 6, es particularmente saludable para el corazón. Algunos médicos incluso lo llaman el aceite del corazón.

Mito #2 El aspartame causa cáncer
Este correo asegura que se ha probado que el aspartame, un edulcorante no calórico presente en algunas bebidas y alimentos, es el responsable de cáncer, tumores cerebrales, lupus y esclerosis múltiple.

Realidad
Sobre este ingrediente en particular ha habido tantas leyendas que cuando aparecieron los últimos estudios que sugerían que los edulcorantes de alta intensidad podrían estar asociados con nacimientos prematuros, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) revisó el estudio y publicó un aviso en su página web, destacando los defectos en el estudio y las malas interpretaciones por los autores y concluyeron que no aportó ninguna prueba creíble sobre los efectos adversos de los edulcorantes. Así mismo, la Administración de Alimentos y Drogas de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha indicado que antes de la aprobación del aspartame para entrar en el mercado de ese país se realizaron y revisaron más de 100 estudios clínicos y toxicológicos distintos con el fin de establecer la aceptación. Así mismo, la misma FDA afirma que desde 1981 cuando el producto entró al mercado, ha habido numerosas investigaciones serias de seguimiento y ninguna ha resultado negativa.

Mito #3 La margarina no es natural y es mejor la mantequilla
Este mito afirma que la margarina es un producto artificial, con una fórmula parecida a la del plástico y que se usa para engordar pavos. Por eso es mejor consumir mantequilla que, según afirma el correo, es un producto natural.

Realidad
La margarina es un alimento hecho de aceites vegetales, por lo que no contiene colesterol. Este alimento también contiene grasas buenas: polinsaturadas y monoinsaturadas, que ayudan a combatir el colesterol malo (LDL). La mantequilla, está hecha de grasas animales, de modo que contiene colesterol y altos niveles de grasas saturadas. Aunque algunas margarinas efectivamente pueden contener grasas trans, la normatividad colombiana exige que esto se indique en las etiquetas nutricionales del producto. Por su parte, si su fórmula fuera parecida al plástico no habría posibilidad de que las agencias de vigilancia de alimentos y asociaciones médicas del mundo aceptaran su consumo.

Los comentarios están cerrados.